Estudio
Correlacionan la microbiota intestinal con diversos tipos de comportamiento agresivo
Un estudio realizado en perros de trabajo correlaciona el comportamiento agresivo, la microbiota intestinal y la serotonina sérica (5-HT) en perros de trabajo. Los investigadores sugieren que los perfiles microbianos pueden facilitar las intervenciones diagnósticas y preventivas antes de la manifestación de comportamientos agresivos.
El comportamiento agresivo canino representa una amenaza significativa para la salud pública. Comprender el comportamiento agresivo es crucial para la socialización canina y las interacciones entre humanos y perros.
Dada su importancia, investigadores de China han llevado a cabo un estudio sobre el tema que fue publicado recientemente en Veterinay Sciences.
El estudio realizó un análisis exploratorio de poblaciones de perros de trabajo para investigar alteraciones en la microbiota intestinal y neurotransmisores asociados con el comportamiento agresivo con el objetivo de esclarecer las relaciones causales que influyen en la agresión canina e identificar posibles enfoques para su manejo y mitigación.
Para la investigación, evaluaron 56 perros de trabajo de diferentes razas (11 cocker spaniels, 13 pastores alemanes y 32 pastores belgas malinois), agrupados según su comportamiento agresivo.
Los resultados demostraron que los distintos fenotipos conductuales en perros agresivos conducen a variaciones en la composición del microbioma intestinal, lo que sugiere que los perfiles microbianos pueden facilitar las intervenciones diagnósticas y preventivas antes de la manifestación de comportamientos agresivos. Cabe destacar que la serotonina (5-HT) emerge como un posible biomarcador para el monitoreo y diagnóstico de la agresión canina, ofreciendo valiosas aplicaciones para la gestión de la seguridad pública.
"Este estudio comparó la estructura de la microbiota intestinal y los niveles de serotonina (5-HT) en perros de trabajo en función de sus niveles de agresividad. Si bien no se encontró una correlación significativa entre el comportamiento agresivo y la composición de la microbiota intestinal, lo que sugiere un papel limitado de esta en la modulación del comportamiento del huésped, la investigación tiene implicaciones prácticas esenciales para aplicaciones caninas. Los resultados indican que los diferentes fenotipos conductuales en perros agresivos dan lugar a perfiles de microbioma intestinal distintos, lo que implica que el microbioma podría ayudar a diagnosticar e intervenir preventivamente contra la agresividad antes de que se manifieste. La microbiota intestinal puede contribuir a diversos tipos de comportamiento agresivo, y su modulación (p. ej., mediante la administración de probióticos) podría mitigar la agresividad. Además, la agresividad mostró una fuerte asociación con el neurotransmisor 5-HT, que podría servir como una herramienta potencial para identificar y monitorear las tendencias agresivas en perros", concluyen los investigadores en su estudio y agregan que futuros estudios deberían incluir "cohortes más amplias que incorporen diversas razas de perros para dilucidar los mecanismos subyacentes que vinculan la microbiota intestinal, los neurotransmisores y el comportamiento agresivo".
Acceder aquí al estudio completo.