Sanidad Animal
Fiebre aftosa: Argentina refuerza sus controles
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria adoptó medidas de prevención tras la alerta sanitaria notificada por Alemania ante la Organización Mundial de Sanidad Animal. ¿Qué es? ¿Cómo se transmite y propaga? ¿Cuáles son los signos clínicos y cómo se diagnóstica? ¿Cómo se previene y controla?
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso la suspensión de las importaciones de mercancías capaces de vehiculizar el virus de la fiebre aftosa procedentes de Alemania y ordenó reforzar los controles en fronteras nacionales terrestres, aeropuertos y puertos luego de que el Ministerio de Agricultura alemán declarara un foco de la enfermedad en ese país.
La medida dispuesta por el organismo nacional se da a partir de la alerta sanitaria notificada ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) por Alemania, tras detectar en el distrito de Märkisch-Oderland (Brandeburgo) la presencia de aftosa en tres búfalos de agua.
Ante esa situación, la autoridad veterinaria alemana informó que está aplicando las medidas de contención, como la creación de zonas de protección y vigilancia, y la prohibición de movimiento de animales desde la zona afectada.
Tras la comunicación oficial, el Senasa dispuso suspender las importaciones de semen bovino y de productos y subproductos de origen rumiante (bovinos, bubalinos, ovinos y caprinos), porcinos y de la caza procedentes de Alemania, en los cuales se certifique la condición de país libre de la enfermedad, como medida de prevención. Además, se solicitó a las autoridades del país europeo ampliar la información epidemiológica del evento. La restitución de las importaciones, dependerá de la evolución del mismo y del reconocimiento futuro que la OMSA otorgue a Alemania una vez que se dé por finalizado.
¿Qué es la fiebre aftosa?
La fiebre aftosa es una enfermedad viral grave y altamente contagiosa del ganado que tiene un impacto económico significativo. Afecta al ganado vacuno, porcino, ovino, caprino y otros rumiantes de pezuña hendida.
Los animales criados intensivamente son más susceptibles a la enfermedad que las razas tradicionales. La enfermedad rara vez es mortal en animales adultos, pero suele haber una alta mortalidad en animales jóvenes debido a miocarditis o, cuando la madre está infectada por la enfermedad, falta de leche.
La fiebre aftosa se caracteriza por fiebre y llagas similares a ampollas en la lengua y los labios, en la boca, en los pezones y entre las pezuñas. La enfermedad causa graves pérdidas de producción y, aunque la mayoría de los animales afectados se recuperan, la enfermedad a menudo los deja debilitados.
El organismo que causa la fiebre aftosa es un aftovirus de la familia Picornaviridae. Hay siete serotipos virales (A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1). El serotipo C del virus de la fiebre aftosa no ha sido aislado por la red de laboratorios de referencia de la OMSA/FAO para la fiebre aftosa desde 2004, y desde entonces no se han notificado casos de serotipo C a la OMSA. Los serotipos restantes están presentes en diferentes países y territorios de todo el mundo. Cada cepa requiere una vacuna específica para proporcionar inmunidad a un animal vacunado.
Los siete serotipos también se han encontrado en la fauna silvestre. El búfalo africano (Syncerus caffer) es un importante portador del virus de la fiebre aftosa. Otras especies de fauna silvestre no parecen ser capaces de mantener los virus de la fiebre aftosa.
La fiebre aftosa es una enfermedad incluida en la lista de la OMSA y debe notificarse a la Organización, como se indica en el Código Sanitario para los Animales Terrestres.
Esta enfermedad fue la primea para la que la OMSA estableció un reconocimiento oficial. Los miembros pueden solicitar el respaldo oficial de sus programas nacionales de control.
Transmisión y propagación
El virus de la fiebre aftosa se encuentra en todas las excreciones y secreciones de los animales infectados. Cabe destacar que estos animales exhalan una gran cantidad de virus en forma de aerosol, que puede infectar a otros animales por vía respiratoria u oral.
El virus puede estar presente en la leche y el semen hasta cuatro días antes de que el animal presente signos clínicos de la enfermedad.
La gravedad de un brote de fiebre aftosa está relacionada con la facilidad con la que el virus puede propagarse a través de cualquiera o todos los siguientes medios:
- Animales infectados recién introducidos en un rebaño (portadores del virus en su saliva, leche, semen, etc.);
- Corrales/edificios contaminados o vehículos de transporte de animales contaminados;
- Materiales contaminados como heno, alimento, agua, leche o productos biológicos;
- Ropa, calzado o equipo contaminados;
- Carne infectada con virus u otros productos animales contaminados (si se alimentan a los animales crudos o cocinados incorrectamente);
- Aerosoles infectados (propagación del virus desde una propiedad infectada a través de corrientes de aire).
Los animales que se han recuperado de una infección a veces pueden ser portadores del virus y provocar nuevos brotes de la enfermedad.
Riesgo para la salud pública
La fiebre aftosa no se transmite fácilmente a los humanos y no supone un riesgo para la salud pública.
