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viernes 25 de abril de 2025 - Edición Nº2248
Vet Market » Divulgación » 5 dic 2019

Tierra del Fuego

El problema de los perros asilvestrados

Miles de perros salvajes o asilvestrados se desplazan en jauría por campos y ciudades de Tierra del Fuego, mordiendo, transmitiendo enfermedades, matando las ovejas y afectando la actividad turística.


Se entiende por perros asilvestrados o salvajes a todos aquellos caninos que perdieron su condición de domésticos para pasar a un estado salvaje y que no dependen directamente de los humanos para alimentarse y reproducirse.

Los perros asilvestrados andan en manadas y tienen un comportamiento similar a los lobos. Por ello, expulsan de su grupo a canes extraños que no forman parte de su equipo. 

El problema comenzó por los años 70 y fue creciendo a medida que lo hizo la población humana, sumado a la falta de diagnósticos certeros y políticas públicas concretas.

Según los expertos las distintas categorías de perros se clasifican en:

- Perros con dueño y restringidos

- Perros sin dueño y no restringidos

- Perros vagabundos o callejeros

- Perros asilvestrados

 

Estos últimos viven en estado libre sin comida o refugio directamente proporcionado por humanos, no mostrando socialización con el hombre, evitando continuamente el contacto directo humano y con un estilo de vida restringido principalmente a ambientes naturales.

 

Un estudio de poblaciones caninas asilvestradas realizado en Tierra del Fuego, detalla que los perros asilvestrados no consumen los animales que matan, sino que los hieren o matan en grandes cantidades. Principalmente eligen a las ovejas, por su tamaño y su forma de escape.

 

Se mueven en jaurías por el interior y a veces avanzan sobre zonas urbanas.

 

 

 

El origen del problema

Hace aproximadamente unos 50 años las ciudades de Río Grande y Ushuaia tuvieron un marcado crecimiento a partir de la creación de puestos de trabajo en fábricas electrónicas. Esos pobladores tenían perros de compañía que cuando tuvieron que retomar a sus lugares de origen muchos de ellos los abandonaron y se fueron reproduciendo en un ámbito salvaje, sin contacto humano.

En 2015, el Comité de Emergencia Agroganadero y de Alerta Sanitaria de Tierra del Fuego, creado a raíz del problema, pidió un informe al Conicet sobre perros asilvestrados, considerándolos parte de una emergencia socio-ambiental, sanitaria y agroganadera derivada del impacto de los perros sin control presentes en los ámbitos urbanos y rurales de la Tierra del Fuego.

El informe se realizó durante varios meses y concluyó que los perros transmitian infecciones y parasitosis como la rabia, la brucelosis canina, la leptospirosis, la hidatidosis, la equinococosis quística, la toxocariasis, entre otras. Además, se detalló que afectaban gravemente a la producción ganadera e incluso a la actividad turística, al constituirse en una amenaza para los visitantes.

Por la ley provincial 1146 de 2017, se declaró al perro asilvestrado como especie exótica invasora en los campos. La norma obligó a crear un programa de manejo que contempla desde acciones directas en las zonas rurales, trabajos con perros protectores en los campos hasta concientización para una tenencia responsable de los perros en las ciudades. Sin embargo, el problema persiste.

 

 

 

Cambios en la producción: de ovejas a vacas

 

Producto de los continuos ataques a las ovejas, los estancieros se vieron obligados a modificar su tipo de producción. Ahora crían cada vez más vacas y menos ovejas.

 

Según un informe del Conicet, entre 2006 y 2008 se perdieron 33.000 cabezas ovinas y unas 78 toneladas de lana, que representaron 4,5 millones de pesos, equivalentes a una pérdida del 13,7% del ingreso total para los establecimientos rurales.

 

A mediados de los ochenta había en esa provincia unas 720.000 ovejas. Hoy, se estima que el número no supera las 285.000 cabezas.

 

 

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