La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene como principal teoría que la COVID-19 saltó de animales a humanos por un huésped animal intermedio, aún desconocido. Algunos estudios sugieren que el virus se originó en los murciélagos herradura (Rhinolophus spp), y que posiblemente lo transmitieron a otras especies animales (aún desconocidas) antes de infectar a las personas.
Actualmente los científicos buscan la presencia del virus en animales y algunos de ellos no descartan la posibilidad de que cuando se haya suprimido la propagación comunitaria, un reservorio de SARS-CoV-2 en animales que deambulan libremente pudiera convertirse en una fuente de nuevos brotes, especialmente si el virus llegara a propagarse en animales salvajes, lo que haría que la situación resultara mucho más difícil de controlar.
“En teoría, el virus podría evolucionar a medida que circula entre los animales, posiblemente de formas que amenacen la eficacia de las vacunas o hagan que el patógeno sea más mortal e infeccioso para las personas”, explica Arinjay Banerjee, investigador de coronavirus en la Universidad McMaster en Hamilton, Canadá.
“El visón salvaje que dio positivo en Utah podría ser solo la punta del iceberg”, explicó Sarah Hamer, epidemióloga y veterinaria de la Universidad Texas A&M en College Station.
Los ojos de los investigadores también están enfocados en las 1.400 especies de murciélagos. Experimentos controlados han demostrado que algunas especies, como los murciélagos frugívoros (Rousettus aegyptiacus), pueden infectarse y transmitir la infección a otros murciélagos.

Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), el 60% de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas, es decir, se encuentran en primer lugar en otro animal. Este porcentaje sube incluso a 75% para las enfermedades infecciosas nuevas, según un estudio británico publicado en 2001, considerado una referencia en el tema.
Entre los agentes patógenos responsables de estas enfermedades, uno de cada seis sería un virus, un tercio una bacteria y otro tercio parásitos. El 10% son hongos microscópicos, indica este estudio.

Información pública del CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos), acerca de Covid-19 y los Animales (actualizada al 25 de marzo de 2021), dice que "Es poco frecuente que un animal infectado por el SARS-CoV-2 se lo contagie a una persona, pero que en algunas situaciones es más probable que una persona se lo transmita a un animal, sobre todo después de haber tenido contacto con una persona con Covid-19".
El CDC señala también que "Algunos coronavirus que infectan a los animales se pueden transmitir a las personas y luego entre las personas, pero esto es poco frecuente. Esto es lo que sucedió con el SARS-CoV-2, que probablemente se haya originado en murciélagos". Y agrega "Por el momento no hay evidencia de que los animales tengan un papel importante en la transmisión del SARS-CoV-2 a las personas. Con base en la información disponible, el riesgo de que los animales transmitan el COVID-19 a las personas se considera bajo. Es necesario realizar más estudios para entender si los diferentes animales podrían verse afectados por el SARS-CoV-2 y cómo".
En cuanto a las notificaciones de animales con infección por SARS-CoV-2, el CDC afirma "Sabemos que los animales de compañía, como los gatos y perros, los felinos más grandes de los zoológicos o santuarios, los gorilas de los zoológicos, los visones de criadero y algunos otros mamíferos pueden infectarse por el SARS-CoV-2, pero todavía no conocemos el total de especies animales que se pueden infectar. Se han notificado animales infectados por el virus en todo el mundo. La mayoría de los animales se infectaron después de estar en contacto con personas con COVID-19".