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domingo 08 de septiembre de 2024 - Edición Nº2019
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Entrevista a Patrick Buchanan

Perros protectores de ganado: Mitigadores del conflicto entre ganaderos y depredadores

La utilización de perros para proteger el ganado, en especial el ovino, es una práctica muy antigua en algunas regiones del mundo. El especialista Patrick Buchanan brinda detalles sobre esta tendencia que está creciendo en la Patagonia Argentina y sobre los criterios que se tienen en cuenta en la formación de los perros.


La utilización de perros protectores de ganado es una práctica muy antigua que comenzó hace más de 5.000 años en el este de Europa. En la actualidad, es una práctica que se ha ido perfeccionando y su aplicación en el territorio argentino está en aumento.

Para conocer dónde y cómo se está aplicando esta práctica, entrevistamos a Patrick Buchanan, coordinador del Programa de Perros en Conservación del Programa Patagonia de Aves Argentinas

 

Patrick Buchanan y uno de sus perros. Foto: Gentileza Patrick Buchanan

 

¿En qué consiste el Programa de Perros en Conservación del Programa Patagonia de Aves Argentinas?

Este programa tiene el objetivo de desarrollar el uso de perros de trabajo específicamente entrenados, para fines de conservación, a través de prácticas de investigación científica y acciones de manejo dirigidas. 

El programa se divide en dos ramas principales: por un lado el entrenamiento de perros de búsqueda para detección de especies elusivas, ya sea nativas o invasoras, tanto con fines de investigación, como para el desarrollo de acciones de manejo, como son los planes de control de especies exóticas invasoras; y, por otro lado, la cría y formación de perros protectores, con el fin de aportar a minimizar algunos conflictos humano-animal, reduciendo los eventos de depredación sobre el ganado y disminuyendo la caza de depredadores nativos por replesalia, pero también con el objetivo de expandir esta valiosa metodología a la protección de especies nativas amenazadas.

¿Cómo los perros de conservación cuidan al ganado ovino?

El sistema productivo ovino en la Patagonia, tanto para producción cárnica como lanar, cuenta con un factor limitante que ha operado desde sus inicios: las pérdidas constantes por depredación.

Esta problemática implica perdidas recurrentes para los productores, que afectan sus majadas, por la muerte de animales ovinos (y caprinos en Patagonia Norte) de todas las edades. Estas pérdidas son principalmente causadas por depredadores nativos como el Puma y el Zorro Colorado, y en algunas zonas también por depredadores exóticos como el Jabalí y los perros asilvestrados.

Debido al sistema de ganadería extensiva, donde los establecimientos suelen contar con superficies que rondan entre 10 mil y 20 mil hectáreas, y para intentar paliar estas pérdidas, los productores se han apoyado históricamente en prácticas de control letal de depredadores, como la caza indiscriminada de estas especies, uso de trampas y de cebos tóxicos. 

A pesar del gran esfuerzo aplicado con estas medidas de control, en algunas zonas, los índices de depredación de hacienda son tan drásticos que generan pérdidas económicas tan significantes, que pueden llevar al establecimiento a cambiar el tipo de producción ganadera o abandonar la actividad. Esto trae aparejado un problema aún mayor. Dado que el conflicto entre ganaderos y los depredadores sigue aumentando, también aumenta el uso de prácticas drásticas y de mayor impacto y menor selectividad. Las trampas cepo y el uso de cebos tóxicos, son prácticas de control comunes y extendidas en la región que afectan indiscriminadamente a un gran número de especies nativas no relacionadas a la problemática.

 

Foto: Gentileza Patrick Buchanan

 

¿Cómo trabajan desde el Programa Patagonia?

Con el fin de buscar mitigar este conflicto, desde el Programa Patagonia, estamos desarrollando un proyecto de cría de Perros Protectores, a través del cual buscamos promover el uso de estos perros como herramienta de prevención de ataques por parte de depredadores al ganado ovino.

Como objetivo directo, a través de la implementación de estos perros, apuntamos a lograr disminuir los niveles de pérdidas por depredación, reducir en algún grado este conflicto entre los animales silvestres y las actividades productivas.

