jueves 13 de noviembre de 2025 - Edición Nº2450

Profesión | 25 Sep

Estudio

Nuevos hallazgos sobre la relación de la microbiota intestinal con el comportamiento canino

Un estudio reciente reveló que ciertas bacterias intestinales podrían estar relacionados con niveles elevados de ansiedad y agresión en perros. El hallazgo abre una nueva línea de investigación clínica que conecta la salud digestiva con el comportamiento canino.


La conducta animal es uno de los desafíos más frecuentes en la práctica veterinaria, en especial cuando se trata de ansiedad y agresión en perros. Estos comportamientos no solo generan estrés en las familias, sino que también son una de las principales causas de abandono.

Un estudio publicado en Scientific Reports (Nature, 2025) aporta evidencia sobre la posible relación entre la microbiota intestinal y la severidad de estos problemas. El hallazgo más consistente señala al género bacteriano Blautia, que apareció asociado con mayores niveles de ansiedad en los perros evaluados.

 

El estudio en pocas palabras

- Población: 48 perros de compañía en Canadá, seleccionados bajo criterios de edad, dieta estable y ambiente hogareño sin cambios recientes.

- Evaluación conductual: cuestionario estandarizado C-BARQ, que permite puntuar niveles de ansiedad y agresión.

- Análisis: muestras fecales procesadas mediante secuenciación genética (16S rRNA) y diversos modelos estadísticos para evitar sesgos en los datos.

Resultados:

- Perros con mayor ansiedad mostraron una asociación robusta con Blautia.

- En los casos de agresión, apareció de forma más débil una relación con Turicibacter.

- Los modelos predictivos lograron discriminar con buena precisión a los perros según sus puntajes conductuales a partir de la composición de la microbiota.

 

Imagen ilustrativa generada con IA

 

¿Qué significa para la clínica veterinaria?

Aunque los resultados no prueban causalidad, abren un nuevo frente de reflexión para la medicina veterinaria:

- Eje intestino-cerebro: al igual que en humanos, se refuerza la idea de que la microbiota podría influir en la conducta mediante metabolitos, inflamación o vías neuroendocrinas.

- Enfoque integral del paciente: al evaluar a un perro con problemas de comportamiento, factores como dieta, salud digestiva y estado microbiano podrían ser parte de la ecuación.

- Futuro de las terapias: probióticos, prebióticos o cambios dietarios podrían convertirse en estrategias complementarias en el manejo conductual, aunque aún faltan ensayos clínicos específicos en perros.

 

Fortalezas y limitaciones

Fortalezas:

- Uso de herramientas analíticas modernas que consideran la naturaleza “composicional” de los datos de microbiota.

- Evaluación de perros en hogares estables, no en refugios.

- Validación de resultados en más de un modelo de análisis.

Limitaciones:

- Tamaño muestral reducido (48 perros).

- Dependencia del reporte de los tutores para la conducta.

- No se midieron parámetros fisiológicos (inflamación, metabolitos microbianos).

- No es posible afirmar si los cambios en la microbiota son causa o consecuencia de la ansiedad/agresión.

 

Claves para llevar a la práctica

1- Observar el intestino al estudiar la conducta: los problemas de comportamiento pueden tener un componente biológico ligado al aparato digestivo.

2- Atender la dieta: una alimentación equilibrada y estable es un factor central para el bienestar emocional del perro.

3- Explorar futuras intervenciones: aunque hoy no se recomienda prescribir probióticos con el único fin de mejorar la conducta, es un campo prometedor que merece seguimiento.

4- Educar a los tutores: explicar que el comportamiento canino es multifactorial y que la salud digestiva puede ser parte de la solución.

Este trabajo no cambia la práctica clínica de manera inmediata, pero sí invita a los veterinarios a pensar más allá del comportamiento observable y considerar al perro como un sistema integrado, donde intestino y cerebro dialogan constantemente.

 

 


 

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