Iniciativa público-privada
Buscan desarrollar antibióticos naturales en reemplazo de los tradicionales
La ciencia veterinaria halla un camino en la naturaleza, ante la crisis global de la resistencia a los antimicrobianos. Se trata de una iniciativa público-privado que se basa en la utilización de compuestos del orégano y la canela para reemplazar antibióticos tradicionales sin generar resistencia bacteriana.
El avance global de la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM) se ha consolidado como una de las principales amenazas para la salud pública, la sanidad animal y el ambiente. En respuesta a este desafío apremiante, el sector veterinario y agropecuario está explorando activamente alternativas naturales que permitan mantener la productividad y la salud animal sin comprometer la eficacia futura de los tratamientos.
Aceites esenciales: Compuestos fitoquímicos en el foco
Una prometedora línea de investigación, fruto de la colaboración entre el Instituto de Patobiología Veterinaria (IPVet) del INTA-Conicet y la empresa Bedson, ha puesto el foco en los aceites esenciales como posibles sustitutos de los antibióticos tradicionales.
El estudio se centró específicamente en el potencial antimicrobiano de dos compuestos fitoquímicos clave:
- Carvacrol, presente en el orégano.
- Cinamaldehído, responsable del aroma y sabor característicos de la canela.
La hipótesis central del equipo de investigación era determinar si el uso prolongado de estos compuestos naturales podría inducir resistencia en las bacterias, un riesgo crucial al considerar cualquier reemplazo de antibióticos.
Resultados clave: Sin inducción de resistencia
Los ensayos in vitro, realizados en el Laboratorio de Bacteriología General del IPVet, arrojaron resultados altamente positivos. Se determinó que, incluso tras una exposición continua, los compuestos analizados no generaron clones resistentes ni alteraron la sensibilidad de las bacterias a los antibióticos comúnmente utilizados en salud animal.
"Los datos sugieren que, incluso tras una exposición prolongada, las bacterias no desarrollaron resistencia a los aceites esenciales", explicó Johana Domínguez, investigadora del Conicet en el IPVet.
Este hallazgo es un hito significativo en la búsqueda de soluciones sostenibles, ya que valida el uso de estos fitoquímicos como aditivos alimentarios sin el riesgo de comprometer la eficacia terapéutica de futuros tratamientos antibióticos.
Beneficios adicionales en la producción animal
Más allá de su potencial antimicrobiano y la baja probabilidad de inducir resistencia, la inclusión de estos aceites esenciales en la alimentación animal ofrece un espectro de beneficios productivos y sanitarios:
- Mejora del rendimiento productivo: Estudios en pollos de engorde han evidenciado que la adición de cinamaldehído y carvacrol en la dieta mejora la ganancia de peso corporal, contribuyendo a sistemas productivos más eficientes.
- Modulación de la microbiota intestinal: Los aceites esenciales tienen la capacidad de modular la flora intestinal, lo que repercute positivamente en la digestibilidad de los alimentos y en la salud general del animal.
- Refuerzo inmunológico: Actúan estimulando las defensas naturales del animal.
- Inocuidad y sostenibilidad: Al ser compuestos naturales, mejoran la calidad de los productos y, junto con probióticos y bacteriófagos, conforman un conjunto de soluciones de bajo impacto ambiental esenciales para mantener la sostenibilidad de los sistemas productivos.
Articulación ciencia-industria: Un modelo de innovación
El éxito de esta investigación subraya la importancia de la colaboración estratégica entre la ciencia pública (INTA-Conicet) y la industria privada (Bedson). Esta articulación ha permitido validar científicamente la hipótesis de la empresa sobre el comportamiento de su aditivo.
Para el sector veterinario, esta evidencia científica validada es crucial, ya que "refuerza nuestra competitividad en un mercado internacional altamente exigente", señaló Carlos Rodríguez, gerente de I+D de Bedson.
Este estudio no solo ofrece una alternativa concreta y eficaz a los antibióticos tradicionales para combatir la RAM, sino que también sienta un precedente de cómo la innovación basada en la naturaleza puede beneficiar simultáneamente la salud animal, la productividad agropecuaria y la sostenibilidad ambiental.
