Las fiestas de fin de año representan un momento de disfrute para las personas, pero también un período de especial vulnerabilidad para los animales de compañía.
Las clínicas veterinarias suelen registrar en estas fechas un incremento de emergencias asociadas al estrés, trastornos digestivos, golpes de calor y accidentes domésticos, muchos de ellos prevenibles con medidas simples.
Uno de los principales desencadenantes de consultas es la pirotecnia. La alta sensibilidad auditiva de perros y gatos hace que los ruidos intensos generen miedo, ansiedad y conductas de huida, con riesgo de extravíos, traumatismos o agresiones. Aunque algunos animales no exterioricen signos evidentes, pueden estar atravesando elevados niveles de estrés. Evitar el uso de fuegos artificiales y ofrecerles un ambiente tranquilo, fresco y ventilado es fundamental.
Los viajes y reuniones numerosas también pueden afectar el bienestar de los animales de compañía, sobre todo cuando no están habituados a trasladarse o a convivir con personas y animales desconocidos. Siempre que sea posible, se recomienda mantenerlos en entornos familiares, utilizar correas o transportadoras y permitirles contar con un espacio de refugio donde puedan aislarse del bullicio.
La alimentación es otro punto crítico durante las celebraciones. El acceso a sobras, alimentos grasos, dulces o huesos puede provocar desde cuadros leves de diarrea y vómitos hasta intoxicaciones o pancreatitis. El chocolate, los productos con xilitol y los huesos cocidos representan riesgos graves. Durante las fiestas, los animales de compañía deben continuar con su dieta habitual y consumir únicamente alimentos adecuados para su especie.
Las altas temperaturas propias del verano suman un riesgo adicional. Encerrar a los animales en ambientes poco ventilados para protegerlos del ruido puede derivar en golpes de calor, especialmente en animales mayores, obesos o con enfermedades previas. El acceso permanente a agua fresca y a espacios bien aireados es indispensable.
Por último, es importante señalar que la idea de regalar animales en estas fechas -como en cualquier otro momento- debe ser una decisión responsable y a largo plazo, que requiere compromiso, tiempo y recursos. Consultar previamente con un médico veterinario permite evaluar si la familia está preparada para tan importante decisión y también para recomendar que los animales se adapten mejor a su entorno.
Planificar con anticipación, identificar riesgos y contar con el contacto de una clínica veterinaria de guardia son acciones clave para que las fiestas sean seguras también para quienes dependen de nuestro cuidado.