La transformación del modo de vida urbano no solo ha cambiado la forma de habitar los espacios, sino también la de convivir con los animales. En los últimos años, los perros de talla pequeña se han convertido en los más buscados por quienes viven en departamentos o viviendas de superficie limitada. Las razones de esta tendencia son múltiples:
- Menor demanda de espacio.
- Costos más bajos de alimentación.
- Facilidad de transporte y manejo.
- Mayor adaptabilidad a rutinas intensas o impredecibles.
Esta realidad tiene un impacto directo en los centros de adopción. Por estos motivos, los animales grandes permanecen más tiempo a la espera de ser adoptados que los de talla pequeña, lo que demuestra que el tamaño es un factor determinante en la adopción urbana.

El estigma de la raza y la normativa
En muchas ciudades europeas, como Barcelona, los perros de razas grandes enfrentan restricciones legales que incluyen licencias especiales, seguros obligatorios y uso de bozal.
Según la directora del Centro de Acogida de Animales de Compañía de esa ciudad, el 60% de los perros ingresados pertenecen a la categoría de “perros potencialmente peligrosos” o son cruces de esas razas, lo que limita significativamente su adopción.
Más allá del contexto local, la tendencia evidencia un problema global: la normativa basada únicamente en la raza genera estigmas que perjudican la adopción y no se correlacionan con un mayor riesgo real. Diversos estudios señalan que la conducta individual y la educación del perro son factores mucho más relevantes que su aspecto o tamaño a la hora de evaluar su comportamiento.

El auge de los perros pequeños refleja una transformación cultural y urbana más profunda: la necesidad de adaptar la convivencia con los animales a los nuevos ritmos de vida. Sin embargo, esta tendencia debe abordarse con equilibrio. Los perros grandes también pueden ser excelentes compañeros en hogares adecuados, y ninguna elección debería basarse solo en la comodidad o el tamaño.
El desafío -para veterinarios, refugios y políticas públicas- es acompañar el cambio urbano sin perder de vista el bienestar animal, la diversidad y la adopción responsable.