Un equipo internacional de investigadores del Royal Veterinary College (RVC), en colaboración con la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena y la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena, logró un avance pionero en la salud animal: la creación de la primera vacuna producida íntegramente en laboratorio contra el gusano barbero (Haemonchus contortus), un parásito gastrointestinal que afecta principalmente a ovejas y cabras.
El gusano barbero se adhiere al estómago de los rumiantes y se alimenta de su sangre, provocando anemia grave, edemas y, en casos extremos, la muerte del animal. Esta parasitosis genera fuertes pérdidas económicas a los productores, sobre todo en regiones de clima cálido, donde el parásito es más común. Su control resulta cada vez más complejo debido a la resistencia que el gusano desarrolla frente a los fármacos antiparasitarios tradicionales.

Un cambio frente a las vacunas tradicionales
Hasta ahora, las vacunas disponibles contra este parásito se producían a partir de gusanos extraídos de los estómagos de ovejas sacrificadas, un método costoso, poco práctico y con dilemas éticos.
El nuevo enfoque evita este procedimiento: el equipo utilizó células de insectos modificadas para producir proteínas del parásito, que actúan como antígenos y activan la respuesta inmune del animal huésped.
Resultados prometedores
Los ensayos en ovejas demostraron que la vacuna:
- Entrena al sistema inmunitario para reconocer al gusano y producir anticuerpos.
- Reduce la capacidad de los parásitos de establecerse en el estómago de los animales.
- Disminuye significativamente la liberación de huevos en las heces, reduciendo la contaminación de los pastos y la propagación de la infección.
Según los investigadores, este método permitirá producir vacunas de manera más rápida, confiable y ética, además de contribuir a reducir la dependencia de los antiparasitarios químicos.
Colaboración científica
El profesor Dirk Werling, del RVC y coautor de los estudios, destacó que este avance demuestra la posibilidad de diseñar vacunas con estructuras de azúcares "extraños" y celebró la colaboración internacional que permitió el desarrollo del proyecto.
Por su parte, el Dr. Shi Yan y la Dra. Katharina Lichtmannsperger, de la Universidad Veterinaria de Viena, subrayaron que el logro representa un punto de partida para futuras vacunas recombinantes contra parásitos de importancia económica, gracias al uso de la glicoingeniería.
“Desarrollar vacunas sin sacrificar animales no solo es más ético, sino también un enfoque mucho más fiable y reproducible”, remarcaron los autores principales.