Vínculo humano-animal
La química del apego: cómo la oxitocina une a los animales de compañía con sus tutores
Las expresiones de afecto entre animales de compañía y sus tutores tienen un correlato neurobiológico: la oxitocina. Este neuropéptido central en los procesos de apego modula la comunicación interespecie y potencia el valor de las señales sociales que sostienen el vínculo.
Los vínculos afectivos entre perros, gatos y sus tutores humanos trascienden lo anecdótico. La ciencia ha identificado en la oxitocina un actor clave de este lazo interespecie. Se trata de un neuropéptido sintetizado en el hipotálamo y liberado en respuesta a interacciones sociales positivas.
En humanos, la oxitocina es reconocida como “la hormona del apego” por su papel en el vínculo materno-filial y en la consolidación de relaciones de confianza. Estudios de la última década han demostrado que mecanismos similares operan en la relación entre personas y animales de compañía.
Evidencia en perros: un bucle de refuerzo mutuo
Una de las investigaciones más citadas es la publicada en Science en 2015 por Takefumi Kikusui y su equipo de la Universidad de Azabu (Japón). Allí se comprobó que las miradas prolongadas entre un perro y su tutor elevan los niveles de oxitocina en ambos, generando un bucle de retroalimentación hormonal. Este circuito refuerza la conducta de acercamiento y la percepción de seguridad mutua, de forma muy similar a lo observado entre madres e hijos.
Además, estudios con imágenes cerebrales en caninos mostraron que la presencia de la voz o el contacto visual con su tutor activa regiones vinculadas al sistema de recompensa. La oxitocina potencia esa activación, consolidando la motivación del perro para mantener la interacción.
Foto de archivo de Vet Market
Evidencia en gatos: apego y seguridad
Aunque los gatos han sido tradicionalmente asociados a una menor dependencia social, los gatos también desarrollan apego hacia sus tutores. Un estudio publicado en Current Biology por Kristyn Vitale y colegas de la Universidad Estatal de Oregón demostró que la mayoría de los gatos establecen apego que se mantiene estable en la adultez felina, lo que sugiere una relación de base segura con su persona de referencia.
Foto de archivo de Vet Market
Implicancias para la práctica veterinaria
Para los médicos veterinarios, comprender el papel de la oxitocina en la relación humano-animal abre nuevas perspectivas. Por un lado, permite explicar con base científica la intensidad del vínculo que muchos tutores establecen con sus perros y gatos. Por otro, ofrece herramientas para promover el bienestar animal: reforzar interacciones positivas, generar contextos de confianza en la clínica y considerar cómo el estrés o la ansiedad pueden alterar estos procesos neuroendocrinos.
Además, la investigación sobre oxitocina abre la puerta a posibles aplicaciones terapéuticas. Algunos estudios experimentales exploran el uso de análogos de esta hormona para modular conductas relacionadas con la ansiedad en perros, aunque los resultados aún son preliminares y requieren mayor evidencia.
Foto de archivo de Vet Market
Una sinfonía compartida
El vínculo entre humanos y animales de compañía no es un mero producto de la convivencia: tiene bases biológicas sólidas.
La oxitocina, actuando como director de orquesta, armoniza las señales sociales y emocionales que sostienen esta relación.
La ciencia comienza a descifrar cómo ese entramado químico convierte gestos cotidianos -una mirada, una caricia, un ronroneo- en experiencias profundamente significativas para ambos lados de la relación.