La columna del Dr. Rubén Hugo Somoza
Evaluación de la infertilidad en la perra - Parte 1
La mayoría de las perras que son llevadas al médico veterinario para ser evaluadas reproductivamente, no tienen en realidad ningún problema reproductivo y podemos considerarlas perras saludables.
La infertilidad en la perra se debe más comúnmente a un manejo inadecuado de la reproducción que a una incapacidad para concebir.
Al evaluar la fertilidad debemos tener en cuenta que antes de poner en marcha una evaluación médica exhaustiva, es importante obtener una historia clínica y un examen físico completo para identificar cual puede ser la causa del supuesto problema que la perra podría tener. Para ello es indispensable completar una base de datos de rutina que nos ayuda a detectar enfermedades sistémicas que puede afectar la fertilidad.
Después de considerar historia, examen físico y base de datos mínima, los problemas de fertilidad se consideran más comúnmente en una de estas cuatro categorías:
1. Ciclos estrales anormales,
2. Ciclos estrales normales,
3. Falla en concebir,
4. Imposibilidad de llevar una camada a término.
Este sistema de clasificación ayuda a definir un listado de las posibles causas y realizar una evaluación sistemática de los posibles diagnósticos diferenciales.
La mayoría de las pruebas diagnósticas necesarias están disponibles para el médico veterinario de cabecera.
Antes de cualquier tratamiento para infertilidad, debe garantizarse una gestión sanitaria adecuada. El tratamiento específico para las causas más comunes de infertilidad se centra en el manejo apropiado del servicio.
La infertilidad en la perra se refiere a la incapacidad para concebir y llevar adelante una gestación que termine con el nacimiento de cachorros viables. La mayoría de las perras que son llevadas a un veterinario para una evaluación reproductiva son realmente saludables y fértiles.
La infertilidad percibida en la perra es más comúnmente debido a un manejo inadecuado de la reproducción en lugar de una verdadera incapacidad para concebir.
Las hembras examinadas por una sospecha clínica de infertilidad suelen presentar una amplia variedad de fracasos reproductivos históricos para el propietario.
Lo más frecuente es un historial de fallas en la concepción después de varios intentos de servicios, o falta de celos normales.
Antes de embarcarse en una evaluación médica exhaustiva y costosa, es importante tener un conocimiento específico de las aspiraciones del propietario.
Lo que muchas veces parece problemático para el propietario, es posible que no esté relacionado con una función endocrinológica o un comportamiento reproductivo anormal. Además, es valioso tener una apreciación de lo que realmente constituye subfertilidad o un rendimiento reproductivo anormal en el perro.
La perra normal promedio alcanza la madurez sexual mucho antes de los 24 meses de edad y comienza un ciclo estral una vez cada 4,5 a 10 meses.
Se observa una variación considerable en el intervalo de interestro entre las perras de diferentes razas.
Algunas razas, específicamente el perro Pastor Alemán, tienden a tener intervalos de interestro relativamente cortos y ciclos cada 4 a 5 meses sin infertilidad asociada.
Las razas africanas tienden exhibir estro una vez al año.
El ciclo estral canino consta de cuatro fases.
El Proestro es el período del desarrollo folicular y se caracteriza por aumento de las concentraciones séricas de estrógenos. Comienza con la aparición de sangrado vaginal, agrandamiento vulvar, atracción de machos y pero la perra no acepta la cópula.
El Proestro termina con la aparición de estro.
La duración media del proestro en la perra es 9 días. Sin embargo, se consideran normales variaciones de 2 a 25 días.
La disminución de las concentraciones séricas de estrógeno y aumento en suero de las concentraciones de progesterona estimulan la aparición del estro.
Durante esta fase del ciclo estral, la hembra permitirá la monta del macho para procrear. La duración media del estro es de 5 a 9 días. Sin embargo, variaciones de 1 a 20 días se consideran normales.
El estro termina cuando la perra se niega a aceptar la cópula, observación clínica que coincide con concentraciones plasmáticas de estrógenos que alcanzan niveles basales.
La concentraciones decrecientes plasmáticas de estrógeno y concentraciones plasmáticas crecientes de progesterona que estimulan el comportamiento del estro también desencadena un marcado aumento de la hormona luteinizante sérica (LH) de la pituitaria. El pico de LH es responsable de que la ovulación ocurra aproximadamente 48 a 60 horas después.
