Cada 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Fue proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con la finalidad de concientizar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. El día coincide con la fecha de la fundación de la FAO en 1945.
En el marco de esta efeméride, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) refuerza las pautas de prevención de enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).
El Organismo recuerda que "todos los eslabones de la cadena productiva tienen un rol que desempeñar para evitar o minimizar los riesgos de contaminación, de forma tal que los alimentos resultantes sean seguros y no dañen la salud humana y animal".
"Los peligros de enfermedades transmitidas por los alimentos pueden ser de naturaleza biológica, química o física y suelen ser invisibles a nuestros ojos ya que se trata de bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas perjudiciales o elementos ajenos a la elaboración como plásticos o metales. Cuando los alimentos no son inocuos, el desarrollo humano de los menores y los adultos se ve interrumpido", recuerda el Senasa, y agrega "La inocuidad de los alimentos es la ausencia a nivel seguro del peligro potencial de que estos pudieran dañar la salud de los consumidores de todos los estratos etarios. Esta cualidad desempeña un papel fundamental a la hora de garantizar la seguridad alimentaria en cada etapa de la cadena: desde la producción primaria, la cosecha, el procesamiento, el almacenamiento, y la distribución; hasta el final de la cadena, en la preparación y el consumo. Por tal motivo resulta clave considerar a la inocuidad como un pilar para una alimentación saludable".
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año enferman en el mundo unas 600 millones de personas –casi 1 de cada 10 habitantes– por ingerir alimentos contaminados y que 420.000 mueren por esta misma causa.
Recomendaciones del Senasa sobre prácticas seguras y simples para la manipulación de alimentos:
• Separar alimentos crudos de cocidos. Utilizar equipos y utensilios diferentes (cuchillos, tablas de cortar) para manipular alimentos crudos y cocidos.
• Mantener los alimentos a temperaturas seguras. No dejar alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de 1 hora y enfríen lo más pronto posible los alimentos cocidos y perecederos. No descongelar alimentos a temperatura ambiente.
• Cocinar completamente. Especialmente carnes rojas, pollos, pescados y huevos. Hiervan sopas y guisos. Para carnes rojas y pollos, cuidar que no queden partes rojas en su interior. Recalentar completamente la comida cocinada.
• Usar agua y materias primas seguras. Debe ser agua de red o estar potabilizada antes de ser consumida. Elegir alimentos frescos o procesados como la leche pasteurizada. Laven las frutas y verduras, especialmente si se van a consumir crudas, y no utilizar alimentos después de la fecha de vencimiento.
• Mantener la limpieza. Lavarse las manos con jabón entre 40 y 60 segundos antes y durante la preparación de alimentos, y después de ir al baño. Lavar y desinfectar todas las superficies, equipos y utensilios. Proteger alimentos y el área de la cocina de insectos, mascotas u otros animales.