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sábado 06 de septiembre de 2025 - Edición Nº2382
Vet Market » Profesión » 1 sep 2025

Práctica Veterinaria

Infecciones nosocomiales: un riesgo invisible que puede prevenirse

Las infecciones asociadas a la atención en salud o nosocomiales, son eventos adversos prevenibles que pueden afectar a los pacientes hospitalizados. En medicina veterinaria, este tema a menudo se subestima, a pesar de que los animales al igual que los humanos, pueden ser vulnerables a los patógenos presentes en el entorno clínico.


Las infecciones asociadas a hospitales, también denominadas infecciones nosocomiales, son aquellas que los pacientes contraen durante la hospitalización y representan un riesgo inherente en la medicina humana y también en medicina veterinaria. 

En el entorno de una clínica u hospital veterinario, con su constante flujo de animales, la exposición a virus, bacterias, hongos y parásitos es un factor de riesgo, no solo para la salud de los animales, sino también para el bienestar de los profesionales y la reputación de la práctica.

A diferencia de las personas, los animales no siempre están vacunados o tienen un historial médico completo, lo que complica aún más el panorama. Algunos de los patógenos que representan una amenaza nosocomial particular incluyen:

- Virus: El parvovirus canino, el calicivirus felino y el virus del moquillo son altamente contagiosos y pueden sobrevivir durante períodos prolongados en superficies inanimadas, como jaulas, mesas de examen y equipos. La transmisión puede ocurrir a través del contacto directo entre pacientes o mediante fomites.

- Bacterias: Los agentes bacterianos resistentes a los antibióticos son una preocupación creciente. Estos pueden ser transportados por animales asintomáticos y causar infecciones graves en pacientes quirúrgicos o inmunocomprometidos.

- Hongos y Parásitos: Agentes como la tiña o ácaros de la sarna pueden propagarse fácilmente en áreas de alojamiento compartidas, afectando a pacientes que ingresaron por motivos completamente diferentes.

La anatomía de la transmisión nosocomial

La cadena de transmisión de infecciones en un entorno clínico es compleja y multifactorial. No se limita al contacto directo entre pacientes. El personal veterinario, aunque a menudo de forma inadvertida, juega un papel crucial. Un estetoscopio, un uniforme o incluso las manos de un técnico no lavadas adecuadamente entre pacientes pueden actuar como vectores.

Además, el diseño de las instalaciones y los protocolos de limpieza son fundamentales. Las áreas de aislamiento inadecuadas, la falta de ventilación apropiada y el uso de desinfectantes ineficaces pueden permitir que los patógenos persistan en el ambiente. Un paciente que se recupera de una cirugía puede contraer una infección respiratoria de un perro que estornuda en una jaula cercana, lo que prolonga su hospitalización, aumenta los costos para el propietario y, en los peores casos, puede ser fatal.

Mitigación del riesgo: Un llamado a la acción

Para proteger a los pacientes y a la práctica profesional, la implementación de un robusto programa de control de infecciones no es opcional, es una necesidad crítica. Estas son algunas medidas clave que toda clínica u hospital veterinario debería adoptar:

- Higiene de manos rigurosa: El lavado de manos con jabón antibacteriano o el uso de desinfectantes a base de alcohol es la medida más simple y efectiva para prevenir la propagación de patógenos.

- Protocolos de limpieza y desinfección estandarizados: Desarrollar y seguir guías claras para la limpieza de jaulas, mesas de examen y quirófanos. Utilizar productos de desinfección de grado hospitalario que sean efectivos contra una amplia gama de microorganismos.

- Aislamiento de pacientes infecciosos: Destinar un área separada y bien ventilada para los animales con enfermedades contagiosas. Este espacio debe tener su propio equipo dedicado y protocolos de limpieza para evitar la contaminación cruzada.

- Capacitación continua del personal: Educar a todo el equipo, desde veterinarios hasta asistentes, sobre los principios de control de infecciones y bioseguridad. La adherencia a estos protocolos debe ser una prioridad diaria.

- Evaluación del riesgo: Realizar una evaluación regular de los riesgos de infección en la práctica e implementar medidas preventivas proactivas.

El control de infecciones no es solo una cuestión de ética profesional; es un componente fundamental de la medicina de calidad. Al reconocer y abordar el riesgo nosocomial, los médicos veterinarios pueden garantizar un entorno más seguro para los animales bajo su cuidado y fortalecer la confianza de los clientes en su capacidad para proporcionar la mejor atención posible.

 

 


 

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