Parásitos externos
Pulgas y garrapatas: una amenaza silenciosa que se intensifica en el verano
Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, pulgas y garrapatas encuentran el ambiente ideal para multiplicarse. Más que una molestia, representan un riesgo real para la salud de perros y gatos, y pueden convertirse en un puente de transmisión de enfermedades hacia las personas.
En Argentina, donde 8 de cada 10 hogares conviven con perros o gatos, la llegada de los días cálidos dispara las alertas veterinarias: pulgas y garrapatas comienzan a reproducirse con mayor rapidez gracias a la combinación de calor y humedad.
Lo que muchos tutores consideran un problema estacional menor es, en realidad, una amenaza sanitaria creciente. Estos parásitos no solo producen picazón, caída de pelo o irritación en la piel, sino que actúan como vectores de bacterias y protozoos capaces de desencadenar enfermedades graves.
Enfermedades que no deben subestimarse
Pulgas y garrapatas ponen en riesgo la salud de los animales de compañía y, en algunos casos, también la de los humanos. Entre las más comunes se encuentran:
- Ehrlichiosis y Babesiosis: transmitidas por garrapatas, provocan fiebre, pérdida de apetito, anemia y, en cuadros graves, hemorragias y fallas en órganos vitales.
- Anaplasmosis: infección bacteriana que también se transmite por garrapatas; puede generar debilidad, fiebre y complicaciones serias si no se trata a tiempo.
- Bartonelosis: conocida como “enfermedad por arañazo de gato”, es causada por Bartonella. Los gatos pueden ser portadores sin síntomas, pero contagiar a las personas mediante arañazos o mordidas.
- Dermatitis alérgica por picadura de pulga (DAPP): reacción alérgica muy frecuente en perros y gatos que provoca picazón intensa, pérdida de pelo y lesiones cutáneas.
- Dipilidiasis: parasitosis intestinal causada por la tenia Dipylidium caninum, que se transmite cuando el animal ingiere una pulga infectada durante el acicalamiento.
Prevenir antes que lamentar
Los especialistas subrayan que esperar a ver los primeros parásitos en la mascota es un error. De hecho, el 95% de la población de pulgas y garrapatas vive en el ambiente (alfombras, grietas, jardines) y solo el 5% sobre el animal. Por eso, el control debe ser integral: proteger al animal y, al mismo tiempo, su entorno.
Las principales medidas de prevención son:
- Desparasitación regular durante todo el año: usar pipetas, comprimidos o collares de acción prolongada, siempre bajo indicación veterinaria.
- Revisiones frecuentes: después de los paseos, revisar el pelaje, sobre todo en zonas como orejas, cuello, axilas y base de la cola.
- Higiene ambiental: aspirar alfombras, limpiar pisos, y lavar camas y mantas de las mascotas. En casos graves, puede ser necesaria la fumigación.
Un compromiso con la salud de perros, gatos y personas
La llegada de los días cálidos marca el inicio de una época en la que los parásitos externos se convierten en un riesgo latente. Proteger a perros y gatos no es solo una cuestión de bienestar animal: también es una forma de resguardar la salud humana.
