Psicología del Trabajo
La fatiga por compasión y el impacto en el bienestar de los profesionales veterinarios
El servicio veterinario implica brindar respuesta a la necesidad que tiene el paciente y el cliente. Cuando existe un profundo compromiso por parte del profesional se produce una respuesta empática que se conoce como compasión. Cuando ese componente emocional es permanente se produce lo que se conoce como fatiga por compasión que puede afectar el bienestar del profesional.
Los profesionales veterinarios corren un gran riesgo de sufrir fatiga por compasión, al enfrentarse diariamente al sufrimiento de sus pacientes, al tener que dar malas noticias y al dolor y la angustia de los propietarios. También al tener que lidiar con la crueldad hacia los animales.
"La investigación muestra que los veterinarios enfrentan dilemas éticos de tres a cinco veces por semana, y tal estrés moral es un contribuyente principal a la fatiga por compasión", según la Dra. Elizabeth Strand, profesora clínica asociada y directora fundadora de trabajo social veterinario en la Universidad de Tennessee.
La fatiga por compasión es una forma de estrés que se presenta cuando se desborda la capacidad emocional de los profesionales de la salud para hacer frente al compromiso empático con el sufrimiento de los pacientes y en veterinaria, también con el sufrimiento de los propietarios de los pacientes.
La palabra compasión proviene de la palabra latina compati, "sufrir con". Desde la psicología se entiendo por compasión al "sentimiento que surge al presenciar el sufrimiento de otro y que conlleva un deseo de ayudar".
Surgen dos elementos clave de la compasión, por un lado, la sensibilidad al sufrimiento de los otros y de uno mismo y, por otro, el compromiso de aliviar ese sufrimiento.
La sensibilidad al sufrimiento está basada en la empatía, en comprender lo que pasa en la mente del otro. Por eso la compasión no es solo una emoción, sino una motivación que orienta la conducta humana.
La fatiga por compasión se relaciona con síntomas psicológicos como miedo, culpa por no poder ayudar o salvar a los pacientes, ansiedad, estrés, desesperanza, desinterés, falta de atención y anhedonia, entre otros; también con síntomas fisiológicos y somáticos como agotamiento, falta de energía, insomnio, dolor muscular, de espalda y de cabeza, problemas gastrointestinales, entre otros; así como alteraciones en el área social, familiar y laboral. Así, la fatiga por compasión puede derivar en una baja calidad en el servicio veterinario.
Estudios en los que se analizaron los factores psicológicos y su relación con el burnout y la fatiga por compasión demostraron que los profesionales de la salud presentaban mayor auto-juicio e inflexibilidad psicológica. Además, mostraban niveles más elevados de estrés cuando observaban el sufrimiento de los demás, y esto, paradójicamente, estaba relacionado con una menor empatía y una menor sensibilidad hacia dicho sufrimiento.
La fatiga por compasión, también conocida como desgaste por empatía o estrés por compasión, se suele confundir con algunos conceptos como traumatización vicaria, estrés traumático secundario y burnout (Rothschild, 2006).
El burnout o desgaste profesional, se trata más bien de una respuesta al entorno de trabajo cuyos síntomas principales se manifiestan mediante despersonalización, cansancio emocional y baja realización personal (Maslach, 1976), mientras que la fatiga por compasión es una respuesta a la situación de sufrimiento ajeno (Campos, 2015). Por tanto, aunque el burnout y la fatiga por compasión sean síndromes que puedan producirse dentro del ámbito de la salud, el burnout se deriva de las interacciones entre el profesional sanitario y su entorno; mientras que la fatiga por compasión de las interacciones entre el profesional y su paciente (García, 2017).
Síntomas de fatiga por compasión
- Psicológicos: son varios, y a menudo inadvertidos o no relacionados con este síndrome. Se manifiestan en forma de ansiedad, disociación, ira, trastornos del sueño y pesadillas, y sentimiento de impotencia.
- Somáticos: se manifiestan en forma de dolor de cabeza, aumento o disminución de peso, náuseas, mareos, pérdidas de conocimiento y, en algunos casos, dificultades auditivas.
- Psicosociales: marcados por el abuso farmacológico, abuso de sustancias, sobrealimentación, evitar o dedicar menos tiempo a los pacientes y la aparición de sarcasmo, cinismo e irritabilidad.
Abordaje terapéutico
La primera medida que hay que tomar contra la fatiga por compasión es la prevención.
Es importante reconocer el fenómeno emocional y la conciencia plena sobre los síntomas y los factores de riesgo individuales. El autoconocimiento no evitará sentir las emociones naturales por compasión, pero contribuirá a una mayor capacidad para afrontar la situación. Ello no implicará en absoluto la más mínima pérdida de humanidad en la relación con los pacientes y los propietarios, sino todo lo contrario.
Últimamente, se están implementando intervenciones basadas en mindfulness o atención plena, y se ha demostrado su eficacia para disminuir los niveles de fatiga por compasión. Mindfulness es una palabra inglesa que significa conciencia, atención y memoria; es observar la realidad tal y como es, así como también los propios procesos internos (físicos, emocionales y mentales), promoviendo una mayor auto-conciencia (Simón, 2011).
El bienestar de los veterinarios es uno de los temas más importantes que enfrenta la profesión, y como tal, requiere prioridad y responsabilidad.
Es clave comprometerse con el bienestar no solo de los animales, sino también con el propio bienestar.
Buscar el propio bienestar es fundamental, no solo para la salud y la felicidad individual, sino también, para garantizar el éxito de la práctica profesional.
Es importante que los profesionales busquen ayuda en sus colegas. Si ello no fuera suficiente es recomendable recurrir a ayuda especializada.