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lunes 02 de diciembre de 2024 - Edición Nº2104
Vet Market » Protagonistas » 19 ene 2021

Dr. Diego Miceli

Avances en el tratamiento del Síndrome de Cushing y otras enfermedades endocrinas

Entrevista destacada de la edición N° 132 de la revista Vet Market al Dr. Diego Miceli, investigador del CONICET, docente y especialista en Endocrinología Veterinaria.


Conversamos con el Dr. Diego Miceli para conocer sobre su carrera profesional y sobre el tratamiento de enfermedades endocrinas como el síndrome de Cushing.

La endocrinología es la disciplina de la medicina que estudia el sistema endocrino y las enfermedades provocadas por un funcionamiento inadecuado del mismo. Cualquier alteración en este sistema provoca una serie de cambios que pueden afectar al correcto funcionamiento del organismo.

En medicina veterinaria, la endocrinología constituye una de las especialidades con mayor relevancia y profesionales como el Dr. Diego Miceli hacen posible que ello suceda.

 

¿Cómo fue que comenzaste a trabajar en endocrinología veterinaria, en qué posición estás hoy y como fue el camino recorrido?

Mis inicios en la endocrinología veterinaria son estrictamente académicos y tienen lugar en el Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA). Todo comenzó en el año 2008, cuando apliqué como estudiante a mi primera beca de investigación, bajo la dirección del Dr. Víctor Castillo. Aún no tenía definido a qué me dedicaría una vez terminada la carrera, pero a medida que me adentraba en el campo de las hormonas, fui descubriendo una pasión laboral. Una vez graduado, apliqué para una beca doctoral de CONICET, bajo la dirección del Dr. Omar Pignataro (investigador del IBYME) y el Dr. Castillo, seguida de una beca post-doctoral, siempre en la misma línea de síndrome de Cushing.

El arduo camino de beca tras beca (el cual suma no menos de ocho años), culminó con el ingreso a carrera de investigador de CONICET, posición en la que me encuentro desde el 2019.

El camino fue entretenido pero no fácil. Investigar en Argentina es un privilegio que tiene sus dificultades. En mi caso particular, tuve la fortuna de entrar en carrera en un año de fuertes ajustes para el sistema científico.

Siempre aspiré a desarrollar un perfil profesional que combinara la producción de saberes, por un lado, y la aplicación de esos saberes, por el otro. Creo que la investigación clínica permite explotar dichos intereses. El hecho de ser un investigador no implica estar todo el día encerrado en un laboratorio. En mi caso, por el contrario, al trabajar en el área clínica, muchas horas son de consultorio, con numerosos pacientes, día a día.

Los primeros años, sólo miraba lo que hacían los demás profesionales. En paralelo, estudiaba mucho y respondía con los libros los interrogantes que me quedaban luego de una jornada de trabajo. Con el tiempo, fui ganando confianza en el consultorio y comencé a tomar decisiones sobre los casos que se me presentaban en el Hospital. De esta manera, poco a poco, fui forjando mi propio criterio profesional.

 

¿Qué experiencias te marcaron en ese recorrido?

Indudablemente, las estancias de estudio en el exterior. La percepción se agudiza en los viajes y el aprendizaje resulta muy fructífero y transformador.

Tuve la suerte de poder ir a la Universidad de Utrecht (Holanda), uno de los centros de endocrinología veterinaria más prestigiosos del mundo, con la supervisión de la Dra. Sara Galac y el Dr. Hans Kooistra, grandes referentes de la disciplina, quienes me guiaron en este camino y con quienes estamos en continua comunicación para concretar proyectos de investigación conjunta. Asimismo, pude ir a la Universidad de Bologna (Italia), con el Dr. Federico Fracassi, y a la Universidad Complutense de Madrid (España), con la Dra. Dolores Pérez Alenza. Ambos referentes en sus respectivos países, con los cuales mantenemos una estrecha relación. Probablemente, la mejor experiencia en esta historia, la tuve en el Summer School de endocrinología en el 2018, evento académico que convoca a los referentes más importantes del mundo a disertar sobre sus tópicos de trabajo.

En cada una de estas estancias, aprendí algo distinto, conocí modos de trabajo diferentes, refuté “conocimientos” que había naturalizado y que nunca me había cuestionado, y por último, debatí y me actualicé de la mano de los autores más prestigiosos de cada área, los cuales ayudan a moldear, otra vez, el propio criterio profesional.

 

¿Qué temas de investigación estás desarrollando?

