La columna del Dr. Pablo Maure
Viejos son los trapos… un aporte desde la Inmunoterapia a la Gerontología
Una nueva columna del Dr. Pablo Maure, Director del Centro de Inmunoterapia Veterinaria - CIV. En esta oportunidad sobre el aporte de la inmunoterapia en beneficio de los pacientes animales gerontes.
La vejez es la última etapa en la vida de los seres animados, que precede a su muerte. Desde que nacemos vamos envejeciendo cada día un poco. Al principio se madura, se crece, hasta que luego de transcurrida la meseta de la adultez, comienza una etapa de declinación y desgaste psicofísico natural, que marca huellas en el comportamiento y en lo físico.
Dicha declinación se debe a una serie de factores que convergen:
- Genéticos: aberraciones cromosomales y mutaciones
- Metabólicos: catabolismo proteico y toxicidad por radicales libres.
- Inmunológicos: disminución de capacidad humoral y celular.
- Sobreagregados: diabetes, cardiomiopatía, obesidad.
- Accidentales: patologías crónicas, cirugías.
Hay un punto interesante a reflexionar, al momento de la concepción, la unión entre el óvulo de mamá y el espermatozoide de papá, define el fin de la historia evolutiva para ese individuo, es el punto cúlmine de la carrera Filogenética y se inicia la historia Ontogénica del mismo.
La vejez es la última fase de nuestra historia Ontogénica… cómo lleguemos a ella depende de nuestra calidad de vida desde la concepción en adelante.
Siguiendo esta línea de pensamiento es perentorio definir el concepto de Bienestar Animal.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) recomienda que los veterinarios “sean los principales defensores del bienestar de todos los animales, reconociendo la contribución clave que los animales hacen a la sociedad humana a través de la producción de alimentos, el compañerismo, la investigación biomédica y la educación” (OIE, 2012). Entonces, ¿qué es el bienestar animal? Si bien actualmente no existe una definición aceptada universalmente, la definiremos de la siguiente manera: “El bienestar animal es el confort físico y psicológico, social y ambiental de los animales”.
Hay tres conceptos superpuestos de bienestar animal definidos por Fraser (2008):
1. Estado físico y funcionamiento;
2. Estado psicológico o mental (afectivo);
3. Capacidad para tener comportamientos naturales y vivir de acuerdo a su estado natural.
Estos tres aspectos del bienestar animal están interconectados y ninguno debe anteponerse a los otros.
La Asociación Veterinaria de Nueva Zelanda define la sensibilidad como la capacidad de sentir, percibir o experimentar subjetivamente. Los animales no solo son capaces de sentir dolor y estrés, sino también de tener experiencias positivas como la comodidad, el placer o el interés que son apropiados para la especie, el entorno y las circunstancias particulares (NZVA, 2018).
El Tratado de Lisboa de la Unión Europea de 2009 reconoce que los animales son seres sintientes (Comisión Europea, 2009), y otros países como Nueva Zelanda también reconocen la sensibilidad animal (Ley de Bienestar Animal de Nueva Zelanda, 1999).
La American Animal Hospital Association también ha adoptado una posición que apoya el concepto de animales como seres sintientes (AAHA, 2012).
Los animales bajo cuidado humano experimentan muchos factores que pueden afectar su bienestar. Estos incluyen el entorno social y físico, los factores dietéticos, las interacciones con los humanos y los miembros de su propia especie o de otras especies, así como su capacidad para exhibir comportamientos normales o típicos para su especie.
Las cinco necesidades de bienestar animal proporcionan un marco útil para garantizar que los cuidadores humanos cumplan con los requisitos básicos de bienestar de los animales:
• La necesidad de un entorno adecuado.
• La necesidad de una dieta adecuada.
• La necesidad de poder exhibir patrones de comportamiento normales.
• La necesidad de alojarse con, o aparte de, otros animales
• La necesidad de estar protegido contra el dolor, el sufrimiento, las lesiones y las enfermedades.
Estas necesidades tienen en cuenta el bienestar físico y psicológico del animal y requieren que los cuidadores de animales estén familiarizados con las necesidades de las especies a su cargo.
Frente a la vejez, empieza un deterioro progresivo, en uno o varios planos. Existe una progresiva disminución de la masa muscular, con disminución de la movilidad, trastornos osteoarticulares con dolor y molestias, disminución de los sentidos, puede haber pérdida visual, auditiva, disminución de la actividad cognitiva, y enfermedades asociadas. Todo esto conlleva a tener especial precaución con nuestros ancianos y estar atentos como profesionales de la salud al concepto de bienestar.
El envejecimiento está directamente asociado al estrés oxidativo de los tejidos y ese es quizás uno de los puntos de apoyo para promover acciones preventivas sobre la aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta. Hay una larga lista de antioxidantes naturales sumamente aptos para este fin, entre ellos la curcumina, los arándanos, el romero y muchos otros.
La disminución de la calidad de respuesta inmunitaria asociada a la vejez se puede enmendar con una modulación del TLAM (tejido linfático asociado a mucosas), donde está bastamente demostrado que es posible modular vía oral con citocinas en bajas dosis, por un mecanismo de cascada de amplificación biológica todas las mucosas (ocular, genital, digestiva, respiratoria y otras).
Hoy día es posible utilizar neuromoduladores, frente a una disminución cognitiva los mismos son apropiados, el Neuropéptido Y (NPY), antagonista de la Leptina y el Hypericum, un fitoterápico con comprobadas acciones neurales permiten subir neurotransmisores como Serotonina y Dopamina, bajando la ansiedad y el miedo… incluso aumentar el apetito. Una pre-hormona como la DHEA (di-hidro-epi- androsterona) tiene propiedades neurogénicas, reduciendo la apoptosis neuronal.
La recuperación de la masa muscular puede ir asociada a la mejor nutrición que se pueda otorgar e incluso un plan anabólico en la medida que no haya un cuadro oncológico prexistente. La somatotrofina – GH asociada a esteroides puede mejorar significativamente la Sarcopenia senil.
Vuelvo al primer concepto, la vejez no es una enfermedad, es un ciclo normal de la vida, donde debemos acompañar a nuestros compañeros de cuatro patas, así como lo hicimos cuando eran bebitos. Controles regulares en esta etapa, permiten prevenir patologías frecuentes, suplementar de ser necesario frente a los déficits frecuentes y diagnosticar precozmente cualquier patología asociada.
Cada vez será más frecuente la visita en consultorio de pacientes con 15 años o más y debemos estar preparados para su especial atención.
MSA – MV Pablo F. Maure
MN: 6644
Director del CIV