Desafío profesional
El impacto de la procrastinación en los cuidados veterinarios y cómo combatirlo
Uno de los desafíos más comunes que enfrentan los médicos veterinarios es el de tratar con clientes que retrasan las visitas a la clínica o que no cumplen en tiempo y/o forma con las recomendaciones de salud para sus animales. Este comportamiento puede poner en riesgo, no solo la salud y el bienestar de los pacientes, sino también el vínculo veterinario-cliente.
El hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, se conoce como procrastinación y tiene un impacto indeseable cuando está relacionado con la salud.
En muchos casos, la procrastinación de los tutores se debe a una combinación de factores emocionales, económicos y educativos.
Por otra parte, la falta de conocimiento sobre la importancia de los tratamientos preventivos, puede llevar a que los clientes subestimen la urgencia de la situación.
También existe un componente emocional: la negación de que un animal pueda estar enfermo o la esperanza de que el problema desaparezca por sí solo. Esto lleva a la dilación de las visitas al veterinario y cuando finalmente sucede suele ser tarde.
Muchas condiciones de salud en animales pueden progresar sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales, y el retraso en el tratamiento puede agravar la condición, reducir las probabilidades de éxito del tratamiento y, en algunos casos, hacer que la enfermedad se vuelva incurable. Además, puede resultar en tratamientos más costosos y procedimientos más largos y/o invasivos.
Además de la salud, los animales de compañía que no reciben atención veterinaria en tiempo y forma pueden manifestar problemas en su comportamiento, en algunos casos muy serios.
La procrastinación también puede tener implicancias en la salud pública. Algunas enfermedades zoonóticas, como la rabia o la leptospirosis, no solo afectan a los animales, sino que también representan un riesgo para la salud humana.
Cómo los veterinarios pueden combatir la procrastinación
1. Educación proactiva
Los veterinarios tienen un papel crucial en la educación y la concientización de los tutores sobre la importancia de las visitas regulares y los cuidados preventivos. Ello requiere explicar de manera clara y accesible las responsabilidades que tienen como tutores.
2. Crear recordatorios y programas de seguimiento
Muchos tutores procrastinan simplemente porque no recuerdan las fechas importantes, como las vacunas o los exámenes anuales. Los veterinarios pueden establecer programas de seguimiento, enviar recordatorios por correo electrónico o mensaje de whatsapp y ofrecer sistemas de citas recurrentes para facilitar la adherencia a los planes de salud. De esta manera, los tutores tienen una mayor probabilidad de cumplir con las recomendaciones.
3. Facilitar el acceso a los servicios veterinarios
Para algunos tutores, los costos son una barrera significativa. Ofrecer opciones de pago flexibles, descuentos para tratamientos preventivos o paquetes que incluyan varias consultas o procedimientos a un precio más accesible puede incentivar a los tutores a ser más proactivos en el cuidado de sus animales. Además, ofrecer horarios de atención más amplios o servicios a domicilio también puede ser un incentivo para los tutores que tienen dificultades para acudir a la clínica.
4. Fomentar una relación empática con los tutores
La empatía es clave. Los veterinarios deben crear un ambiente donde los tutores se sientan cómodos al expresar sus preocupaciones, tanto emocionales como financieras. Una relación basada en la confianza puede hacer que los clientes se sientan más motivados a seguir las recomendaciones veterinarias.
La prevención es siempre el mejor tratamiento, y una intervención temprana puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte del animal. Combatir la procrastinación es un desafío, pero también un reto que los veterinarios pueden enfrentar con dedicación, empatía y compromiso hacia la salud y el bienestar animal.