Etología Clínica
AECVA: Recomendaciones para favorecer la adopción respetuosa y responsable en gatos
La Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Argentina brinda recomendaciones destinadas a los futuros tenedores de estos maravillosos animales de compañía.
Médicos Veterinarios: Julieta María Meijide, Santiago González, Marina Snitcofsky, Daniela Pollacchi, María Eugenia Manera, Galasso Vanina, Laura Ratón, Roberto Giménez.
Introducción
Basta observar las distintas culturas para comprender que la convivencia entre el hombre y los animales de compañía se remonta a muchísimos años atrás, siendo común encontrar la figura del ser humano en compañía de ellos.
En esta oportunidad hablaremos específicamente del gato doméstico, el cual, a diferencia de otras especies, en su recorrido histórico ha sido figura representativa de dioses y demonios, atribuyéndole propiedades protectoras, mágicas y curativas, entre muchas otras, apareciendo registros de su presencia junto al hombre, antes del año 3.000 AC.
Actualmente ya es indiscutible el rol que ocupan en la sociedad, quedando comprobado a partir de estudios científicos los beneficios, tanto psicológicos como físicos, que nos aporta la convivencia con nuestros pequeños felinos.
En este sentido, podemos mencionar como más significativos los siguientes:
- Mejoran el desarrollo psicosocial de los niños, favoreciendo el aprendizaje de valores como la responsabilidad del cuidado del otro, compasión, empatía, disminuyen el miedo, entre otras.
- Disminuyen los niveles de estrés y depresión.
- Mejoran el sistema circulatorio e inmunológico.
- Mantienen e incentivan las actividades físicas, lingüísticas y cognitivas.
- Actúan como co-terapeutas e incentivo en varias patologías.
Ahora bien, para lograr esta convivencia armoniosa y placentera, y poder comprender los beneficios que acabamos de mencionar es importante conocer las características y necesidades del gato, dado que el éxito de los objetivos que pretendemos alcanzar no dependen del azar sino de distintas variables que favorecerán la incorporación de un cachorro, un juvenil o tal vez un gato adulto al grupo familiar.
Por lo tanto, nuestro punto de inicio será analizar qué cosas consideraremos, en el momento de decidir la adopción de un felino. Y esta decisión no solo implica asumir un compromiso con responsabilidad durante toda la vida del animal, sino además asegurar su calidad de vida y desarrollo psicofísico, contemplando los requerimientos y necesidades en sus diferentes etapas de crecimiento.
Primeramente, estableceremos el consenso entre todos los integrantes de la familia adoptante, previendo que ante el ingreso de un nuevo individuo deberá existir armonía en el grupo, la cual se logrará solo si todos comparten un mismo objetivo o plan de vida.
Una vez definido ese objetivo común, consideraremos cual será la edad ideal del nuevo integrante, dado que no siempre la mejor opción es adoptar un gatito de corta edad, ya que, en muchas circunstancias, puede ser más beneficioso la adopción de un gato adulto (joven, maduro o señor según el caso).
En el caso que se decida incorporar un gatito, el momento Ideal para la adopción será a las 7- 8º semanas de vida, teniendo en cuanta que hasta dicha edad haya convivido con su madre y hermanos de camada en un ambiente enriquecido sensorial y socialmente.
En el caso de ser separados de la madre antes de los dos meses de vida (huérfanos, gatos callejeros, etc.), será fundamental darle la posibilidad de convivir con un gato adulto, sociable y equilibrado, lo que disminuirá el riesgo de problemas de comportamiento (por ejemplo, agresión por juego, agresión por caricias, falta de autocontroles, etc.).
En este último punto, si la familia adoptante no tiene experiencia en la crianza de gatos no resultar ideal dicha adopción.
Ahora bien, si la persona adoptante, por diversos motivos, no desea pasar por la experiencia de la “intensa” etapa de gatito, adoptar un gato adulto resulta una excelente opción, descontando que el mismo puede ser adoptado en cualquiera de las etapas de su vida (adulto joven, adulto maduro o senior), siempre asesorándose de antemano sobre las necesidades específicas de cada una de ellas, tanto desde el punto de vista físico como emocional, a fin de brindarles una vida óptima.
Otro punto importante que facilitara la futura convivencia y las consultas con el profesional veterinario es al momento de elegirlo averiguar sobre su origen, donde nació y crio (si es rural, semi-rural, urbano, etc.) y, si fuera posible, datos sobre el temperamento de sus padres.
Una adaptación adecuada será más sencilla si elegimos un animal que se haya criado en similitud con el estilo de vida y las características del lugar en el que va a vivir a futuro.
