En esta época del año los Pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), denominado también pingüino patagónico, es una especie de ave marina de la familia de los pingüinos (Spheniscidae), que nidifica en las islas Malvinas y en las costas e islas de la Patagonia Argentina y Chile, migrando hacia el norte en el invierno, alcanzando las aguas de Uruguay y el sudeste de Brasil con temperaturas más templadas.
Según el centro de rescate, rehabilitación y reinserción de Uruguay "SOS Rescate de Fauna Marina", unos 5.000 ejemplares de pingüinos, aparecieron muertos en las costas uruguayas.
Las necropsias realizadas revelaron que los animales tenían su tracto digestivo vacío. Lo que indica que no habrían ingerido alimento en varios días. Y no tenían prácticamente capa de grasa.

Los pingüinos son animales de sangre caliente, con una temperatura corporal de unos 40 °C. Normalmente poseen gruesas capas de grasa que repelen el agua y los aíslan del frio. Además, mantienen el calor gracias a una espesa capa de plumas, que conserva el aire caliente, calentado por el propio cuerpo. Sin embargo, si una de estas dos adaptaciones falla, el animal pierde la capacidad de regular su temperatura, sobreviene la hipotermia y si no recibe asistencia en forma inmediata, muere.
Algunos especialistas sostienen que la escasez de alimento como consecuencia de la sobreexplotación pesquera del Atlántico Sur y el impacto del cambio climático sobre las corrientes marinas podrían ser las causas de este triste evento.
Otras especies de fauna marina como Petreles, Albatros, Gaviotas, Gaviotines, Tortugas Marinas y Lobos Marinos, también aparecieron muertos en las mismas costas. La causa también estaría vinculada a la escasez de alimento.
Recientemente se conoció el resultado de un estudio en el que se señala que los barcos chinos incrementaron 800% su pesca en el límite del Mar Argentino en la última década.
La flota pesquera china continúa avanzando en su depredación de los mares sudamericanos, causando afectaciones en el equilibrio de los océanos.
Se cree que las flotas de barcos chinos capturan todo lo que está a su paso, ya que existen registros de faenas de lobos y elefantes marinos, delfines y otras especies de peces como tiburones y rayas, pese a la vulnerabilidad de estos animales. La depredación del ecosistema marino del Atlántico Sur es tan acelerada que es probable que no se pueda reponer.

Se estima que cada año, alrededor de unos 400 barcos recorren miles de kilómetros desde China hasta llegar a las aguas del Pacífico y del Atlántico Sur, para situarse en los límites de las zonas económicas exclusivas de países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil.
Está claro que para frenar esta depredación de los mares de la región se requiere decisión política, pero como es sabido en muchos de esos países implicaría enfrentarse al dilema de actuar en contra de las flotas chinas o arriesgar las relaciones bilaterales con ese país.
Más allá de ello, todos los países deberían tomar conciencia de la importancia de cuidar los ecosistemas y actuar en consecuencia con sus propias acciones. Si se quiere tener un futuro, hace falta un cambio, y ese cambio solo es posible en armonía con la Naturaleza.