En ciudades de todo el mundo, la convivencia con animales de compañía forma parte de la vida cotidiana. Sin embargo, garantizar que esta interacción sea segura y respetuosa requiere más que normativas: demanda acciones educativas sostenidas en el espacio público. Las campañas urbanas se han consolidado como un recurso clave para promover la tenencia responsable, especialmente en zonas donde los paseos con perros son habituales.
Un ejemplo innovador proviene del Historic Third Ward de Milwaukee, un barrio culturalmente activo y reconocido por su espíritu pet friendly. Allí, la agencia Hanson Dodge desarrolló una iniciativa que combina arte urbano y comunicación preventiva para reforzar un mensaje simple pero fundamental: los perros deben ir con correa en áreas públicas.
La intervención consistió en modificar señales peatonales ya existentes mediante pequeños elementos gráficos que transforman el mensaje original sin perder su función. El objetivo fue captar la atención de los transeúntes sin alterar el flujo urbano, generando recordatorios amables y cotidianos para quienes circulan con sus animales de compañía.
Las señales se colocaron en puntos estratégicos del barrio y cada una incluye un código QR que dirige a información adicional sobre la campaña, junto con el hashtag #LeashUp, pensado para incentivar conversaciones en redes sociales y compartir buenas prácticas de paseo responsable.
Si bien esta iniciativa surgió en Milwaukee, ofrece un modelo replicable para otras ciudades: cuando el espacio público se convierte en un canal de comunicación, la educación en bienestar animal se vuelve parte del paisaje.
Campañas simples, visuales y cercanas pueden ayudar a prevenir accidentes, reducir conflictos y fortalecer la convivencia entre la comunidad y sus animales de compañía. Pero su aporte va más allá: cuando estas acciones se integran al paisaje urbano y se sostienen en el tiempo, se convierten en verdaderos dispositivos de educación ciudadana, capaces de instalar hábitos, sensibilizar sobre el rol de los tutores responsables y promover una cultura de respeto hacia los animales.
Estas herramientas no solo informan, transforman comportamientos y construyen comunidades más seguras, empáticas y comprometidas con el bienestar animal.