Signos clínicos
La gravedad de los signos clínicos dependerá del serotipo del virus, la dosis de exposición, la edad y la especie del animal y la inmunidad del huésped. La morbilidad puede alcanzar el 100% en poblaciones susceptibles. La mortalidad es generalmente baja en animales adultos (1-5%), pero más alta en terneros, corderos y lechones jóvenes (20% o más). El período de incubación es de 2 a 14 días.
Los signos clínicos pueden variar de leves o inaparentes a graves: son más graves en el ganado vacuno y los cerdos criados intensivamente que en las ovejas y las cabras.
El signo clínico típico es la aparición de ampollas (o vesículas) en la nariz, la lengua o los labios, dentro de la cavidad oral, entre los dedos, por encima de las pezuñas, en los pezones y en los puntos de presión de la piel. Las ampollas rotas pueden provocar una cojera extrema y renuencia a moverse o comer. Por lo general, las ampollas se curan en un plazo de 7 días (a veces más), pero también pueden producirse complicaciones, como una infección bacteriana secundaria de ampollas abiertas.
Otros síntomas frecuentes son fiebre, depresión, hipersalivación, pérdida de apetito, pérdida de peso, retraso del crecimiento y una caída en la producción de leche, que puede persistir incluso después de la recuperación. Se informa que los animales afectados crónicamente tienen una reducción general del 80% en la producción de leche. La salud de los terneros, corderos y lechones jóvenes puede verse comprometida por la falta de leche si las madres están infectadas.
La muerte puede ocurrir antes del desarrollo de ampollas debido a una miocarditis multifocal. La miositis también puede ocurrir en otros sitios.
Puede encontrar más información sobre la enfermedad en la Tarjeta Técnica de Enfermedades de la OMSA.
Diagnóstico
La enfermedad puede sospecharse por los signos clínicos. Sin embargo, la fiebre aftosa no puede diferenciarse clínicamente de otras enfermedades vesiculares, como la enfermedad vesicular porcina, la estomatitis vesicular y el exantema vesicular. Por lo tanto, es urgente confirmar cualquier caso sospechoso de fiebre aftosa mediante pruebas de laboratorio. Las pruebas pertinentes se describen en el Manual Terrestre.
Prevención y control
Las medidas iniciales descritas en la Estrategia Mundial de Control de la Fiebre Aftosa son la presencia de sistemas de detección y alerta temprana y la implementación de una vigilancia efectiva de acuerdo con las directrices detalladas en el Código Terrestre. Ayudan a monitorear la aparición y prevalencia de la enfermedad y permiten caracterizar los virus de la fiebre aftosa.
La implementación de la estrategia de control de la fiebre aftosa varía de un país a otro y depende de la situación epidemiológica de la enfermedad.
En general, es esencial que los propietarios y productores de ganado mantengan prácticas de bioseguridad sólidas para prevenir la introducción y propagación del virus.
Las medidas que se recomiendan a nivel de la explotación incluyen:
- Control sobre el acceso de las personas al ganado y al equipo;
- Introducción controlada de nuevos animales en rebaños existentes;
- Limpieza y desinfección periódica de corrales, edificios, vehículos y equipos de ganado;
- Seguimiento y notificación de enfermedades; y
- Eliminación adecuada del estiércol y de los cadáveres.
La planificación de contingencia para posibles brotes identificará los elementos incluidos en un esfuerzo de respuesta para erradicar la enfermedad, tales como:
- Destrucción humanitaria de todos los animales infectados, recuperados y susceptibles de haber estado en contacto con la fiebre aftosa;
- Eliminación adecuada de los cadáveres y de todos los productos animales;
- Vigilancia y rastreo del ganado potencialmente infectado o expuesto;
- Cuarentena estricta y controles sobre el movimiento de ganado, equipos y vehículos; y
- Desinfección exhaustiva de los locales y de todo el material infectado (implementos, vehículos, ropa, etc.).
Uso de la vacunación
Dependiendo de la situación de la fiebre aftosa, las estrategias de vacunación pueden diseñarse para lograr una cobertura masiva o estar dirigidas a subpoblaciones o zonas animales específicas.
Los programas de vacunación que se llevan a cabo en una población objetivo deben cumplir varios criterios críticos, principalmente:
- La cobertura debe ser al menos del 80%;
- Las campañas deben completarse en el menor tiempo posible;
- La vacunación debe programarse para permitir la interferencia de la inmunidad materna; y
- Las vacunas deben administrarse en la dosis correcta y por la vía correcta.
Las vacunas utilizadas deben cumplir con los estándares de potencia y seguridad de la OMSA, y la cepa o cepas en la vacuna deben coincidir antigénicamente con las que circulan en el campo.
Es importante utilizar vacunas con virus inactivados, ya que estos no tienen la capacidad de multiplicarse en los animales vacunados. El uso de vacunas con virus vivos no es aceptable debido al peligro de reversión a la virulencia.
La vacunación puede desempeñar un papel en una estrategia eficaz de control de la fiebre aftosa pero la decisión de utilizar o no la vacunación recae en las autoridades nacionales.
(Con información del Senasa y de la OMSA)