Filosofía Felina
Los gatos y el sentido de la vida
Recientemente editado, el libro "Filosofía Felina. Los gatos y el sentido de la vida", cuyo autor es el filósofo John Gray, demuestra que tenemos mucho que aprender de estos misteriosos y carismáticos animales.
John Gray, uno de los grandes pensadores de nuestra época, es el autor de un nuevo libro cuyo título es "Filosofía Felina. Los gatos y el sentido de la vida".
En su libro, el filósofo británico demuestra que tenemos mucho que aprender de los gatos y de su comportamiento, y partiendo de su experiencia personal con estos misteriosos y carismáticos animales, y acudiendo también a las brillantes páginas que les han dedicado autores como Montaigne, Junichiro Tanizaki o Patricia Highsmith, propone una suerte de filosofía felina que es como una guía para una vida más auténtica y sosegada.
"Las preguntas sobre el sentido de la existencia y el secreto de la felicidad nos persiguen desde los albores de la civilización, y quizá en esas lides, los gatos sean tan buenos maestros como los grandes filósofos", sugiere Gray.
El autor conoce mucho de filosofía y de felinos. Desde hace muchos años los gatos se convirtieron en parte fundamental de su vida. En todos y cada uno de ellos ha encontrado, según sus propias palabras "una manera diferente de habitar el mundo, personalidades únicas empaquetadas en frascos felinos y una vocación por el placer que resulta envidiable, arrolladora".
La idea del libro es que los lectores aprendan que "dormir se debe hacer por el placer de dormir, no porque hay que recargar fuerzas para el trabajo; que el amor siempre será un misterio, pero también un refugio al que regresar; que el pasado y el futuro no son más que cargas de acero; o que la muerte hace parte de nuestro ciclo vital, sin miedos ni remordimientos", aclara Gray, quien dice que ha elegido a los gatos porque "de todas las criaturas que hemos domesticado, los gatos son los animales que menos se parecen a los humanos".
Gray piensa que los gatos disfrutan de la compañía de las personas y que pueden generar vínculos con nosotros, pero que "si algo les molesta, si nuestro amor los sofoca, se van. Todo lo contrario a los perros, que asimilaron nuestras maneras y comportamientos. Los gatos habitan nuestras casas pero siguen con sus naturalezas felinas sin domesticar". También cree que "es muy poderoso imaginar que existe un conocimiento diferente al nuestro, una manera no humana de existir y de afrontar la vida. De ese modo, lo que mi libro busca es que aprendamos de estas criaturas tan disímiles a nosotros. No a ser como ellos, porque probablemente un gato nos miraría con desprecio si nos viera lamiéndonos la piel o revolcándonos en el suelo, sobre un haz de luz. Lo importante es absorber algo de esa sabiduría que surge de vivir tan tranquilamente, sin pensar en lo que hacen, ni en el pasado ni en el futuro, mucho menos en la muerte".