Nutrición
Requerimiento nutricional de los cachorros
La demanda de nutrientes y de energía que tienen los perros durante la etapa de crecimiento excede las de cualquier otro periodo de su vida, excepto la lactancia.
Luego del destete, y durante los primeros seis meses de vida, estas mascotas atraviesan por el periodo de mayor crecimiento corporal. La mayoría de las razas caninas alcanza el 50 % de su peso adulto entre los cuatro a cinco primeros meses de vida. A partir de ese momento, y debido a las amplias diferencias en el tamaño corporal que existen en esta especie entre las distintas razas, el periodo de crecimiento hasta la etapa adulta presenta diferencias de velocidad y de duración. Al llegar al estado adulto, la mayor parte de los perros en crecimiento ha aumentado su peso al nacimiento entre cuarenta y cincuenta veces.
Por esta razón la dieta de los cachorros debe ser equilibradamente más energética, aportando la suficiente cantidad de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y proteínas de alto valor biológico, para cubrir sus elevadas necesidades orgánicas.
Dieta de crecimiento
Los requerimientos nutricionales específicos que tienen los cachorros demandan del aporte de un alimento balanceado formulado especialmente no solo para cubrir esas necesidades sino también para adaptarse a ciertas cuestiones anatómicas propias de esta etapa, como el reducido tamaño de sus dientes y cavidad bucal y la poca capacidad de volumen de su estómago, y hasta orgánicas, como la falta de maduración de su sistema de defensa inmunitaria.
De esta forma el alimento debe permitir un normal desarrollo del cachorro preparándolo de manera correcta para llegar en forma sana y activa a la etapa adulta.
Es muy importante entonces que el aporte de los distintos nutrientes, en particular, vitaminas y minerales sea en forma equilibrada sin ningún tipo de excesos o deficiencias que puedan provocar trastornos en su desarrollo.
La tasa de crecimiento del cachorro debe respetar una velocidad adecuada acorde con su tamaño corporal, de tal manera de permitir su desarrollo a un ritmo correcto, según el potencial genético de cada raza, sin provocar anormalidades.
Si no se hace un correcto manejo nutricional durante esta etapa pueden producirse desbalances o deficiencias de ciertos nutrientes esenciales específicos que provocarán efectos negativos serios sobre la salud del perro adulto. Los errores nutricionales que se pudieran cometer en este periodo de la vida del perro se ven reflejados generalmente a mediano y largo plazo y, algunas veces, sus consecuencias sobre la salud del animal adulto son lamentablemente irreversibles.
Energía balanceada
Las necesidades calóricas del cachorro varían a lo largo de su etapa de crecimiento. Al momento del destete, un cachorro requiere aproximadamente el doble de aporte energético por unidad de peso corporal que un perro adulto del mismo tamaño. Estos requerimientos calóricos disminuyen a medida que el animal crece y llega a la etapa adulta. Desde el destete hasta llegar al 50 % del peso corporal adulto un cachorro necesita del aporte de hasta tres veces su requerimiento energético de reposo (RER). Desde los 4 a 5 meses de edad hasta alcanzar el 80 % del peso corporal adulto este requerimiento baja al doble de su RER y, a partir de allí, sólo necesita un 20 % más de energía que un perro adulto. De acuerdo con AAFCO, un organismo de los EE.UU. vinculado con el control de alimentos, el requerimiento de contenido mínimo de extracto etéreo (grasa) para un alimento balanceado para cachorros es de 8,5 %, estimado en base seca del producto.
La sobrenutrición de los cachorros es un problema que se ve con frecuencia, en particular en ciertas razas. Esto se debe al aporte de una cantidad excesiva de energía, o de una mayor cantidad de suplementos a la dieta. La incorporación de mayor cantidad de energía a la necesaria provoca una tendencia a la obesidad en los cachorros de razas pequeñas y medianas y una tasa de crecimiento excesivamente rápida en los ejemplares de razas grandes o gigantes lo que puede provocar anomalías esqueléticas. Los cachorros de razas grandes tienen mayor tendencia a padecer ciertos trastornos del crecimiento, como deformaciones óseas, lesiones articulares, defectos de aplomos, etc. La presentación de algunos de estos problemas está directamente asociada con el consumo de una dieta excesivamente energética que estimula el crecimiento a una velocidad máxima y un aumento de peso demasiado rápido, que no da tiempo para madurar completamente a las estructuras esqueléticas de sostenimiento del cachorro. En este sentido hay que tener presente que las tasas máximas de crecimiento no necesariamente son compatibles con el desarrollo óptimo del sistema músculo esquelético en los cachorros de razas grandes.
Valor biológico
Los requerimientos proteicos de los cachorros en crecimiento son más elevados que los de los animales adultos debido a la necesidad de contar con este nutriente esencial para formar parte de la estructura de los tejidos en desarrollo.
Pero el aporte de proteínas en esta etapa no solo debe ser más elevado en cantidad sino también en calidad, o valor biológico. Es decir que la dieta de los cachorros debe contener proteínas altamente digestibles, mayormente de origen animal que aporten todos los aminoácidos esenciales que requiere el organismo para su normal crecimiento y desarrollo. Algunas de las fuentes de mejor calidad nutricional en este sentido son el huevo entero en polvo, el plasma bovino y la harina de pollo, entre otras. Según AAFCO, el valor mínimo de proteínas que debe aportar un alimento balanceado para un cachorro es de 22,5 %, sobre la materia seca del mismo.
