En el marco del Día Internacional de los Derechos de los Animales, la medicina veterinaria emerge como una de las profesiones centrales en la protección efectiva del bienestar animal y en la construcción de una relación más ética entre la sociedad y todas las formas de vida con capacidad de sentir. Más allá del ejercicio clínico, el rol del veterinario se proyecta hoy como un puente entre la ciencia, la ética, la salud pública y las demandas sociales.
La conmemoración, que se realiza cada 10 de diciembre, invita a reflexionar sobre un cambio de paradigma: los animales dejaron de ser considerados meramente recursos, bienes o propiedades, para ser reconocidos progresivamente como seres sintientes. En este proceso, la medicina veterinaria ha sido —y continúa siendo— un actor clave para traducir ese reconocimiento en prácticas concretas, protocolos sanitarios y políticas públicas basadas en evidencia científica.
Desde su formación, el médico veterinario es el profesional preparado para evaluar, prevenir y mitigar el sufrimiento animal. Ya sea en animales de compañía, de producción o en fauna silvestre, su intervención resulta determinante para garantizar condiciones adecuadas de vida, manejo humanitario, prevención de enfermedades y tratamiento del dolor. En este sentido, los derechos animales no se sostienen solo desde lo declarativo, sino desde acciones cotidianas respaldadas por conocimiento técnico.
En el ámbito de los animales de compañía, el rol veterinario se amplía hacia la educación de los tutores en tenencia responsable, vacunación, control reproductivo y prevención del abandono. La creciente sensibilidad social frente al maltrato animal encuentra en la profesión veterinaria una referencia ética y sanitaria, aunque también expone tensiones: expectativas cada vez más altas, dificultades económicas de acceso a la atención y escenarios de alta carga emocional que impactan directamente en el ejercicio profesional.
En la producción animal, la defensa de los derechos animales se traduce en el desafío de compatibilizar bienestar, sustentabilidad y eficiencia productiva. El veterinario cumple una función estratégica en la implementación de buenas prácticas de manejo, bioseguridad, trazabilidad y estándares internacionales de bienestar, cada vez más exigidos por los mercados y por los consumidores. Su rol es central para demostrar que el respeto por el animal no es incompatible con sistemas productivos responsables.
La medicina veterinaria también ocupa un lugar clave en la salud pública, bajo el enfoque de “Una Salud”, donde la protección de los animales, las personas y el ambiente se entienden como dimensiones interdependientes. La prevención de zoonosis, el control sanitario y la preservación de ecosistemas saludables forman parte del aporte veterinario a una agenda de derechos que trasciende a los animales y alcanza a la sociedad en su conjunto.
En el Día Internacional de los Derechos de los Animales, el rol de la medicina veterinaria se reafirma como esencial e irremplazable. Una profesión que combina ciencia, vocación y ética, y que hoy enfrenta el desafío de ejercer y comunicar su aporte en un contexto social cada vez más exigente, sensible y consciente del valor de la vida animal.