El paciente felino
Identificación de conductas anormales del gato
Cómo médicos veterinarios, debemos educar a nuestros clientes acerca de los factores que deben estar presentes en la vida de los felinos para garantizar el bienestar de los mismos en sus hogares, reduciendo al máximo los factores estresantes que pueden desencadenar comportamientos de enfermedad.
MV Natalia Cazaux*
Muchas veces nos encontramos con tutores de felinos, que ven a su gato como seres totalmente independientes y no demostrativos. Sin embargo, este estigma que se ha generado, nace de la falta de conocimiento acerca de las formas de comunicarse y de cuáles son sus conductas normales.
Si partimos de las bases, el felino doméstico, proviene del gato Felis Silvestris Líbica, también llamado gato de la sabana africana, y si bien a través de la evolución y del proceso de domesticación sufrió cambios, ha mantenido muchas características de su predecesor.
Algunas de estas tienen que ver con su alimentación, carnívoros estrictos, siendo la principal fuente de energía las proteínas, teniendo un requerimiento proteico de casi el doble que en un canino.
Son animales territoriales, de manera que no congenian con el ingreso de otros animales a su lugar, y si esto sucede, el ingreso de los mismos debe ser paulatino y gradual, por etapas. Por otra parte, son cazadores solitarios, y con una gran capacidad de lucha e huida. Sobre este último punto, para mantener su salud física, siempre ante cualquier situación amenazante, la primera reacción es la de huir y, en segundo lugar, luchar. Es por esta razón que tienen distintas formas de comunicarse para evitar altercados con otros gatos.
Dentro de los distintos patrones comunicativos los de mayor relevancia son, la comunicación visual, por ejemplo, mediante la demarcación de los territorios con materia fecal visible, posturas corporales o faciales, y la comunicación olfativa, a través de feromonas.
La Asociación Estadounidense de Practicantes Felinos (AAFP) y la Sociedad Internacional de Medicina Felina (IFSM) establecieron directrices para garantizar dicho bienestar. El primer punto de estas, establece proporcionar un lugar seguro, haciendo referencia a brindar lugares donde, frente a situaciones amenazantes puedan huir y esconderse.
Gato oculto en una caja
Como segundo punto, proporcionar fuentes múltiples y separadas de recursos ambientales clave, de manera que cada gato tenga sus propias fuentes de alimento, agua, bandeja sanitaria, área de descanso, etc., y de esta forma no tengan que competir con otros felinos del hogar por los mismos.
Área de descanso en zona elevada, brindando seguridad al felino
Siguiendo el próximo eslabón, permitir a los felinos el juego y conducta predatoria. Volviendo nuevamente a lo descripto, los felinos son cazadores innatos, su comportamiento predatorio se va a manifestar durante el juego, ya sea con objetos inanimados o también, lo pueden hacer frente algún animal o insecto de menor tamaño, como aves, por ejemplo, independientemente de estar bien alimentados.
La siguiente directriz menciona la interacción gato - propietario, positiva, regular predecible, otro punto clave para el bienestar felino. Es importante remarcar que el gato es un animal sociable, sociable a la distancia. La interacción por lo general la busca él mismo, acercándose a sus tutores queriendo llamar su atención, mediante pequeños golpes con su cabeza o mediante el allorubbing, frotamiento sobre otro individuo.
En quinto lugar, establece que se brinde un entorno que respete la importancia del sentido del olfato. Los gatitos al nacer ya tienen mielinizado el nervio olfatorio, lo cual permite una llegada más rápida de la información que capta, y es este sentido el que permite ubicar las mamas de sus madres. Sobre este punto es interesante hablar de las marcas con feromonas que dejan los gatos en distintas partes de sus hogares, cumpliendo una función significativa en el reconocimiento y sentirse parte de un ambiente físico.
Gato marcando con feromonas una pared
Si no se garantiza algunos de los cinco puntos mencionados, pueden generarse comportamientos de enfermedad o enfermedades asociadas al estrés. Tanto los sucesos traumáticos externos (del medio ambiente) como los internos (viscerales) dan lugar a la activación del Sistema Central de Respuesta al Estrés y desencadenan una serie de respuestas a nivel de los sistemas, nervioso, endocrino e inmunitario que pueden explicar el número, la localización y la variedad de los problemas de salud que pueden padecer los pacientes estresados.
