Los delitos contra la vida silvestre son graves y ningún país es inmune a estos crímenes que afectan la biodiversidad, la salud humana, la seguridad nacional, el desarrollo socioeconómico, y les llenan los bolsillos a los delincuentes.
El tráfico ilegal de fauna silvestre es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo y está impulsado por la demanda de animales exóticos como mascotas (mascotismo), ingredientes para medicinas tradicionales y productos de lujo. Esta demanda, a menudo alimentada por creencias infundadas y modas pasajeras, genera una presión insostenible sobre las poblaciones de animales silvestres.
Más allá de la supervivencia de las especies, el tráfico ilegal de fauna silvestre conlleva riesgos de zoonosis. Al sacarlos de su ambiente natural, los animales silvestres pueden transportar y dispersar patógenos (virus, bacterias y hongos) en nuevos ambientes y poner en riesgo la salud humana.
Las consecuencias del tráfico ilegal son devastadoras. En primer lugar, muchas especies son llevadas al borde de la extinción debido a la caza furtiva y la destrucción de sus hábitats. Además, el tráfico ilegal puede introducir especies invasoras en nuevos ecosistemas, causando desequilibrios ecológicos y dañando la agricultura y la pesca.
Especies en peligro
El tráfico ilegal afecta a una amplia variedad de especies, desde grandes mamíferos hasta aves, reptiles, peces e insectos.
Algunas de las especies más amenazadas por esta actividad incluyen:
A nivel mundial: el rinoceronte, el elefante, el tigre, el pangolín, el guacamayo azul y amarillo, entre otras especies.
En Argentina: la tortuga terrestre, el loro labrador, el tucán, el flamenco, aves pequeñas, el lagarto overo, felinos y monos, como el caí y el carayá negro, entre otras especies.
Combatir el tráfico ilegal
La lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre requiere de un esfuerzo global y coordinado.
Es fundamental fortalecer la legislación y los controles en los países de origen, tránsito y destino de los animales, así como promover la cooperación internacional para desmantelar las redes de tráfico.
Además, es necesario crear conciencia sobre los impactos negativos del tráfico ilegal y fomentar el consumo responsable. Existe comercio porque lamentablemente hay clientes.
Solo a través de la colaboración entre gobiernos, organizaciones de conservación, comunidades locales y consumidores podremos garantizar un futuro para la fauna silvestre y preservar la biodiversidad de nuestro planeta.
En Argentina, el mascotismo o la tenencia ilegal de animales silvestres como mascotas "de compañía" es una práctica prohibida por la Ley 22.421 de Conservación de la Fauna y por diversas normativas provinciales.
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