LA COLUMNA DEL DR. RUBÉN HUGO SOMOZA
Evaluación de la fertilidad en la perra - Parte 5
En esta quinta y anteúltima parte de la evaluación de la fertilidad en la perra se desarrolla la infertilidad iatrogénica.
Infertilidad iatrogénica/inducida por fármacos
Cualquier suplemento farmacéutico, nutracéutico o herbal que tiene un glucocorticoide, o efecto estrogénico, progestacional o androgénico puede causar una disminución de las concentraciones séricas de gonadotrofinas a través de la retroalimentación negativa de la glándula pituitaria.
Los medicamentos más frecuentemente involucrados son glucocorticoides (administrados para efectos antiinflamatorios) y andrógenos (administrados para mejorar el rendimiento).
Cualquier medicamento administrado de forma rutinaria debe evaluarse como una posible causa de infertilidad.
Disfunción tiroidea
El impacto de la disfunción tiroidea en el ciclo reproductivo de una perra es controvertido y de conocimiento incompleto. Este hecho está muy probablemente relacionado con la dificultad para establecer un diagnóstico definitivo de hipotiroidismo, que hace imposible establecer una relación causa y efecto entre un verdadero estado hipotiroideo, la suplementación con tiroxina y el retorno a la normalidad reproductiva.
El hipotiroidismo en perros suele ser de origen primario y resulta de la destrucción de la glándula tiroides. La explicación más común es la tiroiditis linfocítica que produce atrofia de la glándula. Como resultado de la disfunción de la glándula tiroides, las concentraciones de tiroxina libre total disminuyen en el suero.
El hipotálamo responde aumentando la producción de hormona liberadora de tirotropina (TRH), que a su vez aumenta la liberación de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) por la pituitaria. Este proceso fisiológico da como resultado los resultados bioquímicos séricos clásicos: disminución de las concentraciones de tiroxina libre total y el aumento concentraciones séricas de TSH que se observan en perros con hipotiroidismo.
Las pruebas de medición de hormonas tiroideas en un animal infértil solo deben indicarse si se detectan signos clínicos y bioquímicos de hipotiroidismo. Determinarlo en forma rutinaria es considerada una sobreprestación.
Las manifestaciones clínicas de la disfunción tiroidea pueden ser inespecíficos e incluyen aumento de peso, embotamiento mental, letargo, pelo seco y quebradizo o alopecia, falta de ciclo o estro y anomalías del ciclo.
Las anomalías clínicopatológicas incluyen anemia no regenerativa, trombocitosis e hipercolestrolemia.
La interpretación de las pruebas de función de la glándula tiroides es difícil porque muchos factores no relacionados pueden disminuir la concentración de hormona tiroidea en la circulación.
Cualquier enfermedad puede tener efectos profundos sobre la concentración de hormona tiroidea sérica basal y la respuesta de la glándula tiroidea a la TSH y la TRH.
El síndrome de enfermedad eutiroidea se refiere al estado tiroideo alterado que ocurre como consecuencia de una enfermedad y puede confundirse con un verdadero estado hipotiroideo.
Es esencial que las pruebas de las hormonas tiroideas en cualquier perra reproductora se base en el hallazgo de signos clínicos distintos a la infertilidad y anomalías bioquímicas (colesterol por ejemplo) para minimizar la indicación innecesaria de estudios tiroideos y el diagnóstico incorrecto de hipotiroidismo.
El diagnóstico definitivo de hipotiroidismo requiere evaluación histológica de las glándulas tiroides.
En un entorno clínico, las pruebas funcionales de la tiroides debe incluir el análisis de las concentraciones de tiroxina total y libre en suero, concentración sérica de TSH y autoanticuerpos séricos contra tiroglobulina (TGAA).
En un verdadero estado de hipotiroidismo, la tiroxina total y la tiroxina libre en suero estarán disminuidas, la TSH aumentará y la TGAA puede ser positiva si se está produciendo una destrucción linfoplasmocítica inmunomediada de la tiroides, que es una enfermedad con implicancia genética.
Debe chequearse la respuesta clínica al tratamiento en todos los pacientes hipotiroideos tratados con un suplemento de tiroxina.
Intervalo de interestro prolongado (Más de 10 meses)
La perra normal comienza un ciclo estral una vez cada 4.5 a 10 meses.
Se produce una variación en la longitud del interestro y ciertas razas, específicamente los híbridos basenji y lobo, tienden a ciclar una vez al año.
Las perras mayores también tienden a ciclar con menos frecuencia y puede tener un intervalo de interestro de 10 a 12 meses.
Los diagnósticos diferenciales para el aumento del intervalo interestro incluyen:
- Variación normal,
- Estros silenciosos o perdidos,
- Enfermedad subyacente,
- Quistes ováricos no funcionales y
- Neoplasia ovárica.