Los signos clínicos que se manifiestan pueden estar causados por alteraciones médicas, es por esto que siempre es necesario realizar un examen físico y una investigación médica apropiada, con una base de datos mínima, donde se incluya un hemograma completo, bioquímica sérica, análisis de orina, y dependiendo de la patología, otros métodos complementarios como puede ser una placa radiográfica.
Palpación de glándula tiroides como parte de la rutina de exploración
En el primer grupo encontramos aquellos comportamientos, como puede ser la agresión, eliminación inadecuada, la anorexia, y el aseo en exceso, asociadas a la ansiedad que pueden padecer ciertos felinos antes situaciones que no pueden controlar.
La agresión puede definirse como una amenaza, un desafío o un ataque dirigido que, en ciertos casos, puede estar generada por alteraciones médicas como toxoplasmosis, intoxicaciones con plomo, frente a hipertiroidismo o cualquier cuadro que produzca dolor.
Ambientes estresantes, también pueden generar hiporexia/anorexia, lo cual es muy grave ya que si no se resuelve puede desencadenar problemas metabólicos, como unas lipidosis hepáticas, e incluso la muerte.
El marcaje con orina, es otra de las manifestaciones. En estas situaciones se libera un neurotransmisor, la vasopresina, la cual es responsable de dicha conducta. Es frecuente que esto se presente mayormente en, gatos machos enteros, y en segundo lugar los castrados, y en aquellos ambientes donde habitan muchos gatos.
Las alteraciones dermatológicas, como la alopecia psicogénica donde se produce un excesivo acicalamiento en distintas regiones corporales, principalmente en la zona lumbar. En estos pacientes, para llegar a su diagnóstico, hay que establecer un “prurito limpio”, es decir descartar cualquier otra causa que le pudiera estar generando dicho lamido, como pulgas, sarna, etc.
Dentro de las enfermedades del tracto urinario inferior en felinos, la cistitis intersticial, es la principal, donde se produce una inflamación estéril con liberación de neuropéptidos que generan contracción y dolor por activación del eje hipotálamo-hipofisiario-adrenal. Los signos clínicos son disuria, hematuria, periuria, etc.
Por otra parte, podemos encontrarnos con pacientes que presentan signos gastrointestinales, como vómitos y diarrea, en los cuales se produce una alteración de la barrera intestinal, aumento de la permeabilidad y una reacción inflamatoria local, dando como resultado dichos signos clínicos. Así mismos, los vómitos pueden ser producto de una estimulación de los centros altos del sistema nervioso central, lo que se denomina vómitos psicotrópicos.
En algunos felinos, el estrés genera inmunosupresión, dando lugar a la infección o reinfección de algunas enfermedades, como herpesvirus, coccidiosis, demodicosis, enfermedades que no son habituales en animales adultos y sin embargo aparecen. Es sumamente importante en estos casos, testear para los retrovirus, el virus de la leucemia felina (ViLeF) y el virus de inmunodeficiencia felina (VIF), los cuales, de la misma manera, por su accionar genera inmunosupresión.
Aquí radica la importancia, como médicos veterinarios, de educar a nuestros clientes acerca de cuáles son aquellos factores que deben estar presentes en la vida de sus felinos. Garantizar el bienestar de los mismos en sus hogares, reduciendo al máximo los factores estresantes que pueden desencadenar comportamientos de enfermedad, y así identificar de manera precoz aquellas conductas que no son normales y pueden estar indicando problemas de ansiedad y estrés.
*Natalia Cazaux
[email protected]
Médica Veterinaria. FCV de la UNLPam.
MP: 1225
Maestría en Anatomía y Fisiología Veterinaria. Cursando en FCV de la UNRC.
Especialidad en Medicina de Felinos Domésticos. FCV-UNR.
Jefa del Servicio de Medicina Felina, dependiente del Jefe de Clínica e Internación en el Área de Clínica e Internación del Hospital Escuela de Animales Pequeños. FCV-UNLPam.
Ayudante de primera en la Asignatura Clínica de Pequeños Animales. FCV-UNLPam
Actividad Profesional como Médica Veterinaria en Clínica de Pequeños Animales y en Medicina Felina en el ámbito privado. General Pico - La Pampa.
Disertante y autora de trabajos científicos.
Socia de AAMEFE (Asociación Argentina de Medicina Felina).