Sociedad Americana del Gusano del Corazón
Nuevas Pautas actualizadas sobre prevención, diagnóstico y tratamiento del Gusano del Corazón
La Sociedad Americana del Gusano del Corazón ha actualizado sus Directrices Caninas sobre la Dirofilaria immitis. Estas recomendaciones sustituyen a las ediciones anteriores y se revisan periódicamente. También se han actualizado las pautas para la prevención, diagnóstico y tratamiento en felinos.
La dirofilariasis canina, conocida comúnmente como enfermedad del gusano del corazón, ha dejado de ser una afección estacional o restringida geográficamente. Actualmente, se registra en diversas regiones del mundo, producto de factores como el cambio climático, la movilidad de perros infectados y la proliferación de mosquitos vectores, incluso en zonas urbanas durante el invierno.
Frente a este panorama, la Sociedad Americana del Gusano del Corazón (AHS) ha publicado una actualización de sus pautas para el manejo de esta enfermedad en perros, con énfasis en la prevención durante todo el año, el diagnóstico temprano y un tratamiento integral.
Cabe señalar que estas pautas actualizadas son un documento vivo y se revisan periódicamente en función de la información presentada en el Simposio Trienal de la Sociedad Americana del Gusano del Corazón, nuevas investigaciones y experiencia clínica adicional. Además, son revisadas por expertos independientes.
Un ciclo silencioso pero devastador
El parásito Dirofilaria immitis tiene un ciclo de vida que tarda entre 7 y 9 meses desde la infección hasta la aparición de microfilarias en el torrente sanguíneo. Durante ese período, las larvas se desarrollan en el interior del perro, provocando daño progresivo en el sistema cardiovascular y pulmonar.
Prevención: la mejor estrategia
Las pautas recomiendan el uso continuo de preventivos aprobados -como ivermectina, milbemicina, moxidectina y selamectina- los cuales son seguros y altamente eficaces. Su administración durante todo el año reduce riesgos de olvido, protege al animal frente a exposiciones inesperadas y permite un control más eficaz de la enfermedad.
Además, el control del mosquito, vector indispensable en el ciclo del parásito, resulta fundamental. La eliminación de criaderos de agua estancada y el uso de repelentes específicos son medidas complementarias que deben ser promovidas entre tutores responsables.
Diagnóstico anual obligatorio
Las nuevas guías aconsejan realizar pruebas de antígenos y de microfilaremia de forma anual en todos los perros mayores de siete meses, incluso en aquellos bajo prevención. También se indica evaluar a cualquier animal antes de iniciar o cambiar su plan preventivo.
Tratamiento efectivo y seguro
El protocolo terapéutico recomendado incluye una primera fase de estabilización del paciente, seguida por la administración de doxiciclina y preventivos durante al menos 60 días, antes de iniciar el tratamiento con melarsomina. Esta última se administra en tres inyecciones distribuidas en dos fases: una inicial y dos posteriores en días consecutivos al mes siguiente.
La restricción estricta de actividad física durante todo el tratamiento es clave para evitar complicaciones tromboembólicas. El uso de doxiciclina permite además eliminar a Wolbachia, una bacteria simbionte que agrava la respuesta inflamatoria.
La AHS desaconseja el tratamiento denominado “slow-kill” (tratamiento lento solo con preventivos), por ser ineficaz a largo plazo y por fomentar posibles resistencias. En casos extremos, como el síndrome de la cava, se requiere intervención quirúrgica urgente para extraer los parásitos del corazón.
Un llamado a la acción veterinaria y social
El documento subraya que el compromiso veterinario con la prevención y educación de tutores es esencial para frenar el avance de la dirofilariasis. Las pautas ofrecen una hoja de ruta clara y científica para garantizar la salud de los perros y prevenir complicaciones severas derivadas de esta enfermedad silenciosa.
Ciclo de vida del gusano del corazón
Nuevas pautas de la AHS para prevenir la dirofilariasis en felinos
La AAHS presentó en 2024 su revisión de las guías para el manejo del gusano del corazón en felinos, con enfoque en detección temprana, prevención continua y tratamiento adaptado a la fisiología única de los gatos.
Epidemiología y riesgo felino
Aunque el gusano del corazón es más conocido en perros, los gatos también están expuestos allí donde exista riesgo canino, esparcido por todo Estados Unidos y gran parte del mundo. Sin embargo, en felinos la incidencia suele estar subestimada, ya que muchos mueren antes de un diagnóstico o solo presentan signos temporales.
Diagnóstico proactivo
- Se recomienda hacer tamizajes rutinarios a través de pruebas de antígeno y anticuerpos, empleando suero tratado con calor para evitar resultados falsos negativos.
- Estas pruebas ayudan a diagnosticar en gatos con síntomas, monitorear casos ya confirmados, establecer un punto de partida antes de iniciar prevención y conocer el riesgo en la región.
Prevención continua
- La AHS enfatiza la aplicación mensual durante todo el año de preventivos con lactonas macro cíclicas, incluso en gatos de interior.
- Se recomienda además implementar medidas de control ambiental, como reducir la presencia de mosquitos en casa y espacios exteriores.
Manejo clínico y tratamiento
- No existe tratamiento adulticida aprobado en gatos, por lo que el enfoque se basa en soporte médico.
- En casos sintomáticos, el uso de prednisona en pauta descendente puede ayudar a controlar la inflamación pulmonar; sin embargo, los diuréticos y AINE no son adecuados.
- Los gatos diagnosticados deben ser revaluados cada 6–12 meses con pruebas serológicas y estudios por imágenes; algunos eliminan la infección espontáneamente.
Esta guía para felinos insta a adoptar una estrategia que combine tamizajes, prevención continua y manejo sanitario, en lugar de extrapolar el protocolo canino. El resultado: mejores tasas de detección, menos complicaciones y un manejo más seguro y efectivo del gusano del corazón en gatos.
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