Naturaleza
Después de más de cien años nacen guacamayos rojos en el Parque Nacional Iberá
El nacimiento de estos guacamayos rojos en esa zona protegida del país, sucede cinco años después de que la Fundación Rewilding Argentina, en colaboración con autoridades nacionales y provinciales iniciara un proyecto de reintroducción de esta especie en Iberá.
Una pareja de guacamayos rojos, una especie de la familia del loro, ha tenido pichones en libertad en el Parque Nacional Iberá, un área protegida de 708.000 hectáreas situada en la provincia de Corrientes, al norte de Argentina, de donde estos animales desaparecieron hace más de un siglo.
Todo comenzó en el año 2015 con la puesta en marcha de un proyecto de la Fundación Rewilding Argentina, que junto con el Gobierno de la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales, se propuso buscar recuperar la fauna nativa de los Esteros del Iberá y generar un modelo sostenible de desarrollo a partir de la recuperación de ecosistemas y el turismo de naturaleza. Posteriormente, particulares e instituciones como el Ecoparque de Buenos Aires, la Fundación Temaikèn y el bioparque La Máxima de Olavarría, se sumaron al proyecto donando más ejemplares.
Si bien los Esteros del Iberá rebosan de vida silvestre, algunas especies nativas aún faltan para que este ecosistema vuelva a estar completo. Varios registros de exploradores entre 1809 y 1945 indican que, históricamente, el guacamayo rojo (Ara chloropterus) volaba en los cielos del norte argentino. Sin embargo, su caza para alimento, mascotismo y ofrendas, sumadas a la actividad ganadera que se desarrolló en los siglos XVIII y XIX lo llevaron a la extinción.
Según la Fundación Rewilding Argentina, hace un par de semanas eclosionaron los primeros huevos de una pareja primeriza de esta especie, a los cuales les suele costar mucho esfuerzo sacar a sus pichones adelante.
Lamentablemente, poco después de nacer, uno de los tres pichones nacidos fue encontrado muerto, lo cual era probable que ocurriese. Los otros dos pichones se encuentran creciendo de manera óptima, aumentando varios gramos cada día. El personal de la organización vigila estrechamente el proceso para que no haya ningún tipo de problema.
Aunque el paso de las aves en cautiverio a la vida silvestre no fue nada sencillo: primero los guacamayos debieron aprender a volar, a orientarse en los cielos, a buscar e ingerir frutos de la naturaleza y a evitar a los depredadores que los acechan, como gatos monteses y zorros.
En cualquier caso, hoy son varias las parejas consolidadas que surcan los cielos correntinos, visitando incluso pueblos de la zona, como Ituzaingó, Apipé, Loreto y Villa Olivera, con un comportamiento "ejemplar" de la inmensa mayoría de los vecinos, según la Fundación Rewilding Argentina.
De hecho, la reintroducción del guacamayo rojo contribuirá a la recuperación de los bosques nativos de la región, puesto que, al comer frutos y dispersar semillas por el suelo, cumplen con su rol ecológico y ayudan al buen funcionamiento del ecosistema.
Por otra parte, estas espectaculares aves, de las más grandes del mundo, con su presencia y la de otros animales silvestres en cuyo retorno se trabaja, es fundamental para ayudar al desarrollo de comunidades y pueblos que pueden trabajar, muchas ya lo hacen, brindando los servicios que demanda el ecoturismo en las áreas protegidas y que, gracias a la exuberante flora y fauna tienen un nuevo y sustentable motor económico.