El miedo es una respuesta emocional normal adaptativa a un estímulo (por ejemplo ruidos fuertes, otro animal, autos, etc.), es un mecanismo de defensa de la especie. El animal con miedo puede, huir, agredir o inmovilizarse.

La respuesta debe ser controlada y dentro de ciertos límites, cuando el estímulo que lo provocó desaparece, el organismo del animal debe volver a la normalidad; cuando la respuesta no desaparece, es exagerada, persistente y fuera de los límites normales, pasa a ser una fobia.

Cuando pasa a ser fobia el animal presenta diferentes síntomas como aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, agitación, vómitos, dilatación de pupilas, tendencia a alejarse o huir rápidamente de ese estímulo primario al que llamaremos "fobógeno", por ejemplo los truenos.

Cuando el animal fóbico pierde la percepción del dolor, ésta huida, puede provocarle lesiones e incluso la muerte (accidente). Cuando ese estímulo fobógeno (en este caso el trueno) es presidido por otros estímulos secundarios, viento, lluvia, olores a tierra mojada, el animal ya comienza con los síntomas (nerviosismo, deambulación, agitación, etc.).

Ese proceso patológico se llama Anticipación Emocional y la generalización del mismo es cuando responde de la misma forma ante estímulos similares (por ejemplo explosión de un motor).

Esta enfermedad del comportamiento se repite y aumenta paulatinamente cada vez que aparece el estímulo fobógeno, esto se llama Sensibilización.

Un animal no solo puede ser fóbico a los ruidos fuertes, explosiones o truenos, pueden ser fóbico, a personas extrañas, animales, exterior de la vivienda, por citar algunas.

Por eso es sumamente importante trabajar y exponer al cachorro a la mayor cantidad de estímulos posibles, sobre todo entre los 2 y 4 meses de vida. Esto va a ayudar a tener un animal adulto estable, social y equilibrado.

*Autor:

Omar Eduardo Robotti, Médico Veterinario, MP 1309 

Diplomado en Etología Clínica

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