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domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº1886
Vet Market » Divulgación » 26 jul 2020

Acuicultura

Bioseguridad y Gestión Sanitaria

La bioseguridad y la gestión sanitaria en la producción de peces es de vital importancia para la prevención y control de patologías que pueden afectar la industria acuícola.


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Las patologías de los peces en una granja acuícola pueden llegar a tener un impacto económico tremendo en la producción y limitar seriamente la viabilidad de la empresa si no se toman las medidas adecuadas.

Aunque lo más inmediato es pensar en el impacto directo que tiene la mortalidad sobre los peces y sobre la economía de la explotación, hay muchos otros aspectos que también deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar el impacto real que puede provocar un brote de enfermedad.

En un artículo de Daniel Gijón, veterinario y Jefe del Servicio Técnico de Patología de Skretting España, publicado en la página web de la empresa, hace referencia a la importancia que la bioseguridad y la gestión sanitaria tienen en la prevención y control de las patologías en las granjas de producción de peces.

Gijón señala que la bioseguridad no es más (ni menos) que el conjunto de acciones que tienen por objetivo evitar la entrada de patógenos en una instalación, evitar su dispersión en la granja y evitar la salida de los mismos al medio ambiente y a otras granjas. También aclara que el plan de bioseguridad debe adaptarse específicamente acorde a las características de las instalaciones y los riesgos potenciales asociados a ella. "No es lo mismo una hatchery con agua de manantial de agua dulce, que una granja de engorde en jaulas en mar abierto o un sistema de recirculación".

 

Foto referencial de archivo

 

Riesgos

En términos generales, los riesgos que pueden darse en una granja acuícola son de orden externo e interno.

Los riesgos externos son todos aquellos que pueden llegar desde fuera de la granja, que muchas veces no se controlan y que deben ser identificados para evitar que los patógenos puedan penetrar. Entre ellos: los alevines como fuente de introducción de nuevos patógenos, los huevos, el transporte que trasladan a los alevines o huevos comprados, el agua en el que se cultivan los peces, otras especies de peces, los virus de las heces de las aves, el alimento, el personal externo y visitas y las situaciones epidemiológicas de la zona,

​Por otra parte, los riesgos internos son todos aquellos que facilitan la transmisión de las enfermedades dentro de la propia instalación y que pueden salir de ellas hacia el medio ambiente u otras instalaciones. El más importante es el que pueden ocasionar los peces muertos o moribundos. También el personal y los elementos propios del lugar como las redes y otros materiales que se utilizan para el cultivo.

 

 

Prevención

En cuanto a la prevención, hay que intentar que la balanza del equilibrio patógeno-hospedador-medio ambiente se incline siempre a favor del pez. Para ello será necesario implementar una correcta gestión de la producción, donde se tendrá que contemplar la calidad y la cantidad del agua, instalaciones idóneas, la calidad y cantidad de alimento y el manejo adecuado de las operaciones que se realicen en torno a los peces.

Por otra parte, la vacunación es un elemento esencial en cualquier plan de prevención.

Esta deberá realizarse en la hatchery y/o nursery, previa a la toma de contacto con el patógeno en la fase de engorde. También deberá tenerse en cuenta que solo deben ser vacunados los peces sanos, ya que las vacunas no son agentes terapéuticos y no funcionan para curar una enfermedad ya establecida.

Deberá tenerse en cuenta que los peces deben estar en ayunas al momento de ser vacunados, ya que tolerarán mejor el estrés, la manipulación y la sedación. Además, si el estómago está vacío, hay menos probabilidad de perforarlo en el caso de una vacunación intraperitoneal.

Por último, deberá tenerse en cuenta de cumplir con las especificaciones del fabricante de las vacunas y de utilizar las herramientas de trabajo apropiadas.

 

Centro de Control. FOTO: SKRETTING

 

La utilización de dietas salud debe formar parte de cualquier programa de prevención.

Son dietas con ingredientes funcionales especialmente formuladas para mejorar algunos aspectos fisiológicos con incidencia directa sobre el sistema inmune, tanto en el no específico como en el específico. Con este tipo de dietas se consigue un refuerzo de las defensas individuales del pez frente a los patógenos, por lo que se tendrá además un impacto potencial sobre la inmunidad de la población. De esta forma, integrándolo con otras medidas eficaces como la bioseguridad o la vacunación se puede conseguir una mayor protección de los peces.

 

La prevención de las enfermedades incluye a toda la cadena de producción

 

Tratamiento

Las medidas terapéuticas son aquellas orientadas a corregir un problema patológico una vez que se ha establecido en los peces. Es la última opción cuando todo lo demás ha fallado.

Para maximizar la eficacia de los tratamientos será necesario una monitorización continua del estado de los peces por parte del personal. Cualquier situación anómala debe ser comunicada inmediatamente y los peces deberán ser analizados por si existiese alguna patología subyacente.

La eficacia del tratamiento va a estar directamente relacionada al momento de cuándo se lo empiece.

En tratamientos orales, por ejemplo, los peces van a reducir su ingesta, o incluso dejarán de comer, por lo que no se tratarán adecuadamente y además servirán como fuente de propagación del patógeno.

Si se habla de tratamiento en baño, muchas veces los peces muy afectados no aguantarán las dosis terapéuticas y se tendrá mucha mortalidad asociada al tratamiento.

En cuanto al uso de antibióticos los disponibles para peces son muy escasos, por lo que su uso debe ser muy controlado y utilizado sólo cuando sea realmente necesario.

Los antibióticos son medicamentos veterinarios que son efectivos para tratar infecciones causadas por bacterias y algunos protozoos exclusivamente. No van a ser efectivos frente a enfermedades víricas, o problemas ambientales o la mayoría de problemas parasitarios.

Los efectos colaterales del mal uso y abuso de antibióticos son la aparición de resistencias bacterianas, daños en biofiltros y daño a la microbiota intestinal, responsable de parte de las capacidades digestivas del pez y de parte de la defensa frente a los patógenos.

Es importante evaluar bien el estado de los animales antes de iniciar el tratamiento, hay que cerciorarse que la vía de administración sea la adecuada y si los peces soportarán el tratamiento.

Generalmente los problemas patológicos en peces no están aislados, sino que pueden coexistir diferentes patógenos con acciones sinérgicas. Hay que evaluar bien la situación para ver qué problema es el que está causando la mayor mortalidad o qué problema es el más seguro tratar primero.

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