Una vida dedicada a la naturaleza
Adiós a Jane Goodall, la mujer que cambió la mirada sobre los chimpancés y la humanidad
La primatóloga y naturalista falleció el 1 de octubre de 2025 a los 91 años. Su mirada transformó para siempre la comprensión de los chimpancés y el vínculo del ser humano con la naturaleza. Su legado científico, ambiental y educativo seguirá vivo en generaciones de jóvenes y defensores del planeta.
En California, mientras se encontraba en una gira de conferencias, falleció Jane Goodall a los 91 años por causas naturales, informó su instituto.
El mundo pierde en ella mucho más que una científica: se va una exploradora de almas. Goodall no solo se internó en los bosques de Gombe para observar chimpancés; se zambulló en sus gestos, sus silencios, sus emociones, para devolvernos una verdad casi olvidada: nosotros también somos animales, y en ese espejo primate reside parte de lo que somos.
De Londres a Gombe: los primeros pasos de un viaje inmenso
Nacida el 3 de abril de 1934 en Londres, Valerie Jane Morris Goodall desarrolló desde niña una sensibilidad muy especial por los animales y la naturaleza. Aunque no comenzó con una formación científica tradicional, su determinación la llevó al este de África en los años cincuenta, impulsada por sueños que muchos consideraban improbables.
En 1960, con apenas veintiséis años y guiada por el antropólogo Louis Leakey, empezó las observaciones más célebres de su vida: los chimpancés salvajes del Parque Nacional Gombe Stream, en Tanzania. Allí se sentaba pacientemente, sin uniformes ni barreras, y los chimpancés la aceptaron. Poco a poco, ella empezó a descubrir lo que nadie esperaba: individuos que usaban herramientas, que cazaban, que tejían complejas relaciones sociales, que mostraban emociones profundas. Estas revelaciones trastocaron nociones viejas sobre lo que separa al hombre de los animales.
“La única forma de avanzar es juntos: seres humanos, animales y naturaleza”, Jane Goodall
Tres décadas de impacto: ciencia, conciencia, cambio
Desde Gombe, su vida fue una serie de llamados al despertar. En 1977 creó el Instituto Jane Goodall, una organización que ha trabajado sin cejar en la defensa de los hábitats, la educación ambiental y el bienestar animal.
También fundó Roots & Shoots (Raíces y Brotes), programa educativo para jóvenes que promueve acciones concretas en cada comunidad para cuidar del planeta. Un legado vivo: millones de jóvenes en decenas de países han participado.
Recibió reconocimientos tan múltiples como merecidos: fue nombrada Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas en 2002, recibió el título de Dama del Imperio Británico, premios ambientales, culturales y científicos de todo el mundo. Cada distinción era no solo para ella, sino para lo que representaba: un puente entre la ciencia y la compasión.
“Lo que haces marca la diferencia, y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres hacer”, Jane Goodall
La despedida y el legado que permanece
A los 91 años, mientras viajaba compartiendo su sabiduría, su historia, su urgencia de actuar —como lo hizo hasta último momento— Jane Goodall se fue.
Pero lo que queda no es silencio. Permanece el eco de sus pasos entre los árboles de Gombe, el gesto de quienes plantan un árbol hoy como ella lo hizo, la decisión de un joven de estudiar primates inspirado por sus libros, la conciencia creciente de que nosotros mismos dependemos de ese tejido natural que ella defendió con tanto amor.
Jane Goodall enseñó que cada gesto cuenta: observar un chimpancé, proteger un bosque, educar un niño, levantar la voz por lo que no tiene voz. En su ausencia, el desafío es continuar. Que ese sea el homenaje: vivir con una parte de la ternura y el coraje que ella nos legó.
Descanse en paz Jane Goodall. Que su ejemplo siga nutriendo raíces en este planeta que tanto quiso.