Salud Pública
Dengue: ¿Fumigar para prevenir?
El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegytpi. Según el último Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud de la Nación N° 647, desde el 31 de agosto del 2022 hasta el 1 de abril de 2023, se han reportado 28.235 casos de dengue en Argentina, de los cuales 25.419 son autóctonos.
Dra. Analía Gabriela Tortosa*
Conociendo al mosquito
El Aedes aegypty es una de las más de 220 especies de mosquitos que se encuentran en nuestro país, este insecto de origen africano se vio favorecido por el aumento global de la temperatura y la humedad causadas principalmente por las actividades antropogénicas (tareas agropecuarias intensivas, contaminación del aire, del suelo, mala gestión de los residuos, tala indiscriminada, pérdida de la biodiversidad).
Ejemplar adulto del mosquito Aedes Aegyty. Foto: Analía Tortosa
El Aedes es un mosquito urbano que vive en estrecha convivencia con las personas, ya que la hembra debe picar y alimentarse de la sangre para la postura de sus huevos. El tiempo que transcurre desde la etapa de huevo hasta que se transforma en un ejemplar adulto es variable, puede ser desde una semana hasta un año y está determinado por las condiciones ambientales, especialmente por la temperatura y la humedad.
Larvas de otras especies de mosquito conviviendo en el mismo espacio con ejemplares adultos de Aedes aegypty. Foto: Analía Tortosa
Los huevos son la forma de resistencia en el ambiente y pueden ser viables por aproximadamente un año, éstos son depositados generalmente en diferentes recipientes artificiales con agua. Cabe aclarar que este mosquito no “se cría” en espacios verdes abiertos ya que está adaptado al entorno dónde las personas se desenvuelven.
Posible criadero del mosquito Aedes aegypty. Foto: Analía Tortosa
Florero con larvas y pulpas del mosquito Aedes aegypty. Foto: Analía Tortosa
Fumigación ¿Problema o solución?
La fumigación no debe llevarse a cabo como método de prevención, se recomienda tan solo como complemento en el control de la población de mosquitos adultos cuando hay casos confirmados o notificados de dengue. La misma solo reduce una pequeña cantidad de Aedes, ya que para eliminarlos la gota del producto debe impactar en el cuerpo del mosquito y la mayoría de ellos se encuentran al resguardo en sitios oscuros y húmedos (detrás de las toallas, debajo de los muebles, en las rejillas etc.), por lo cual no son alcanzados por el insecticida.
Cabe destacar que los productos químicos que se utilizan son sustancias tóxicas, que producen la muerte de otros organismos de gran importancia biológica como lo son las abejas, e incluso matan depredadores naturales de insectos como las libélulas, arañas, hormigas entre otros.
Un problema que se visualiza por el uso de insecticidas es que estos eliminan a los mosquitos “sensibles” al producto, mientras que los “resistentes” se siguen multiplicando por lo cuál si este tipo de fumigaciones se sostienen en el tiempo, dejan de ser efectivas porque sobreviven los más aptos a los cuales el químico no los afecta.
Pensar en la fumigación como la “solución mágica” es un error, la clave está en nuestras manos, ya que la principal medida de prevención para evitar el desarrollo del Aedes aegypti y la posterior transmisión de enfermedades, es no tener “criaderos potenciales” es decir aquellos lugares o recipientes que puedan acumular agua.
Seamos parte de la solución minimizando el impacto en la salud ambiental, animal y humana.
*Analía Gabriela Tortosa
Médica veterinaria (MN N°8400).
Especialista en Docencia Universitaria para las Ciencias Veterinarias y Biológicas.
Docente de Salud Pública de la FCV de la UBA.
Presidente del Consejo Profesional de Médicos Veterinarios (CPMV).
Presidente de la Comisión de Salud Pública del Consejo Profesional de Médicos Veterinarios (CPMV).
Asesora para el otorgamiento del Título de Especialista en Salud Pública del Colegio Veterinario de la Provincia de Buenos Aires (CVPBA).