Salud y Bienestar Animal
Peritonitis infecciosa felina: lo que los tutores de gatos deben saber
La enfermedad también conocida por la sigla PIF representa un peligro serio para los gatos. Dada la gravedad, la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales explica lo que necesitan saber los tutores para proteger a sus gatos y concurrir lo más rápido posible a la consulta veterinaria.
Los gatos son conocidos por su naturaleza misteriosa. Desafortunadamente, también lo es una de las enfermedades felinas más peligrosas: la peritonitis infecciosa felina (PIF).
La PIF es una enfermedad viral compleja y a menudo fatal que afecta a los gatos. Aunque no es la enfermedad más común es un tema crucial en la medicina veterinaria, por eso la Asociación Estadounidense de Hospitales de Animales (AAHA) explica lo que necesitan saber los tutores sobre esta amenaza viral y cómo proteger a sus gatos.
En todo el mundo, muchos gatos son portadores del FCoV sin presentar signos visibles de enfermedad. Este virus reside en los intestinos del gato y se excreta a través de las heces, donde puede transmitirse a otros gatos. En un pequeño número de gatos, el coronavirus felino muta en el virus que causa la PIF. El virus entonces reside y se multiplica dentro de los glóbulos blancos del gato, causando inflamación y enfermedad generalizadas en todo el cuerpo.
Si bien la PIF se observa con mayor frecuencia en gatitos y gatos menores de 2 años, los gatos mayores también pueden verse afectados.
Transmisión PIF
La PIF en sí no es contagiosa entre gatos. Sin embargo, su precursor, el FCoV, se transmite de gato a gato a través del contacto directo con heces, saliva y objetos compartidos, como comederos o areneros. Minimizar la exposición de los gatos a zonas donde el coronavirus felino es común, como refugios, residencias o criaderos, puede reducir el riesgo de PIF.
Cómo reconocer los síntomas de la peritonitis infecciosa felina
Parte del misterio del PIF reside en cómo se presenta. Las dos formas de PIF incluyen:
- PIF húmeda o efusiva: los gatos con PIF húmeda experimentan acumulación de líquido en el abdomen o el pecho, lo que causa hinchazón visible, dificultad para respirar y cansancio.
- PIF seca o no efusiva: La PIF seca afecta el cerebro, los ojos, el hígado y los riñones. Puede causar convulsiones, cambios en la visión, pérdida de peso o síntomas urinarios.
La PIF húmeda y seca suelen compartir síntomas similares que sugieren una enfermedad general. Estos incluyen:
- Pérdida de apetito
- Fatiga
- Pérdida de peso o falta de aumento de peso
- Fiebre que no responde a los antibióticos.
En cualquier caso, los síntomas de la PIF suelen ser vagos. Dado que los gatos tienden a ocultar el dolor y la enfermedad, muchos tutores no detectan las primeras señales de alerta.
Si los tutores detectan algunas de las señales o incluso preventivamente deben concurrir a la consulta veterinaria dado que la enfermedad puede progresar rápidamente. El diagnóstico y la intervención tempranos son cruciales para aumentar las probabilidades de éxito del tratamiento.
Sin una vacuna contra la PIF, no hay una forma segura de prevenir este virus devastador. Al respect, el Dr. Bryan T. Clarke, (DVM, DABVP Canino y Felino) del All Creatures Animal Hospital, hospital acreditado por la AAHA en Lutz, Florida (EE.UU.) aconseja prevenir la PIF evitando la exposición al FCoV. Sin embargo, este enfoque no es práctico, dada la alta contagiosidad y la frecuencia de la mutación. La mejor estrategia de prevención es centrarse en mantener un entorno saludable.
“Asegúrese de seguir el plan de atención preventiva recomendado por su veterinario, que incluye la vacunación contra otras enfermedades infecciosas, proporcionar un entorno limpio y sin estrés para su gato, protegerlo de las condiciones parasitarias con medicamentos preventivos adecuados y realizar exámenes físicos regulares con su veterinario para detectar cualquier otra condición”, recomienda el Dr. Clarke.
Para garantizar un ambiente limpio e higiénico, tener en cuenta los siguientes factores:
- La caja de arena debe limpiarse diariamente y limpiarse y desinfectarse completamente al menos una vez por semana.
- Mantener la caja de arena alejada de los platos de comida y agua.
- Lavar los platos de comida y agua después de cada comida a diario con agua caliente y jabón. Lavarlos a fondo y desinfectarlos semanalmente.
- Lavar la ropa de cama del gato con regularidad. La frecuencia dependerá de los hábitos y de cualquier afección médica subyacente.
Es importante reducir el estrés proporcionando al gato suficiente estimulación mental y física. Esto puede incluir enriquecimiento ambiental (como postes rascadores y perchas para ventanas), una variedad de juguetes que se adapten a diferentes estilos de juego e incorporar juegos interactivos regulares en tu rutina.
Si hay varios gatos en la casa, hay que asegurarse de que tengan suficiente espacio para evitar el estrés causado por el hacinamiento. La mayoría de los expertos recomiendan no tener más de tres gatos por habitación.
Por último, la AAHA recomienda a los tutores comprender los comportamientos y hábitos normales de sus gatos. Eso permite ayudarles a saber cuándo visitar al veterinario. Los cambios en los hábitos de alimentación, sueño, aseo o juego de los gatos pueden indicar una enfermedad o dolor oculto.
"La PIF es una enfermedad devastadora e inusual, pero la detección temprana, los tratamientos emergentes y la atención preventiva pueden ofrecer esperanza. Al mantenerse informado y colaborar con su veterinario, puede ayudar a proteger y preservar la salud de su gato", concluye la AAHA.