Un reciente caso de rabia confirmado en un ejemplar de Aguará Guazú (Chrysocyon brachyurus) en la provincia del Chaco ha puesto en guardia a las autoridades sanitarias y a la comunidad veterinaria del noreste argentino. El evento subraya el rol crítico de la fauna silvestre como centinela de enfermedades zoonóticas y la vigencia del concepto de "Una Salud" para el abordaje de estas patologías letales.
Ante la denuncia de un vecino, el animal fue hallado por la Policía Rural de Cote Lai (localidad del departamento Tapenagá en la provincia del Chaco) a la vera de un camino provincial. Debido a su estado de postración, la hipótesis inicial fue un traumatismo por accidente vial ("atropellamiento"). Sin embargo, la evolución clínica y los estudios posteriores revelaron una realidad mucho más peligrosa.
El ejemplar fue trasladado de urgencia a la ciudad de Resistencia (capital de Chaco) para su atención especializada. El Dr. Sebastián Robledo, médico veterinario del Ministerio de Ambiente de Chaco y referente en el manejo de fauna silvestre, estuvo a cargo de la recepción del paciente.
"El animal llegó con un cuadro compatible con trauma, pero durante la internación fuimos descartando patologías. Permaneció en observación y cuarentena, recibiendo el tratamiento de sostén habitual para fauna silvestre en estado crítico", explicó Robledo.
A pesar de los esfuerzos, el cánido falleció a los cuatro días. La ausencia de lesiones traumáticas evidentes que explicaran la muerte, sumada a la alteración del sensorio observada, motivó la activación del protocolo de vigilancia epidemiológica.
"Todo animal silvestre que aparece con cambios de comportamiento, que se deja manipular o que presenta ataxia sin causa traumática evidente, debe presumirse positivo a rabia hasta que se demuestre lo contrario y por lo tanto es importante estremar las medidas de bioseguridad", advirtió el Dr. Robledo.
Siguiendo la normativa sanitaria, se realizó la necropsia y la extracción de la masa encefálica. La muestra fue remitida a la Dirección de Epidemiología, donde el análisis por Inmunofluorescencia Directa (IFD) arrojó un resultado preliminar positivo, diagnóstico que posteriormente se derivó al Instituto Malbrán para su tipificación definitiva.

La confirmación del diagnóstico disparó inmediatamente un operativo de bloqueo sanitario. La naturaleza del rescate -donde el animal fue manipulado creyéndose herido y no enfermo- expuso a un número considerable de personas.
"Se activaron los sistemas de salud para contener a todos los expuestos, desde el personal de la fuerza policial que realizó el traslado, hasta los veterinarios que realizaron estudios radiológicos y atención clínica", detalló Robledo.
Cabe señalar que el virus rábico, cuyo neurotropismo es letal en el 100% de los casos clínicos no tratados a tiempo, tiene en la saliva su principal vía de transmisión, y el contacto de saliva con mucosas o abrasiones cutáneas (lameduras) es suficiente para el contagio.
Este caso cobra mayor relevancia al tratarse de un Aguará Guazú, especie declarada Monumento Natural Provincial en Chaco y Formosa, y que se encuentra en estado vulnerable de conservación.
La infección de este depredador sugiere la circulación viral activa en el ecosistema, probablemente mantenida por reservorios aéreos (quirópteros) que pudieron haber tenido contacto con el cánido. Esto refuerza la teoría de que la presión antrópica y la reducción del hábitat obligan a la fauna a acercarse a zonas periurbanas, aumentando la interfaz de contacto humano-animal-silvestre.
Ante este escenario, el mensaje veterinario es unívoco: la prevención es la única herramienta.
Las recomendaciones para la población y los colegas veterinarios de la región son claras:
- No manipular fauna silvestre: Ante la presencia de animales con conducta errática (no huyen, deambulan de día, presentan parálisis), no intentar capturarlos y dar aviso inmediato a las autoridades (105 o 911 en la región).
- Vacunación obligatoria: La vacunación anual de perros y gatos a partir de los 3 meses es la barrera inmunológica que evita que el virus salte del ciclo silvestre al ciclo urbano.
- Control poblacional: Las campañas de castración son fundamentales para reducir la densidad de animales sueltos susceptibles de entrar en contacto con fauna infectada.
"Este caso debe servirnos para refrescar la memoria: la rabia es una enfermedad mortal y sigue presente. No podemos bajar la guardia", concluyó el Dr. Sebastián Robledo.