Expedición Científica CSIC-UNESPA
Confirman que la influenza aviar de alta patogenicidad se expande por la Antártida
Una expedición científica integrada por científicos de diferentes nacionalidades y disciplinas, con veterinarios expertos en fauna salvaje, virólogos y biólogos moleculares, confirmó la presencia del virus de la influenza aviar de alta patogenicidad en todas las especies animales analizadas en seis islas ubicadas al norte de la península antártica.
"El virus de la influenza aviar altamente patógena (HPAI H5N1) se extiende por la Antártida". Esta afirmación la realizó la expedición española del CSIC-UNESPA, que a bordo del velero Australus, está recorriendo la península antártica con el objetivo de monitorear la presencia del virus en la Antártida.
Los primeros resultados de la campaña liderada por Antonio Alcamí, profesor de investigación del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC-UAM), han confirmado la presencia del virus en todas las especies detectadas en seis islas del mar de Weddell, en la Antártida.
Este resultado positivo se ha obtenido en 42 animales, correspondientes a 28 cadáveres de especies como la foca cangrejera, skuas (págalos), gaviota, paloma antártica, pingüino Adelia y pingüino Papúa; y 14 individuos vivos de skuas y pingüinos de Adelia y Papúa. “La carga viral en los animales muertos fue muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la proximidad de los cadáveres”, explica Alcamí.
La presencia del virus HPAI fue confirmada por múltiples pruebas de laboratorio, incluyendo PCR específicas para el virus de la gripe y el subtipo H5, seguidas de una secuenciación de la región de corte de la proteasa, lo que define con una certeza del 100% la presencia del virus HPAI.
Especialmente relevante es la presencia del virus de la gripe aviar de alta patogenicidad en colonias de pingüinos aparentemente sanas. Su detección en ejemplares vivos de pingüinos de Adelia y Papúa indica que la infección puede estar extendiéndose en colonias sin causar una mortalidad elevada. “No sabemos si los pingüinos se expusieron al virus el año pasado y tienen inmunidad protectora o si son más resistentes de lo que esperábamos”, señalan los investigadores.
En el ámbito geográfico, el caso más llamativo es el de Tay Head (Isla Joinville), donde la prevalencia del virus es particularmente alta. En esta zona, la infección ha afectado con especial virulencia a las focas cangrejeras.
Tras realizar muestreos en siete zonas del mar de Weddell (como las islas Devil, Beak, Beagle o Heorína), la expedición se desplazará al sur de la península antártica para estudiar nuevas áreas que permitan conocer mejor la dispersión del virus. “Nuestro objetivo es elaborar un estudio completo sobre la distribución del virus”, concluye Antonio Alcamí.
Investigación a bordo del velero Australis
La expedición científica analiza durante seis semanas la presencia del patógeno en la península antártica, las islas Shetland del Sur y el mar de Weddell. Estos trabajos se realizan a bordo del velero Australis, un barco que cuenta con una gran experiencia en navegación en la Antártida, permite alcanzar puntos de difícil acceso y cuenta con los sistemas más modernos de navegación y comunicaciones vía satélite.
El equipo está formado por tres miembros de la tripulación y ocho científicos de diferentes nacionalidades y disciplinas, con veterinarios expertos en fauna salvaje, virólogos y biólogos moleculares. Se ha instalado en el propio velero un laboratorio de diagnóstico molecular por PCR en tiempo real y de secuenciación del virus, que permite al equipo diagnosticar los casos rápidamente. Además, todas las muestras recogidas durante la expedición se obtienen siguiendo estrictos protocolos de seguridad.
La evolución del virus de la Antártida
La cepa H5N1 de alta patogenicidad del virus de la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral, pero recientemente se ha adaptado para propagarse entre la fauna salvaje. Desde 2020, su propagación ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo y, en 2022, se confirmó su llegada a Sudamérica.
Su esperada expansión a la Antártida fue confirmada por primera vez el 24 de febrero de 2024 gracias a los descubrimientos realizados por los investigadores del CSIC Ángela Vázquez y Antonio Alcamí. En marzo de 2024, los resultados de la HPAI Australis Expedition, en la que participaron Begoña Aguado y Antonio Alcamí, mostraron la dispersión de la gripe aviar de alta patogenicidad en la península antártica, donde se observaron altos niveles de mortalidad en aves skuas.
En julio, este descubrimiento fue seguido por la confirmación de la presencia del virus en la Antártida, por primera vez, en un mamífero marino. Desde entonces, los investigadores e investigadoras trabajan para determinar la expansión e impacto del virus en la Antártida.
En el proyecto que actualmente se está desarrollando participan el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO, CSIC-UAM); la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Sao Paulo (Brasil); el Instituto de Mamíferos Acuáticos (Brasil); el Karen C. Drayer Wildlife Health Center, programa de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California-Davis (EE. UU.); y la Ocean Expeditions (Australia).
(Con información del CSIC)