En CONICET-UBA, estamos trabajando en la misma línea de investigación, iniciada por el Dr. Víctor Castillo hace más de 15 años, de tratamientos farmacológicos del síndrome de Cushing canino. El objetivo general es desarrollar nuevos tratamientos que permitan optimizar los protocolos vigentes y, en el mejor de los casos, poder transferir los conocimientos adquiridos a medicina humana.

Asimismo, hemos publicado numerosos estudios orientados a la prevención y control de las diferentes comorbilidades que presentan los perros con síndrome de Cushing (Diabetes Mellitus, dislipidemias, hipertensión, etc.).

En paralelo, confieso que tengo una afición particular por la endocrinología felina, el cual es un área que está creciendo vertiginosamente. En esa línea, estamos focalizando principalmente en hipersomatotropismo felino (acromegalia) y síndrome de Cushing felino, en ambos casos con proyectos multicéntricos de colaboración internacional (europea y lationamericana).

Por último, quisiera mencionar que estamos al acecho de casos extraordinarios que no fueron reportados previamente. Esos casos, si bien son aislados y esporádicos, también son motivo de interés e investigación. Este año, por ejemplo, diagnosticamos con la Dra. Verónica Brignone, un carcinoma adrenal ectópico productor de andrógenos, en un cuadro clínico compatible con síndrome de Cushing, sin precedentes en la bibliografía y que publicaremos a la brevedad.

 

¿Cuáles son tus “sueños” dentro de la endocrinología argentina? ¿Qué te gustaría lograr en esta disciplina?

Muchos… Trabajar en equipos sólidos, formar redes nacionales e internacionales, mejorar la infraestructura y la calidad de los métodos complementarios de endocrinología, y así poder alcanzar el nivel de análisis y rigurosidad que tienen en medicina humana.

Asimismo, quisiera que en algún momento podamos posicionar los trabajos realizados por UBA-CONICET al nivel y la repercusión de los grandes centros de referencia mundial (Utrecht, RVC, Davis, Bologna, etc.). Si bien nuestros trabajos tienen su calidad y su impacto, el nivel de las investigaciones de dichos centros es, por varias razones (de financiación, infraestructura y equipamientos, coordinación, etc.), insuperable. Hacia ese horizonte quisiera que vayamos…

Por último, que podamos concretar la ansiada “Sociedad Argentina de Endocrinología Veterinaria (SAEV)” y eventualmente la Sociedad Latinoamericana. No creo que falte mucho para eso: es un suceso necesario e inevitable en el desarrollo y progreso de este tipo de disciplinas. Me gustaría que podamos aunar los esfuerzos de los grupos latinoamericanos y así generar nuestro propio foco de debate y conocimiento.

 

Veo que tenés una línea de trabajo importante en síndrome de Cushing.  ¿Qué opciones de tratamiento cuentan hoy los veterinarios?

Básicamente, existen tres tipos de tratamientos para el síndrome de Cushing: cirugía, radioterapia y tratamientos farmacológicos. Dependiendo de la causa del hipercortisolismo, se puede realizar la hipofisectomía (no disponible en nuestro país, por el momento) o la adrenalectomía.

La radioterapia, para este tipo de enfermedades, no está disponible en nuestro país. Por lo tanto, la gran mayoría de los perros con síndrome de Cushing en Argentina reciben tratamientos farmacológicos. 

En líneas generales, hay dos niveles de acción: drogas que actúan sobre las glándulas adrenales, inhibiendo la producción de cortisol, y drogas que actúan sobre la hipófisis, inhibiendo la producción de ACTH y la proliferación tumoral. Dentro de las primeras, se encuentra: trilostano, mitotano y ketoconazol. Dentro de las segundas: ácido retinoico, pasireotide y cabergolina. Si bien cada una de ellas presenta sus ventajas y desventajas, el trilostano (ONCOVET TL) es la droga más efectiva y la más utilizada a nivel mundial. Esta afirmación excede mi opinión: prácticamente en todo el mundo la primera línea de tratamiento para esta enfermedad es trilostano. Pocas medicaciones endocrinas tienen tantas publicaciones científicas como trilostano.

Desde CONICET, estamos evaluando nuevas combinaciones farmacológicas para tratar esta enfermedad. En el último congreso europeo ECVIM 2020, presentamos un estudio piloto con trilostano (ONCOVET TL) y ácido retinoico, los cuales son, a mi juicio, las dos medicaciones más efectivas para tratar el síndrome de Cushing (causado por un adenoma hipofisario productor de ACTH). Y los resultados son sumamente alentadores, ya que podemos controlar el exceso de cortisol, por un lado, y el exceso de ACTH y el crecimiento del adenoma, por el otro.

