Botsuana – África
Se develó la causa de la muerte de más de 300 elefantes
La causa de la muerte de cientos de elefantes en Botsuana, entre los meses de mayo y junio, era un misterio. Ahora se sabe que las responsables de ese desastre fueron las cianobacterias o algas verde azuladas presentes en el agua.
La muerte de 330 elefantes, entre los meses de mayo y junio en Botsuana, había sorprendido al gobierno de ese país africano que no había podido hallar las causas hasta ahora.
Botsuana es un país del sur de África que tiene un paisaje definido por el desierto del Kalahari y el delta del Okavango, que alberga un tercio de la población de elefantes en declive de toda África.
Este lunes se supo que la causa de esas muertes fue la ingesta de "cianobacterias", también conocidas como "algas verde azuladas".
Los científicos advierten que el cambio climático puede hacer que estos acontecimientos, conocidos como floraciones tóxicas, sean más probables, porque se favorecen del agua caliente.
Los hallazgos se producen tras meses de pruebas en laboratorios especializados en Sudáfrica, Canadá, Zimbabue y Estados Unidos.
Muchos de los elefantes muertos se encontraron cerca de charcas de agua, pero hasta ahora las autoridades habían dudado que las bacterias fueran las culpables porque estas aparecen en los bordes de los estanques y los elefantes tienden a beber de la parte media.
Las muertes "cesaron a fines de junio de 2020, coincidiendo con el secado de los estanques de agua", según información de la agencia AFP.
Cianotoxinas y salud
Las cianobacterias pueden producir una amplia gama de toxinas (cianotoxinas). Este es tal vez el mayor peligro asociado a los eventos de floraciones donde se acumulan miles de millones de células que liberan toxinas. Las toxinas que producen son nocivas para los animales y para el ser humano. Por esta razón, la potabilización de agua contaminada con cianobacterias requiere de la implementación de tratamientos costosos como la aplicación de carbono activado para su descontaminación.
Las cianotoxinas más frecuentes son hepatotoxinas (microcistinas) y neurotoxinas (saxitoxinas), que producen daños hepáticos y neuronales respectivamente. Los efectos son diversos y los más comunes incluyen trastornos hepáticos o gastrointestinales como vómitos, diarreas y cefaleas.
También generan irritaciones de diverso tipo en la piel y en mucosas. Es frecuente que estos síntomas se confundan con otras enfermedades a la hora de realizar un diagnóstico ya que no son específicos. En casos extremos se puede llegar a la muerte, incluso en pocos días.