Biodiversidad
Especies animales exóticas invasoras: ¿Por qué es importante ocuparse de ellas?
Las especies animales exóticas invasoras representan la segunda causa de la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta y deben ser tratadas aplicando el principio de precaución establecido por el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica. (Artículo destacado de la edición N° 132 de la revista Vet Market)
Las especies animales se convierten en exóticas e invasoras, cuando tras haber sido trasladadas e introducidas por el ser humano más allá de sus límites naturales de distribución, consiguen establecerse y avanzar en los nuevos ambientes, generando impactos severos sobre la diversidad biológica, la cultura, la economía y la salud pública.
Una vez detectada la invasión, su control y erradicación son costosos y no siempre posibles, por lo que identificar los invasores potenciales y evitar su establecimiento es el mejor camino para frenar un problema que se incrementa al mismo ritmo que la globalización.
La presencia de especies exóticas invasoras introducidas por la producción forestal y agropecuaria, la acuicultura, el transporte relacionado al comercio y turismo, la importación para la cría de mascotas y la importación como especies ornamentales, constituye una de las amenazas más significativas para la conservación de la diversidad, la salud pública y la preservación de los recursos naturales y los servicios ecosistémicos asociados.
La biodiversidad o diversidad biológica es, según el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica, el término por el que se hace referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre el planeta y lo que sucede con los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones de años de evolución según procesos naturales y también de la influencia creciente de las actividades del ser humano.
Problemática en Argentina
La República Argentina cuenta con una rica biodiversidad que se manifiesta en 18 variadas ecoregiones, incluyendo ambientes antárticos, selvas tropicales, ecosistemas áridos de estepa y de montaña, ambientes marinos costeros y pastizales templados, entre otros.
Es importante mencionar que no todas las especies introducidas se vuelven invasoras. Sin embargo, el impacto de las que consiguen invadir es con frecuencia muy significativo y varía en función de la especie y del hábitat. Las actuales tendencias de globalización del comercio internacional y las consecuencias del cambio climático permiten prever que el problema de las invasiones biológicas aumente en gravedad en el futuro cercano.
Existe un proyecto denominado Fortalecimiento de la Gobernanza para la Protección de la Biodiversidad mediante la formulación e implementación de la Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (ENEEI) (GCP/ARG/023/GFF) que es coordinado a nivel nacional por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (MAYDS), que cuenta con financiamiento parcial del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y se encuentra bajo la asistencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como agencia de implementación.
El Sistema Nacional de Información sobre Especies Exóticas Invasoras, que forma parte de la ENEEI, se compone de cinco bases de datos interrelacionadas que contemplan el registro actualizado y validado de 654 especies de plantas, animales, vertebrados, invertebrados, algas y hongos exóticos, además de proyectos, bibliografía y especialistas.
Ingreso de especies animales exóticas invasoras
La mayoría de estas especies son introducidas por el hombre, ya sea de manera intencional como accidental. Muchas de ellas para la producción, criaderos, cotos de caza, acuarismo, comercio de mascotas, entre otras.
A lo largo de su historia, la humanidad ha transportado miles de especies más allá de sus áreas naturales de distribución, pero con el avance del transporte, el movimiento del ser humano por todo el planeta aumentó notablemente.
Las formas o los materiales con los que estas especies son transportadas se llaman vectores. Por ejemplo, el agua de lastre de los buques es el vector que ha permitido el establecimiento del mejillón dorado (Limnoperma fortunei) en Argentina. También lo son los cascos de los buques y los barcos más pequeños, la tierra, los animales, la madera y otros materiales utilizados para embalar, el equipo de pesca o de buceo, la basura, la maquinaria, los neumáticos de los vehículos y muchos otros.
Trabajo focalizado sobre especies exóticas invasoras
La ENEEI aprovecha situaciones de invasión en distintas áreas geográficas, diferentes ambientes, con especies de distintos grupos (algas, animales, plantas), en distintos estadios de invasión (antes de llegar, recién llegadas, en expansión, ampliamente distribuidas) y con características particulares (especies que afectan la salud, especies carismáticas, especies que amenazan valores culturales, especies que afectan la economía, especies sujetas a actividades de cría, etc.).
Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, por medio del Sistema Nacional de Información sobre Especies Exóticas Invasoras, fueron detectadas más de 650 especies invasoras en la Argentina.
Ejemplo del daño que pueden causar las especies animales exóticas invasoras – El Castor
Un ejemplo de las especies que hacen mucho daño en el ecosistema es el Castor (animal que ilustra la presentación de esta nota).
El castor (Castor canadensis) fue introducido en el año 1946 en la Isla Grande Tierra del Fuego, alcanzando una distribución rápida en este territorio insular argentino y chileno, y colonizando luego la península Brunswick, en el territorio continental de Chile.
La población actual de la especie se estima en 100.000 individuos y los efectos dañinos incluyen la destrucción de árboles por anillado e inundación de bosques de Nothofagus, así como la modificación de la dinámica de nutrientes del bosque.
El castor ha generado disminución en la biomasa y volumen de los bosques, especialmente de los clasificados como bosques de protección por estar asociados a cursos de agua, un impacto difícilmente recuperable de manera natural.
La especie también tiene un impacto serio en los servicios ecosistémicos de las turberas, los cuales tienen un rol sustancial en la regulación de cuencas, en el sustento a la biodiversidad y por su contribución global en la retención de carbono.