De manera indirecta, buscamos reemplazar el uso de métodos inespecíficos de control letal y de gran impacto (trampas y cebos tóxicos) por uno de menor impacto al ecosistema.

¿Qué criterios se tienen en cuenta en la formación de estos perros de protectores?

En la formación de estos perros de trabajo, es importante mantener ciertos criterios de selección de razas específicas y su genética.

En todo el mundo existen muchas razas, surgida de la selección de individuos durante siglos para este fin, potenciando comportamientos de protección sobre su “manada”, y reduciendo comportamientos de acecho. Esto es muy importante para lograr maximizar las capacidades de trabajo de los perros, y así también reducir las probabilidades de comportamientos de juego brusco con la hacienda que están protegiendo.

En la Argentina y la Patagonia, las razas más apropiadas para el terreno y los depredadores a los que se tienen que enfrentar, son los Pastores de los Pirineos y Pastor Maremmano-Abruzzese. Éstas, son dos razas de porte mediano dentro de las razas de perros pastores, que suelen pesar entre 30-50kg, de pelaje largo para poder tolerar las bajas temperaturas del invierno Patagónico, y de carácter relativamente dócil, lo cual es importante para facilitar su manejo en establecimientos de producción extensiva, donde el contacto con la gente es limitado.

El proceso formativo de estas razas se logra a través de la alteración del proceso de impronta (o “imprinting”) natural de los cachorros, siguiendo una serie de pasos a lo largo de los primeros meses de vida y de formación cognitiva de los mismos.  Los procesos de manera simplificada son:

- Los cachorros nacen en un recinto limitado, compartido con animales de la especie con las que trabajaran: ovinos y/o caprinos.  Durante sus primeros 45-60 días de vida, su madre los cría en este espacio, donde están en contacto cercano con los sonidos y olores de dicha especie. Al momento que comienzan a desarrollar la visión, ya se encuentran en contacto cercano con estos animales.

- Luego del destete, cada cachorro es separado de sus hermanos y continúa con su proceso de impronta, en un recinto aislado, junto a dos o tres ovejas, donde comparte con ellas el 100% del tiempo. No hay contacto cercano con otros perros, y el momento de contacto con personas, se reduce exclusivamente al momento de alimentación y de limpieza del recinto.  Este proceso dura unos 30-60 días, proceso a través del cual el cachorro se vincula de manera cercana con las ovejas y se acentúa la impronta con las mismas a través de la sociabilización constante, ya que comparten el espacio, el agua y duermen juntos.  En esta etapa, es importante que los cachorros aprendan los límites sociales de interacción y juego por parte de las ovejas, a través de las correcciones que estas mismas les aplican, enseñándoles así a los perros a limitar el juego brusco característico en la vida de cualquier cachorro.

- A partir de los 3-4 meses de vida, continúa el proceso trasladando a los cachorros a un espacio de mayor dimensión, y aumentando progresivamente el número de animales.  Aquí el cachorro cuenta con mayor libertad de movimiento, donde comienza a explorar más el ambiente y los estímulos que lo rodean, y comienza así a acentuar comportamientos de protección hacia su majada.  En esta etapa es importante realizar un seguimiento sobre el comportamiento del cachorro, para corregir comportamientos de juego con las ovejas y trabajar sobre la mansedumbre del perro (el cachorro no debe ser demasiado manso con la gente, ni tampoco muy arisco, como para asegurar su potencial y así también su manejo posterior).

- A los 5-6 meses de vida, los cachorros suelen estar listos para comenzar a trabajar en espacios abiertos de tamaño menor (potreros menores a 50 hectáreas) y con algo de presencia de amenazas hacia sus ovejas, como para acentuar los comportamientos aprendidos durante la impronta.

- Luego de los 6 meses de edad, los cachorros son castrados y están listos para ser entregados.  Una vez llegados al establecimiento donde trabajaran, se procede a habituar a las ovejas a la presencia del perro durante un periodo reducido, y se larga al perro a trabajar a campo abierto con su nueva majada.  A partir de este momento, el perro se vincula con la majada, vivirá con ella y hará todo lo posible para cuidarla de cualquier amenaza.

