Ecología
El cambio climático potencia el conflicto entre humanos y vida silvestre
Si bien los seres humanos han convivido con la fauna terrestre y marina desde hace milenios, el cambio climático está intensificando el conflicto de esa relación básicamente al verse limitados los recursos naturales.
Desde siempre, los seres humanos han compartido con la vida silvestre elementos comunes para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, gradualmente se ha producido una invasión de unos sobre otros para tratar de sobrevivir.
El conflicto entre humanos y vida silvestre se refiere a las interacciones negativas entre las personas y los animales salvajes que tienen consecuencias para los humanos, la vida silvestre o ambos.
Cuando las poblaciones, tanto humana como de vida silvestre, aumentan su número y/o amplían sus áreas de distribución, a menudo se producen conflictos entre ambas. Esta conflictiva situación está viéndose potenciada por los efectos del cambio climático.
Se entiende por cambio climático a las alteraciones del clima en el mundo que pueden generar modificaciones como la acidificación de los océanos, el incremento del nivel del mar, el retroceso de los glaciares, la intensificación de eventos climáticos extremos (como inundaciones, sequías, tormentas, etc.), entre otras, alterando las condiciones ambientales necesarias para la vida y el desarrollo de las especies.
Hace años que el cambio climático, como consecuencia de sus efectos, viene provocando escasez de recursos obligando a las personas y la vida silvestre a compartir espacios cada vez más abarrotados. En consecuencia, el conflicto entre humanos y vida silvestre está aumentando en frecuencia y severidad, pero las complejas conexiones entre la dinámica climática, la dinámica ecológica y la dinámica social que contribuyen al aumento del conflicto aún no se han apreciado completamente.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que "es probable que el cambio climático afecte el conflicto entre humanos y vida silvestre de al menos tres formas: cambios en los patrones de distribución de las especies, cambios en el uso de la tierra por parte de los humanos y la imprevisibilidad de los eventos climáticos".
Está demostrado que los eventos climáticos agudos pueden causar cambios rápidos en la disponibilidad de recursos, impulsando fuertes respuestas de comportamiento y espaciales en animales y personas, llevando a una mayor co-ocurrencia y competencia. Pero además, otros factores socioeconómicos, como el cambio de uso de la tierra y los procesos demográficos como el aumento de las poblaciones humanas o los cambios en las poblaciones de depredadores y presas juegan un papel importante en la determinación de la frecuencia, escala, y distribución de conflictos.
El impacto del cambio climático en el ya conflictivo vínculo entre los humanos y la vida silvestre debe ser una preocupación mundial por la conservación y el desarrollo sostenible.
La UICN insta a la sociedad en su conjunto y a los gobiernos en particular a abordar la problemática para tratar de evitar los conflictos entre seres humanos y fauna silvestre, fomentando la coexistencia segura y beneficiosa, y considera que se pueden aplicar muchos de los principios de la adaptación climática a la gestión de conflictos sobre la vida silvestre, como se describe en su Declaración de Posición sobre el Conflicto entre los Seres Humanos y la Vida Silvestre.
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