Desde la pandemia por el coronavirus las mascarillas o barbijos se hicieron muy populares. Casi no hay persona que no tenga una.

Las artesanales de tela son unas de las más comunes. Sin embargo, no todas han demostrado ser totalmente efectivas para evitar los contagios de coronavirus.

Países de Europa como Austria, Alemania y Francia han comenzado a exigir a la población el uso de mascarillas profesionales (del tipo FFP2), para acceder al transporte público, a los comercios o a cualquiera de los servicios administrativos.

Este tipo de mascarillas están diseñadas para evitar que cualquier patógeno pueda propagarse de una persona a otra a través de las partículas expulsadas por la nariz y la boca.

La variante británica del coronavirus circula ya en sesenta países, según los últimos datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ante el avance de esta nueva variante que se propaga con mucha más velocidad y eficacia, Europa se encamina al uso obligatorio de este tipo de protectores.

En Francia, por ejemplo, el Alto Consejo de Salud Pública, organismo que asesora al gobierno en temas sanitarios, recomienda evitar usar mascarillas de tela no homologadas y que en su lugar se utilicen dispositivos que filtren, al menos, un 90% de las partículas en suspensión.

No obstante lo que está sucediendo en Europa, la OMS sostiene que las mascarillas de tela siguen siendo tan efectivas como siempre. También frente a las nuevas variantes del coronavirus, Aunque el virus mute, el modo de transmisión es el mismo, por lo que el organismo no planea cambiar sus recomendaciones.