viernes 14 de noviembre de 2025 - Edición Nº2451

Profesión | 18 Mar 2019

La columna del Dr. Javier Paoloni

Porqué los veterinarios tenemos “miedos” o “dudas” para poner pacientes sanos en la camilla?

La siguiente es una de las reflexiones que el Dr. Javier Paoloni se formula en el marco de la nota de tapa de la última edición de la revista Vet Market cuyo título es ¿Qué hacer para evitar la caída de las ventas y la rentabilidad del negocio veterinario?


Porqué los veterinarios tenemos “miedos” o “dudas” para poner pacientes sanos en la camilla?

La respuesta a esta “incógnita ancestral” es (para mí) la siguiente: Porque hacemos consultas en vez de hacer “consultaciones”… Cuál es la diferencia?

La “consultación” es un hibrido entre una consulta y una conversación.

La consulta es fría, distante, a veces hay tensión entre los participantes (más aún en épocas de crisis, cuando la “plata no le alcanza al propietario”) y está generalmente enfocada en el problema de salud del paciente. En la consulta el profesional habla.

La conversación entre dos personas es más relajada, hay conexión entre ambas partes, se alterna un modo habla y un modo escucha…, se respetan los tiempos, se presta atención deliberadamente al interlocutor, se pide permiso para interrumpir un relato interesante, hay contacto visual y escucha activa de ambas partes, se acompasa el relato, quizás con algún “ajá!” de tanto en tanto.

En la conversación hay muchas posibilidades de hacer conexión con el propietario e ir con el tiempo desarrollando vínculos con esa familia, vínculos que pueden llegar a ser perennes. En la conversación el profesional conversa (valga la redundancia) algo muy distinto a hablar.

Seamos creativos y hagamos una mixtura entre la consulta y la conversación, conectémonos con los propietarios de nuestros pacientes, seamos empáticos y compasivos con ellos, pero antes seamos compasivos con nosotros mismos, aceptémonos tal cual somos, reconozcamos nuestra identidad como profesionales y no creemos identidades alternativas, no queramos parecernos a nadie, mejoremos lo que ya tenemos, trabajemos en nuestras capacidades, mejoremos lo que “viene de fábrica”, llenémonos de compasión hacia nosotros mismos de modo que esa compasión “rebalse” y nos permita abarcar a los que nos rodean.

Cuando trabajamos en pos de la promoción del vínculo humano animal en la práctica veterinaria y conseguimos afianzarlo, no sólo empezará a aparecer una palabra en nuestro desempeño profesional (la palabra es felicidad), sino que incrementaremos tasas de retorno, seremos agentes de salud para esa familia, pondremos perros y gatos sanos en la camilla y desarrollaremos la medicina más eficaz de todas, que es la medicina preventiva. Y por favor, entendamos que felicidad y rentabilidad pueden ir de la mano, y la medicina preventiva es el “cemento” que las une.

Autor:

Javier Paoloni

Médico Veterinario. MP (Pcia. de Córdoba) 1584

Director de Veterinaria Vida

Diplomado en Competitividad en las Organizaciones del Siglo XXI

Diplomado en Gestión Empresarial

Diplomado en Herramientas para la Planeación Estratégica

 

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