Intervalo de interestro corto (< de 4 meses)
La perra promedio cicla una vez cada 4.5 a 10 meses, con algunas razas específicas como el perro pastor alemán que cicla más frecuentemente sin infertilidad asociada.
La irregularidad del ciclo también se observa con más frecuencia en las perras más jóvenes (< de 3 años)
Se requieren aproximadamente 3 meses para la reparación uterina durante el anestro, entre los ciclos ováricos.
Si el ciclo es corto, el proestro puede comenzar antes de que se complete la reparación uterina y puede resultar en infertilidad.
El diagnóstico diferencial para un intervalo de interestro corto incluye:
- Ciclos entrecortados
- Intervalo de interestro corto idiopático
El diagnóstico de intervalos interestro acortados idiopáticos se hace después de descartar todas las demás causas.
Es necesario confirmar la ovulación cada ciclo de estro (progesterona sérica por encima de los valores de ovulación en diestro) en asociación con una reducción Intervalo interestro.
Históricamente, el tratamiento consiste en la administración de mibolerona para inducir un período de anestro normal durante 6 meses. (Su eficacia nunca fue documentada).
Realizar un preciso diagnóstico del momento de la ovulación y usar un macho fértil probado es el mejor método para optimizar la concepción en estos casos.
Una biopsia uterina puede identificar hiperplasia endometrial quística si está presente.
Celo dividido o entrecortado
Un celo partido se refiere a un ciclo estral que comienza con desarrollo folicular normal y secreción de estrógenos, pero no logra progresar a la ovulación.
Como resultado, los folículos ováricos retroceden y el comportamiento del estro cesa, para regresar de 1 a 10 semanas (generalmente 1 a 3 semanas) más tarde en asociación con una nueva ola de desarrollo folicular del ovario.
El segundo celo a menudo se asocia con ovulación y es comúnmente fértil, sin embargo, múltiples oleadas de desarrollo folicular pueden ocurrir antes de la finalización del ciclo.
Es común que los propietarios interpreten la actividad folicular inicial y la segunda ola de desarrollo folicular como dos ciclos individuales.
Los celos divididos son más comunes en las perras que experimentan su primer o segundo ciclo.
Ocurren con menos frecuencia en perros mayores de 24 meses de edad.
Al momento de la ovulación las hembras que exhiben un celo partido tienen concentraciones séricas de progesterona que no llegan a valores de ovulación a pesar de presentar signos de estro.
No es necesario ningún tratamiento.
La evaluación seriada de progesterona en suero de rutina garantizará que la inseminación o el servicio se realice en el momento apropiado.
El estrés puede inducir este fenómeno.
Proestro o estro prolongado
El proestro y el estro se producen bajo la influencia de los estrógenos. Ciclos confirmados de proestro/estro que persisten por más de cuatro semanas son anormales.
El proestro/estro persistente puede ocurrir como resultado de la exposición continua solo al estrógeno, aunque es más común después de la exposición tanto a estrógenos como a progesterona de fuentes endógenas o exógenas.
La citología vaginal que revela células epiteliales principalmente superficiales son un indicador rápido y sencillo de la influencia de los estrógenos.
Un dosaje sanguíneo de estrógenos debe realizarse en cualquier animal que presente signos de estro prolongado, para evaluar la supresión de la médula ósea secundaria a la exposición crónica a estrógenos.
Los diagnósticos diferenciales para proestro o estro prolongados incluyen:
- Quistes foliculares,
- Tumores de células de la granulosa y
- Administración de estrógenos exógenos.
Quistes foliculares
Los quistes foliculares de Graaf funcionales no son frecuentes en perra y provocan una falla en la ovulación.
La citología vaginal, la concentración sérica de estrógenos y la ecografía abdominal se indican para confirmar la influencia de los estrógenos y la presencia de quistes ováricos.
La ovariohisterectomía con histología es el tratamiento de elección para quistes foliculares en perras no reproductoras.
Si la hembra tiene interés reproductivo, se pueden hacer intentos para inducir la ovulación con GnRH o Gonadotrofina coriónica humana (HCG), pero no suelen tener éxito.
Se puede intentar una ovariectomía unilateral con histología o quistidectomia en hembras reproductoras.
Tumores de células de la granulosa. Ver neoplasias de ovario, en la anterior entrega.
Estrógeno exógeno
Cualquier fuente exógena de estrógeno puede resultar en proestro o estro.
Si se identifica exposición a estrógenos exógenos, se debe evaluar un hemograma completo para evidenciar la supresión de la médula ósea y evaluar ecográficamente el tracto reproductivo para descartar la presencia de quistes ováricos.
La próxima semana desarrollaremos la última parte de este apasionante tema…
LEER PARTES ANTERIORES
- Evaluación de la infertilidad de la perra. Parte 1
- Evaluación de la infertilidad de la perra. Parte 2
- Evaluación de la infertilidad de la perra. Parte 3
- Evaluación de la infertilidad de la perra. Parte 4