Llegamos al nuevo hogar con nuestro felino y que hacemos:
Es fundamental realizar protocolos de introducción y adaptación al nuevo hogar (teniendo en cuenta la historia del animal y las posibilidades de la familia de cubrir sus necesidades comportamentales), según las características físicas del lugar donde habitará, las personas con las cual convivirá y otras especies de animales presentes, si las hubiera. En este último caso, trabajar especialmente con los animales de la casa para evitar problemas o riesgos en la convivencia, buscando el asesoramiento adecuado del veterinario clínico y/o veterinario etólogo con tiempo suficiente para poder adaptar estas indicaciones a cada animal o familia en particular.
Aquí se pueden presentar distintas posibilidades, por ejemplo, podría ser el caso de la primera vez que la familia va a convivir con un gato:
En este caso si son varios miembros y además hay niños, resultará necesario aprender algunos ítems relacionados a la convivencia con felinos. Tener presente las posibles modificaciones que tengan que realizarse en la vivienda para que sea un hogar apto para gatos, no solo pensar en las medidas de seguridad, sino también en las necesidades comportamentales. También es una buena opción en estos casos adoptar un adulto de algún hogar de tránsito donde haya sido correctamente criado por la madre hasta 7º-8º semana de vida y conozcan sus características como docilidad, nivel de actividad, etc.
Otra situación que suele darse es una familia con integrantes ancianos o con movilidad reducida, personas que realizan tratamientos de enfermedades crónicas, personas con trastornos psiquiátricos:
El gato es un integrante más del sistema familia -colonia con sus habilidades y también con necesidades que deben ser atendidas. Estas necesidades deben estar contempladas y no pueden quedar exclusivamente a cargo de personas con discapacidad.
En estos casos también se recomienda que el animal adoptado sea adulto o incluso senior ya que la actividad aumentada de un gatito o gato joven puede resultar incompatible con las actividades del tutor o persona a cargo del mismo.
Por último, podría darse el caso de familias que solo cuentan con ambiente indoor para la convivencia:
Resulta esencial enriquecer el ambiente para que el felino pueda efectuar su conducta exploratoria, pudiendo permanecer aislado y seguro si lo necesita, ya sea porque él así lo decide o por terceros.
En los departamentos las ventanas y balcones deben contar con protección ya que los felinos necesitan tener acceso a ventanas y balcones, pero pueden caerse, incluso más de una vez, con graves consecuencias como traumatismos, fracturas, contusiones y otros que podrían incluso causar la muerte o dejar secuelas severas.
Lo que no podemos olvidar:
Es de vital importancia las primeras semanas de vida porque es el período en el que el animal aprende a comunicarse, aceptar su propia especie y socializar con el entorno (personas, perros, etc.). Los gatitos deberán recibir desde la 3º semana de vida hasta su edad juvenil el contacto con personas (por lo menos tres diferentes, en edades y géneros), otros animales de su misma especie y, si es posible, con otra especie, como por ejemplo perros.
También debemos habituarlo a diversos estímulos, experiencias y contextos novedosos. En el ambiente donde nazcan y crezcan deberán recibir la mayor cantidad de estímulos posibles (con una frecuencia alta, una intensidad baja y en situaciones agradables), conociendo de esa manera los ruidos de una casa, el movimiento familiar y de objetos, es decir que deben experimentar de manera gradual los distintos estímulos y situaciones con las que se van a encontrar a lo largo de su vida.
De igual forma es necesario ¿cómo pensar los ambientes? deben proporcionar un lugar seguro (”para que puedan ver sin ser vistos”), sitios y recorridos en altura (+ de 20cm del piso), superficies adecuadas (rugosa, estable) para que el animal pueda aislarse en caso de percibir alguna amenaza, respetar el sentido de la audición; evitando sonidos estridentes y explosiones, la agudeza auditiva los vuelve muy vulnerables a ciertos sonidos que pueden irritarlos y asustarlos.
Los recursos ambientales claves: agua, alimento, bandeja sanitaria, rascador, área de juego y área de descanso (mullido, cerrado, abrigado) distribuirlos en distintos lugares y adecuadamente para prevenir competencia o inseguridades en su utilización con otros felinos.
Darle oportunidades para el comportamiento de juego: los gatos son cazadores naturales que necesitan tener “presas” a través de juguetes adecuados y seguros.
El contacto humano debe ser apropiado asociándolo a estímulos agradables como comida, caricias, etc. (ser positivo), sin invadirlo, con actitudes firmes y calmadas (cada movimiento comunica una acción específica) y teniendo las personas una conducta coherente en base a las respuestas del lenguaje corporal que el gato nos brinda (predecible y respetuosa).
Procurar la adecuada importancia al sentido del olfato evitando sustancias como desinfectantes y productos hogareños con olores fuertes (cloro, lavandina) en los elementos del gato. Los aromas agradables como los derivados de catnip, la valeriana, la lavanda, manzanilla, tilo, son los recomendables para nuestro felino.
Finalmente, contar con un médico veterinario de cabecera con orientación a la medicina y prácticas felinas amigables y respetuosas.