 

Foto: Gentileza Patrick Buchanan

 

¿Cómo trabajan estos perros?

Una vez trabajando en el campo, los perros viven constantemente con las ovejas. En zonas de ganadería extensiva, éstos no tienen contacto con personas a excepción de los momentos que el ganadero recorre el campo y pasa a cercanías del perro y su majada, o durante el encierre de la hacienda para trabajos de corral. Un perro bien entrenado, debe dejarse agarrar por el usuario, pero luego volver a sus ovejas.

Los perros siguen los movimientos de las ovejas por el campo, y ante la presencia de cualquier tipo de amenaza, se interponen y a través del ladrido ahuyentan a la amenaza.  Los perros también recorren la zona por donde se mueve su majada, marcando territorio a través de sus heces, lo cual también funciona como método de disuasión para los depredadores.

En cuanto a su alimentación, una vez implementados estos perros en un establecimiento, se instalan comederos tipo tolva en las zonas más frecuentadas por las ovejas. En estos comederos se carga alimento balanceado, y una vez que el perro conoce su ubicación, se acerca a ellos para alimentarse a su antojo. Es importante que éstos siempre tengan alimento disponible, y que preferentemente sea un alimento completo a nivel nutricional, ya que el trabajo de estos perros implica un desgaste energético importante, dadas las grandes extensiones de terreno que cubren a diario, y la exposición a bajas temperaturas.

En cuanto al manejo del perro por parte del usuario, una vez que el perro ya llega a una edad madura, se reduce a asegurar el suministro de alimento en los comederos, realizar un seguimiento semanal del perro y su estado general de salud, y seguir con un plan sanitario básico en términos de vacunación y desparasitación. 

 

Foto: Gentileza Patrick Buchanan

 

¿Qué servicio adicional brindan desde el Programa?

Además de promover el uso de estos perros, y aumentar la disponibilidad y el acceso a ellos a través del criadero, el Programa de Perros Protectores tiene como objetivo central, el seguimiento y estudio posterior de cada cachorro entregado. A través del seguimiento cercano de cada perro, buscamos asegurar su óptimo funcionamiento, y maximizar así sus resultados potenciales. A su vez, aprovechando la estructura académica del Programa Patagonia, buscamos analizar cuál es el efecto de la presencia de estos perros en el ambiente natural y el ecosistema, a través de distintos métodos de investigación sobre el comportamiento de los perros y el de la fauna nativa del ambiente en el que desempeñaran sus tareas. 

Los perros se entregaran a distintos productores, siguiendo un criterio de selección basado en la necesidad (establecimientos donde el productor cuenta con altos índices de perdida por depredación), el potencial impacto (perros entregados en zonas donde generarán un impacto significativo de conservación: ubicaciones próximas a áreas protegidas o zonas importantes para la preservación de la biodiversidad) y el potencial de investigación (establecimientos donde se podrán llevar a cabo tareas de seguimiento completas, para poder analizar el impacto real de la implementación de dichos perros).

Esta investigación no solo busca fortalecer y mejorar el trabajo de los perros en la protección del ganado, sino también conocer el impacto real de los perros sobre la fauna nativa. Esto se debe a que entendemos que, más allá de poder ser parte de una solución superadora a los métodos actuales de control de depredación, los perros pueden, y seguramente tienen, un efecto concreto en poblaciones de algunas especies, como pueden ser los cauquenes migratorios (todos amenazados según las categorías nacionales) y otras especies de medianos y grandes mamíferos.

Por último, es importante mencionar que si bien gran parte de la estrategia radica en mitigar y dar soluciones al conflicto entre ganaderos y depredadores nativos (e invasores), el objetivo último es lograr transferir esta estrategia al manejo y protección de especies nativas amenazadas, como ya se ha experimentado en otras partes del mundo (ej.: protección de colonias de pingüinos en Nueva Zelanda y Australia).

¿Cómo pueden contactarse con el Programa que coordinas?

Por cualquier consulta pueden contactarse a [email protected]

 



 

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