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Vet Market » Profesión » 10 oct 2025

Día Mundial de la Salud Mental

¿Por qué algunos tutores reaccionan con violencia en la clínica veterinaria?

Ansiedad, irritabilidad y agotamiento emocional se reflejan en las reacciones de muchos tutores de animales en la consulta veterinaria. Comprender este contexto es clave para prevenir episodios de agresión y cuidar la salud mental de los profesionales.


Un estudio reciente del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) revela que más de un tercio de la población argentina atraviesa algún nivel de malestar psicológico. En este contexto, los veterinarios enfrentan con frecuencia reacciones desmedidas o agresivas de los tutores, un fenómeno que no solo afecta la relación profesional-cliente, sino también el bienestar emocional de quienes ejercen la medicina veterinaria.

La consulta veterinaria suele ser un espacio cargado de emociones. Los tutores llegan con ansiedad, miedo por la salud de su animal, presiones económicas y, en muchos casos, con un umbral de tolerancia reducido. Según los últimos relevamientos del OPSA, el 35% de los argentinos presenta algún nivel de malestar psicológico y alrededor del 9% está en riesgo de padecer un trastorno mental. Los síntomas más frecuentes son ansiedad, insomnio, agotamiento emocional e irritabilidad, un cuadro que ayuda a explicar por qué la agresividad hacia los profesionales de la salud -incluidos los veterinarios- se vuelve cada vez más frecuente.

 

Entre la angustia y la agresión

La incertidumbre frente a un diagnóstico, los costos de un tratamiento, la sensación de impotencia ante una enfermedad grave o la vivencia de la eutanasia son factores que pueden detonar reacciones desproporcionadas. Para el tutor, el animal es parte de su familia; para el veterinario, es también un paciente que requiere decisiones técnicas y, muchas veces, difíciles de comunicar.

Cuando estas dos perspectivas chocan en un contexto social marcado por altos niveles de estrés y malestar psicológico, la agresión verbal -y en ocasiones física- puede aparecer como una vía de descarga. La investigación de la UBA señala que los niveles de malestar son más altos en mujeres, en personas jóvenes y en quienes cuentan con menos recursos socioeconómicos, factores que coinciden con los perfiles que, en la práctica clínica, suelen manifestar mayor conflictividad.

 

Impacto en la profesión veterinaria

Para los veterinarios, la agresividad de un cliente no es un hecho aislado: se suma a largas jornadas de trabajo, a la carga emocional de atender animales enfermos y al estrés económico del propio consultorio. La reiteración de estos episodios puede provocar desgaste emocional, burnout e incluso abandono de la profesión.

 

Estrategias posibles

Frente a este escenario, resulta clave adoptar medidas de cuidado tanto para tutores como para profesionales:

- Comunicación empática y clara: explicar diagnósticos y costos con tiempo, evitando tecnicismos.

- Espacios de contención: ofrecer instancias de escucha activa y derivación a servicios psicológicos cuando se perciban signos de malestar grave.

- Protocolos de seguridad y límites: establecer pautas en la clínica para prevenir episodios de violencia.

- Cuidado del equipo veterinario: fomentar la capacitación en manejo de conflictos, pero también brindar apoyo psicológico para los profesionales.

 

Tips para manejar la agresión de tutores en la consulta

- Mantener la calma: no responder a la agresión con más agresión. Un tono sereno ayuda a bajar la tensión.

- Escuchar activamente: permitir que el tutor exprese su malestar sin interrumpir, mostrando empatía pero sin justificar actitudes violentas.

- Claridad en la comunicación: explicar diagnósticos, tratamientos y costos con lenguaje sencillo, sin tecnicismos que generen más confusión.

- Establecer límites: dejar en claro, con respeto y firmeza, que la violencia no será tolerada en el consultorio.

- Contar con protocolos de seguridad: tener definido cómo proceder ante episodios graves (ej. presencia de un tercero, derivación o finalización de la consulta).

- Cuidar al equipo veterinario: tras un episodio de agresión, conversar en grupo, compartir lo sucedido y, si es necesario, buscar apoyo psicológico.

La violencia en la clínica no debe naturalizarse. Entender sus causas es el primer paso para desarmarla y construir un vínculo más sano, donde tanto animales como personas encuentren un espacio de cuidado y respeto mutuo.

 

 


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