La perra, llamada Monika, fue encontrada moribunda en el pueblo de Plastunóvskaya, en Krasnodar, con las cuatro patas amputadas.

El animal que llevaba quince días tirado en el frío suelo y se negaba a comer fue llevado a la clínica veterinaria de la ciudad, donde los especialistas lucharon durante más de 10 días para mantenerla con vida.

El animal recuperó la conciencia, pero corría el riesgo de ser sacrificado, ya que se creía que nunca más volvería a caminar. Sin embargo, el equipo del veterinario Serguéi Gorshkov, de la clínica BEST en Novosibirsk, Rusia, asumió el desafío de realizar una intervención quirúrgica histórica, al implantar por primera vez en un perro las cuatro prótesis biónicas.

Serguéi Gorshkov, de la clínica BEST en Novosibirsk, Rusia, junto a su paciente Monika

Serguéi Gorshkov, ya había implantado anteriormente cuatro patas artificiales a dos gatos, pero este era un caso más complicado, ya que la tomografía mostraba que los huesos del animal estaban muy deformados y además el animal era más pesado que un gato.

Las nuevas patas fueron creadas en la propia clínica con un modelo digital individual y tomaron forma con una impresora 3D que empleó una aleación de titanio y níquel vanadio, su especial estructura porosa permitió la máxima osteointegración. Para evitar el rechazo, los implantes fueron tratados con un recubrimiento biológico especial desarrollado por científicos de la Universidad Politécnica de Tomsk.

Diez días después de la operación, Monika ya daba sus primeros pasos por sí sola.

(Con información AFP)