Por: Dr. Rubén Hugo Somoza
En esta ocasión el caso que presentamos es un paciente de la Dra. María Fernanda Tenorio Artavia de Costa Rica, quien forma parte de la membresía OnlineVets, donde compartimos dudas, consultas y debatimos entre los colegas participantes, los casos clínicos para resolverlos entre todos. Hay miembros de Argentina, Uruguay, Perú, Brasil, Ecuador, Costa Rica, Colombia. México, Bolivia y Chile. Quienes quieran incorporarse pueden contactarnos por e-mail a: [email protected]
Se presenta a consulta un cachorro de BDI (Bulldog inglés) nacido por cesárea en julio de 2021. Algo muy frecuente entre los cachorros de una camada, es que confundan la vulva o el orificio prepucial de sus hermanos con el pezón de la madre y succionen pretendiendo mamar. Como antecedente, este cachorro en particular, sufrió un proceso inflamatorio/infeccioso alrededor del orificio prepucial externo que en su momento dificultó la micción y se medicó exitosamente con antibióticos y antiinflamatorios.

Cuando el cachorro tenía cerca de los dos meses de edad, la propietaria realizó una consulta por que el cachorro tenía incontinencia urinaria. Bastaba con llamarlo o levantarlo para que orinara, aparentemente en forma involuntaria. Incluso un simple roce en relación a la zona prepucial hacía que el cachorro orinara.
El cachorro llegó a la consulta con muy buen estado general. Se alimentaba muy bien y tenía una adecuada ganancia de peso por lo que su tamaño y peso era normal para la raza y la edad.
En ese momento se realizó una ecografía abdominal que permitió diagnosticar un quiste uracal que se comportaba como una segunda vejiga o vejiga suplementaria y que hipotéticamente era la causa del problema.
A partir de los tres meses de edad se comenzaron a notar ciertas dificultades para deambular, mostrando una incoordinación a nivel del tren posterior. En la medida que el cachorro fue creciendo, fueron haciéndose más evidentes, por lo que se realizaron radiografías que se adjuntan.

¿Cuál es su diagnóstico?


Resolución del caso
Este caso se diagnosticó como espina bífida cerrada.
La TAC (tomografía Axial Computada) fue una ayuda diagnóstica decisiva.

La ubicación de la alteración medular a nivel de L7-S1 tiene íntima relación con los síntomas clínicos. La evolución de la sintomatología es coincidente con el diagnóstico.
La espina bífida es un defecto congénito que puede presentarse en el cerebro, la columna vertebral o la médula espinal, causado por un defecto del tubo neural (estructura embrionaria apartir de la cual se desarrolla el cerebro y la médula espinal del feto y los tejidos que los contienen).
En general se produce durante el primer tercio del embarazo en la perra y se caracteriza por que la columna vertebral (generalmente) no se cierra en forma adecuada.
Hay 2 tipos
1- Espina bífida oculta (el caso que presentamos)
Es un pequeño defecto o abertura de una o más vértebras, con síntomas neurológicos (debilidad de extremidades posteriores, atrofia muscular progresiva de miembros posteriores, alteraciones de los reflejos). No siempre están todos los síntomas neurológicos asociados presentes y la gravedad de los mismos varía de un caso a otro. A veces se acompaña con deformidades ortopédicas de los miembros. Muchas veces hay además síntomas genito-urinarios (incontinencia o retención de orina).
2- Espina bífida abierta o quística:
Es la que más vemos, la más fácil de diagnosticar y también la más grave. Dentro de este grupo están los meningoceles y los mielomeningoceles.
a- Meningoceles:
Se manifiestan de forma que las membranas que rodean la médula sobresalen formando un saco de líquido.
b- Mielomeningocele:
El conducto vertebral queda abierto, es decir las membranas y la médula sobresalen formando un saco, los nervios y tejidos subyacentes suelen quedar expuestos.}

Se considera que la suplementación con ácido Fólico reduce el riesgo de presentación de espina bífida.
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