 

¿Cómo fue el trabajo en conjunto con el laboratorio CHEMOVET que ha desarrollado el medicamento ONCOVET TL (trilostano)?

Desde fines de los noventa, todo el “mundo científico-endocrino-veterinario” hablaba de trilostano. En Argentina, no estaba disponible y los pocos pacientes que podíamos tratar con esta droga eran de aquellos propietarios/tutores que lo importaban del exterior. Por muchos años, no tuvimos acceso a este tratamiento. De modo que, ni bien me enteré que el laboratorio CHEMOVET estaba iniciando las pruebas con trilostano, me puse en contacto rápidamente para conseguirlo.

Junto al Dr. Jorge García y el Dr. Guillermo Hermo hemos realizado los ensayos clínicos para el desarrollo y la puesta a punto de este medicamento, disponible hoy en toda la Argentina.

ONCOVET TL contiene el principio activo trilostano, que es considerado a nivel mundial la droga de elección para el tratamiento farmacológico del hipercortisolismo, tanto de origen hipofisiario (80-85% de los casos) como adrenal (15-20% de los casos).

Este arduo trabajo en conjunto nos llevó más de 4 años y hoy estamos orgullosos de que este medicamento esté disponible para nuestros pacientes con síndrome de Cushing.

En la parte humana y profesional, creo que los tres nos basamos en tres pilares fundamentales:

A) Confianza: La confianza es el elemento principal del trabajo en equipo. Ya que impulsa un ambiente donde todos los participantes conocen las habilidades de los demás, entiendan sus roles y saben cómo ayudarse mutuamente.

B) Objetivos comunes. Los objetivos eran desarrollar un medicamento de primera línea para el síndrome de Cushing y así potenciar el crédito académico-profesional de nuestros trabajos. Para ello, es importante que todos estemos de acuerdo con una misión, de manera uniforme, y que cada miembro pueda contribuir a cumplirla.

C) Diversidad. Un equipo de trabajo homogéneo puede operar con eficiencia pero sin mucha innovación. Acá se sumó la experiencia clínica y académica del Dr. Jorge García y mía, y los contactos con la industria farmacéutica, tanto para el desarrollo galénico, manufacturación de lotes comerciales y acuerdos de comercialización del Dr. Guillermo Hermo y CHEMOVET.

 

¿Tienen algún nuevo proyecto?

Sí, tenemos varios proyectos en curso. Siempre que se cumplan con éxito los tres pilares comentados anteriormente, surgen nuevos proyectos. CHEMOVET es un laboratorio que se focaliza en oncología veterinaria, pero debemos señalar que muchas enfermedades endocrinas cruzan ambas disciplinas y se ubican en una interfase endocrina-oncológica, con lo cual: sí, tenemos en marcha nuevas ideas y desarrollos de nuevos productos.

Específicamente con ONCOVET TL, venimos trabajando en ensayos clínicos en felinos con síndrome de Cushing, con resultados muy promisorios. En esta especie, a diferencia del perro, la enfermedad es sumamente rara, razón por la cual no hay muchos reportes en el tema. Junto a CHEMOVET, estamos realizando un estudio multicéntrico que incluye varios países de Latinoamérica (Argentina, Brasil, Colombia, Panamá) con el que podremos profundizar en los conocimientos que existen en la temática.

 

¿Trabajas con telemedicina? ¿Pueden los veterinarios del interior u otros países consultarte y tener seguimiento de sus pacientes a través tuyo?

Sí, con la situación sanitaria mundial de público conocimiento, creo que este año, todos nos tuvimos que reinventar. Si bien nada reemplaza a la consulta presencial en consultorio, a través de la telemedicina, se pueden abordar múltiples problemáticas, resolver situaciones puntuales, asesorar a colegas y guiar a propietarios/tutores.

 

CV Resumido
Diego Miceli, Vet PhD Esp-SAEM Inv-CONICET
- Veterinario (UBA).
- Doctor en Ciencias Veterinarias (UBA).
- Investigador asistente (CONICET).
- Especialista en Endocrinología (SAEM).
- Magister PINE (UF), en curso.
- Médico de planta de Endocrinología del Hospital Escuela FCV (UBA).
- Miembro del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IByME-CONICET).
- Docente de posgrado en Endocrinología (UBA y Maimónides).
- Tutor de pasantías de grado y posgrado (UBA).
- Disertante nacional e internacional en el área de endocrinología.
- Formación en el exterior: UCM (Madrid), UU (Utrecht), UniBO (Bologna).
- Autor y co-autor de artículos científicos sobre endocrinología veterinaria.
- Evaluador de revistas científicas internacionales.

 

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