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sábado 08 de noviembre de 2025 - Edición Nº2445
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Zoonosis

Ratas y leptospirosis: un peligro creciente en el ámbito urbano

El avance de las poblaciones de roedores en entornos urbanos incrementa el riesgo de leptospirosis, una zoonosis que afecta a perros, gatos y personas. La vacunación, el control ambiental y la prevención son claves para frenar esta amenaza silenciosa.


La expansión de las poblaciones de ratas en los ámbitos urbanos plantea un serio riesgo sanitario. Estos roedores, principales reservorios de la leptospirosis, pueden transmitir la enfermedad a perros, gatos y humanos a través del ambiente contaminado. La prevención, la vacunación y el control urbano son claves para frenar una amenaza silenciosa que avanza junto con la urbanización.

En los ámbitos urbanos, los roedores han pasado de ser una presencia incómoda a convertirse en un serio problema sanitario. Invisibles para la mayoría, pero activos de día y de noche, estos animales actúan como reservorios de diversas enfermedades zoonóticas, entre ellas la leptospirosis, que afecta tanto a los animales de compañía como a los seres humanos.

Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), cerca del 30 % de las ratas podrían portar la bacteria Leptospira spp., cifra que en algunas regiones llega al 80 %. Estos niveles de circulación constituyen una amenaza latente para la salud pública y la salud animal.

 

Una población en crecimiento constante

Las especies Rattus norvegicus y Rattus rattus, mejor conocidas como rata parda y rata negra, han colonizado prácticamente todo el planeta, con excepción de la Antártida. En entornos urbanos encuentran alimento, refugio y condiciones óptimas para su supervivencia, multiplicándose rápidamente en sótanos, cloacas, obras en construcción, baldíos y hasta en edificios habitados.

El crecimiento desordenado de las ciudades, sumado a la acumulación de basura y a la reducción de predadores naturales, crea un ecosistema ideal para estos roedores. Así, la convivencia silenciosa entre humanos, perros, gatos y ratas se convierte en un caldo de cultivo para la transmisión de enfermedades.

 

Cómo se transmite la leptospirosis

La leptospirosis es una zoonosis bacteriana que se transmite principalmente a través del contacto con la orina de animales infectados. Esta puede contaminar suelos, charcos, aguas estancadas e incluso superficies donde luego se expongan personas o animales.

- Perros: son especialmente vulnerables, incluso aquellos que solo salen a pasear por veredas, plazas o parques urbanos. Los signos clínicos incluyen fiebre, vómitos, letargo, diarrea, insuficiencia renal y, en los casos más graves, la muerte.

- Gatos: aunque históricamente se los consideró menos susceptibles, estudios recientes demuestran que también pueden infectarse, sobre todo si tienen acceso al exterior o cazan roedores. En ellos, la enfermedad puede ser asintomática o manifestarse con fiebre, anorexia, ictericia y daño renal. Además, los gatos infectados pueden convertirse en portadores y contribuir a la diseminación ambiental de la bacteria.

- Humanos: la leptospirosis puede confundirse inicialmente con un cuadro gripal, pero en fases avanzadas genera complicaciones hepáticas, renales y respiratorias graves. Por ello, se considera un problema de salud pública que requiere un abordaje conjunto bajo el enfoque de “Una Salud”, integrando medicina humana, veterinaria y control ambiental.

 

Prevención y control

El control de la leptospirosis exige medidas coordinadas. Desde el lado ambiental, se recomienda una adecuada gestión de residuos, saneamiento de espacios públicos y campañas de desratización periódicas.

Para tutores de perros y gatos, las medidas clave incluyen:

- Vacunación anual de perros contra leptospirosis.

- Evitar que perros y gatos tomen agua de charcos, canales o recipientes en la vía pública.

- Restringir en lo posible la caza de roedores por parte de los gatos.

- Mantener limpios patios, terrazas y alrededores del hogar para reducir la presencia de ratas.

Los especialistas advierten que el desconocimiento y la subestimación del riesgo contribuyen a la propagación. La leptospirosis es un claro recordatorio de la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental. El crecimiento descontrolado de las poblaciones de roedores, impulsado por la urbanización y la falta de control sanitario, obliga a repensar políticas de manejo y a reforzar la educación ciudadana.

En un escenario donde las zoonosis emergentes ocupan cada vez más la agenda global, la prevención de la leptospirosis se convierte en un ejemplo concreto de cómo las acciones cotidianas -desde vacunar a los animales de compañía hasta mantener limpios los espacios urbanos- pueden marcar la diferencia.

 

 


 

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