Los ovocitos liberados requieren un período de maduración de 48 a 72 horas antes de la fertilización.
El pico del período fértil ocurre de 4 a 5 días después de los niveles séricos de progesterona se elevan por encima de los valores basales, cuando los ovocitos liberados ya están maduros.
En nuestra experiencia, el servicio natural entre un macho y una hembra sanos, están asociados con las tasas de concepción que se acercan al 100%.
Con respecto a la inseminación artificial, se han reportado tasas de concepción tan altas como en el servicio natural, con la ventaja de la posibilidad de evaluar el semen del macho previamente a la inseminación.
El fin del comportamiento de estro y de la aceptación del macho coincide con un dramático cambio en la citología vaginal, de células epiteliales predominantemente superficiales a células parabasales intermedias. Es decir a una regresión de la citología vaginal a la del proestro tardío.
Los cambios abruptos tanto en el comportamiento como en la citología vaginal ocurren durante un período de 24 horas. Estas observaciones marcan mejor el inicio del diestro.
El diestrus comienza con el fin del comportamiento de estro y termina cuando la concentración de progesterona sérica vuelve a los valores basales.
Durante el diestro, el aumento de la concentración sérica de progesterona es mantenida por los cuerpos lúteos.
La función del cuerpo lúteo en la perra es independiente de la preñez. El perfil hormonal durante la gestación no difiere significativamente de lo observado en ausencia de preñez. Este fenómeno se conoce como "embarazo fisiológico o pseudopreñez" y ocurrirá después de cada ciclo ovárico si no hay preñez.
La pseudopreñez puede ser silente o estar asociada con signos clínicos.
Los signos clínicos de pseudopreñez no son comunes e incluyen comportamiento de nidación, desarrollo de las glándulas mamarias y lactancia asociados con niveles elevados de prolactina.
Este fenómeno representa una función ovárica e hipofisaria normal y, por lo general, no requiere tratamiento.
El anestro es la fase final del ciclo estral y ocurre cuando la luteólisis da como resultado una disminución de la concentración de progesterona sérica a niveles basales (menos de 1 a 2 ng / ml), generalmente después de aproximadamente 45 días.
El anestro es un período de descanso y reparación uterina entre ciclos ováricos.
El útero canino requiere 2 a 6 meses para completar la reparación endometrial, o "involución".
El inicio del anestro es difícil de identificar en la perra no gestante porque no hay signos clínicos de luteólisis.
La variación individual en la longitud del anestro influirá directamente en la duración del interestro.
Varios aspectos del ciclo estral canino son únicos y requieren una comprensión completa para una gestión reproductiva exitosa.
La concepción en la perra depende de la salud del macho y de la hembra, y de un manejo adecuado del ambiente úterino para la reproducción.
Se pueden manipular muchos factores que contribuyen al éxito reproductivo; sin embargo, es importante reconocer que algunos factores que contribuyen a la fertilidad, como por ejemplo ciertas patologías uterinas, pueden ser no o no tratables.
Por lo tanto, es razonable comprender que las expectativas reproductivas de una perra añosa (mayor de 8 años) son menores, debido a cambios predecibles que ocurren como consecuencia de la exposición repetida a estrógenos y progesterona que soporta el útero.
Las bajas tasas de concepción o la aparente incapacidad para llevar una camada a término pueden ser a consecuencia de una anomalía en la perra, en el perro, o en las técnicas de manejo reproductivas relacionadas con el servicio o la inseminación.
Esta manera de dividir las posibles causas de infertilidad en 4 categorías que se expuso más arriba, proporciona la base para la evaluación de la infertilidad en la perra y permite estructurar ordenadamente el enfoque clínico.
La evaluación de la historia clínica de la hembra y el macho, en conjunto con las técnicas de manejo utilizadas en los casos previos, nos ayuda a identificar el o los problemas relacionados con la fertilidad.
El examen físico y el diagnóstico añaden los detalles finales que permiten decidir la terapéutica y los cambios de manejo que se deben proponer.
La próxima semana seguiremos avanzando en este apasionante tema…