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Ni ángeles ni demonios: Algunas cuestiones para entender a nuestros perros
En los últimos días los perros han sido materia de noticias en Bahía Blanca por mordeduras de gravedad a sus propietarios, por lo que el Distrito 7 del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires, ha emitido un comunicado debido a que es un tema recurrente que todos los años lleva a repensar la relación que se tiene con las mascotas.
Ni ángeles ni demonios, los perros son eso, perros, y en general presentan patrones de conducta previsibles. Por eso es importante contar con un animal que contenga todo el “paquete comportamental” que lo identifica como tal y que ocupe su lugar en esta jauría mixta que es la convivencia de perros y humanos.
A pesar de que hay mucho por decir sobre cría de razas y criaderos, no se trata de eso, sino de algunas cuestiones que tenemos que considerar para entender a nuestras mascotas:
- Nuestros perros no son hijos. Tampoco son chicos ni mucho menos “entienden todo”. Son perros, quieren serlo y debemos educarlos como tales: marcando los espacios y el lugar que ocupan en nuestra familia.
- En todos los casos —con énfasis en los machos— deben educarse desde muy chicos. Somos nosotros los que los alimentamos, paseamos y cuidamos. Es decir, no salen cuando quieren, no comen cuando piden y no los acariciamos o jugamos sólo cuando ellos lo desean. Esas necesidades son nuestra responsabilidad y llevarlas a cabo o no forma parte de nuestra decisión.
- Los chicos siempre deben estar acompañados por un adulto en los juegos con los perros o en los ambientes de nuestra casa. Cualquier reacción puede ser anticipada por nosotros y un daño en un menor puede ser grave. Debemos prevenirlo.
- Un perro que nos mira de manera desafiante o nos gruñe al bajarlo de un sillón, se molesta cuando está echado y lo acariciamos o protesta al ser “retado” es un perro que da indicios de que algo va mal. Ante dudas de este tipo hay que consultar al Veterinario.
- La elección de mascotas siempre debe ir acompañada de la opinión de un profesional. Hay que considerar el conocimiento y la experiencia de sus propietarios, el tiempo que le dedicarán, el lugar donde fue adquirido y cómo fue criado. También son importantes las características de sus padres y sobre todo la educación durante los primeros meses de vida. Todo eso, más su propia genética —de raza o mestiza— formará el carácter del animal.
- El tamaño o la raza conllevan mayor responsabilidad en su educación y tenencia. Ningún perro ni raza trae un “chip” de futuro mordedor, pero el tamaño y su fuerza serán la diferencia respecto a otras razas o cruzas. Un perro de gran porte es tan peligroso como un arma. De ahí la importancia de la tenencia responsable.
Concluimos donde empezamos: para entender a nuestra mascota, prevenir situaciones y hacer de nuestro compañero un amigo equilibrado lo primero que hay que entender es que estamos ante un perro. Una especie maravillosa que ha acompañado al hombre durante miles de años. Cuanto más cambiemos esa mirada, más inestable e imprevisible será nuestra convivencia.
Fuente: CVPBA - Distrito 7