El ejercicio de la medicina veterinaria es una profesión gratificante pero conlleva una gran exigencia que suele conducir a altos niveles de estrés. Para conocer como ello puede afectar el desempeño profesional, investigadores de la Universidad de Guelph, y del Centro de Investigación en Seguridad y Salud Ocupacional de Canadá, realizaron un estudio que recientemente fue publicado en Frontiers.

El estudio utilizó un enfoque cualitativo exploratorio para ayudar a abordar la brecha en el conocimiento sobre los impactos de la mala salud mental en la atención de los veterinarios. 

Las percepciones de los participantes sobre los impactos del alto estrés y/o la mala salud mental fueron evidentes en cinco temas:

1- impactos negativos percibidos en las interacciones con compañeros de trabajo,

2- con los clientes, 

3- concentración reducida,

4- dificultad en la toma de decisiones,

5- reducción de la calidad de la atención.

Los veterinarios que participaron del estudio describieron tener mal genio, estar irritables o retraerse de sus compañeros de trabajo cuando experimentan mucho estrés y/o mala salud mental. 

Muchos de los participantes del estudio dijeron que su alto nivel de estrés y/o mala salud mental disminuían la calidad de su comunicación con los clientes, particularmente el esfuerzo y la paciencia invertidos en las interacciones con ellos. 

Informaron que el estrés elevado y/o la mala salud mental reducían la concentración, afectaban negativamente la toma de decisiones y aumentaban el riesgo de cometer errores médicos. También que afectaba su calidad de atención.

A modo de recomendación los autores del estudio señalan "La mala salud mental de los veterinarios puede afectar negativamente a sus relaciones con los compañeros de trabajo, por lo que una forma de fomentar relaciones positivas con ellos puede lograrse a través de la formación en inteligencia emocional, que es la capacidad de percibir, comprender y manejar las emociones en uno mismo y en los demás" y agrega que "El uso regular de prácticas de meditación por parte de los veterinarios podría ser útil". 

Los autores destacan "la necesidad de implementar intervenciones de bienestar a nivel organizacional, así como medidas sólidas y sistémicas de mejora de la calidad en la medicina veterinaria". 

El estudio enfatiza que "la salud mental puede no ser solo un problema a nivel individual (es decir, veterinario), sino que puede tener impactos en toda la clínica, incluida una comunicación con el cliente potencialmente ineficaz, relaciones tensas con los colegas y poner en peligro la seguridad del paciente".