Desde 2017 se celebra el Día Mundial del Gorila cada 24 de septiembre (fecha de la creación del Centro de Investigación Karisoke por parte de Dian Fossey en Ruanda), con el objetivo de concientizar sobre la situación de estos grandes simios y alentar su protección y conservación.

Al igual que los humanos, los gorilas tienen sensibilidad e inteligencia, un rostro expresivo, habilidad para construir herramientas básicas, organización social, un conjunto de formas sutiles de comunicación no verbal y la capacidad para expresar emociones, como la alegría y la pena.

"Su aspecto intimidante, su tamaño y el misterio que rodea su hábitat hicieron que durante mucho tiempo se lo asociara con la violencia de una bestia sanguinaria y temible. Golpes de pecho, rugidos, colmillos descomunales hicieron que surgiera en el imaginario colectivo al mítico “King Kong” 1933, que recreaba la leyenda de la bella y la bestia y se convirtió en un personaje icónico de la cultura occidental", señala el Instituto Jana Goodall.

La realidad es que no solo se ha demostrado la proximidad genética de los gorilas con el hombre, sino que se ha destacado el importante papel que desempeñan en la ecología de su hábitat, que resulta vital para regular el clima del planeta.

A pesar de los trabajos de conservación que se están llevando a cabo para su supervivencia, los gorilas se encuentran categorizados como “amenazados” o “gravemente amenazados”, según la Lista Roja de la UICN.

Las principales amenazas de los gorilas son:

- La pérdida y fragmentación de su hábitat.

- El tráfico de carne salvaje.

- La minería, las guerras civiles y los conflictos armados que conllevan a grandes desplazamientos humanos.

- Enfermedades y epidemias.