Refuerzo inmunitario
Entre la cuarta y la décima segunda semana de vida los cachorros atraviesan por un periodo o “ventana” de mayor vulnerabilidad inmunológica frente a la amenaza de ciertos agentes infecciosos. Esto se debe a que, por un lado, los anticuerpos maternos recibidos con el calostro comienzan a declinar su eficacia protectora mientras que, por el otro, el sistema inmunológico del propio organismo todavía no se encuentra lo suficientemente maduro como para ofrecer la protección suficiente. Por esta razón es muy importante que los perros en crecimiento reciban un aporte adecuado de nutrientes que contribuya a aumentar o “activar” las defensas naturales: como las vitaminas E y C, minerales orgánicos, antioxidantes naturales y ácidos grasos esenciales, entre otros, que en conjunto fortalecen la salud de los cachorros y contribuyen a mejorar su respuesta frente al tratamiento preventivo con vacunas.
Calcio y fósforo
El aporte en la dieta del cachorro de estos dos minerales es muy importante tanto en su cantidad como en el balance adecuado entre ambos. Más del 99 % del calcio corporal se encuentra en los huesos. Por lo cual es fácil comprender que tanto la deficiencia, como el exceso de este mineral, junto con una relación inadecuada respecto al fósforo, pueden causar trastornos óseos durante el crecimiento.
La deficiencia de calcio en la alimentación puede provocar hiperparatiroidismo secundario y movilización del calcio de los huesos, con fragilidad ósea y fracturas espontáneas. Este cuadro puede presentarse en cachorros alimentados solo con carne, una fuente muy rica en fosfatos, pero muy baja en calcio, lo que causa un desbalance entre ambos minerales. Por el contrario, el exceso de calcio en la dieta puede inhibir la remodelación ósea y articular durante el desarrollo impidiendo así la formación normal de estos tejidos. En este caso los cachorros, mayormente de razas grandes y gigantes, pueden presentar distintos tipos de lesiones osteocondrodistróficas.
En cachorros de razas grandes es importante cuidar el aporte energético durante el crecimiento para evitar trastornos musculoesqueléticos
Los valores mínimos y máximos de calcio y fósforo recomendados por AAFCO para la dieta de cachorros de razas grandes han sido revisados en los últimos años. Este organismo recomienda para este tamaño corporal un mínimo de calcio de 1, 2% y de fósforo de 1%, ambos sobre la materia seca del balanceado. En tanto que el máximo de calcio recomendado para la alimentación de estos cachorros es de 1,8%, también considerado en base seca del alimento.
Protección digestiva
Durante los primeros meses de vida el sistema digestivo del cachorro no está aun totalmente desarrollado. Es decir que su capacidad digestiva se encuentra disminuida y resulta más susceptible frente al desafío que puede representar una infestación parasitaria o la misma situación de estrés que implica el destete o el traslado a un nuevo hogar luego de la separación de su madre. En este sentido su dieta debe contemplar el aporte de proteínas de alta asimilación, sumado a otros componentes que ayuden a proteger al intestino como las fibras prebióticas provistas por los fructooligosacáridos y mananooligosacáridos y los probióticos, microorganismos benéficos para la salud del cachorro.
Desarrollo neurológico
Los ácidos grasos esenciales cumplen un rol muy importante en la formación adecuada del cerebro y de la retina en los cachorros, tanto en el último tercio de su gestación como en los primeros meses de vida. La suplementación de la dieta de las madres con ácido docosahexaenoico, DHA, un nutriente de la familia de los Omega 3, mejora el desarrollo cognitivo de sus crías. Luego del parto, los cachorros obtienen este nutriente a partir de la leche materna, por eso es importante que la hembra en lactancia también tenga un buen aporte de este nutriente en su dieta. Pero luego del destete el cerebro de los cachorros todavía continúa desarrollándose adquiriendo el 90 % de su masa cerebral adulta recién a los 3 meses de edad. De allí la importancia de incluir DHA también en la nutrición del perro en crecimiento ya que está comprobado que mejora la capacidad de aprendizaje, aporta mayor memoria y una visión más aguda.
Ración diaria fraccionada
Para ayudar a prevenir posibles trastornos por sobrecarga digestiva, en particular en cachorros “glotones” con comportamiento alimentario avorazado es conveniente repartir en varias tomas la administración de la ración diaria total. Así, durante la etapa de crecimiento se recomienda fraccionar en tres a cuatro comidas diarias el volumen de alimento correspondiente, según peso y edad del cachorro. Al llegar a la etapa adulta este racionamiento puede reducirse a dos comidas diarias.
Es importante mantener siempre una misma rutina en la alimentación de los cachorros, es decir, respetar el mismo horario para darle la comida, hacerlo siempre en un mismo lugar de la casa y en el mismo recipiente donde se coloca el balanceado.
Cambio de dieta
El momento indicado para realizar el cambio de dieta del cachorro hacia un alimento formulado para perros adultos está directamente relacionado con una cuestión fisiológica propia del desarrollo en la especie canina. Mientras que los cachorros de razas pequeñas, menos de 10 kilogramos de peso corporal adulto, alcanzan la madurez en su crecimiento entre los 10 a 12 meses de edad, los de razas grandes y gigantes recién lo hacen entre los 18 a 24 meses de vida. En líneas generales se acepta que el cambio de la dieta de cachorros a la de adulto puede hacerse una vez que el animal alcanzó el 75 por ciento de peso adulto.
Autor: M.V. Julio Bernal