Ecología y medio ambiente
La fauna en Chernóbil a 34 años del accidente nuclear
El accidente en la central nuclear de Chernóbil produjo un impacto catastrófico en la población humana, pero también en la fauna y en la flora. Una de las zonas más afectadas por la radiación fue el bosque de pinos donde muy pocos animales sobrevivieron.
La explosión producida el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin en Chernóbil, ubicada en el norte de Ucrania, ha sido considerada el más grave accidente entre las grandes catástrofes medioambientales de la historia.
El accidente emitió unas 400 veces más radiación que la liberada por la bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima (Japón) en 1945.
Alrededor de la central nuclear se creó una zona de exclusión de la que se evacuaron unas 350.000 personas. Los evacuados nunca regresaron a sus hogares y hoy el área sigue vetada al ser humano.
El accidente tuvo un gran impacto sobre la población humana, aunque no existen cifras claras sobre las pérdidas de vidas humanas. También fue muy fuerte el impacto inicial sobre la fauna y la flora.
Una de las zonas más afectadas fue el pinar ahora conocido como "bosque rojo", donde producto de la alta radiación los pinos murieron al instante y todas las hojas se volvieron rojas. Los animales también fueron víctimas a altos niveles de radiación.
Por las consecuencias devastadoras de la radiación se estableció una zona de exclusión de 4.700 km2 suponiéndose que se convertiría durante siglos en un desierto para la vida.
Sin embargo, 34 años después del accidente, en Chernóbil viven muchas especies animales tales como, caballos de Przewalski (caballos silvestres), linces, lobos, ciervos, alces, osos y bisontes, entre otros. También unas 200 especies de aves.
En marzo de 2019 se realizó una importante reunión de investigadores de varios países en Portsmouth, Inglaterra. Allí, se presentaron resultados sobre estudios sobre grandes mamíferos, aves nidificantes, anfibios, peces, abejas, gusanos, bacterias y la descomposición de las hojas.
Las conclusiones de los estudios determinaron que en la actualidad la zona de exclusión alberga una gran biodiversidad sin efectos negativos de la radiación sobre la fauna y la flora de Chernóbil.
Los estudios determinaron que sí se produjeron algunos efectos negativos de la radiación a nivel individual, como por ejemplo en algunos insectos, que parecen vivir menos y estar más afectados por parásitos en zonas de radiación alta. Se ha observado también que algunas aves presentan daños en su sistema inmune, aumento de albinismo y alteraciones genéticas. No obstante estas alteraciones no afectarían el desarrollo de las poblaciones.
Los investigadores consideran que ausencia general de efectos negativos de la radiación sobre la fauna de Chernóbil podría deberse a que los organismos vivos podrían ser mucho más resistentes a la radiación de lo que se preveía y/o que las especies podrían estar empezando a mostrar respuestas adaptativas que les permitieran vivir en zonas contaminadas sin sufrir efectos negativos. Además, la ausencia de humanos en la zona podría estar favoreciendo a muchas especies, en especial a los grandes mamíferos.
Los investigadores consideran que Chernóbil se ha convertido en un laboratorio natural para el estudio de la evolución en ambientes extremos.
En 33 años del accidente, Chernóbil ha pasado de considerarse un desierto para la vida a ser una zona de interés para la conservación de la fauna.
El dresurgimiento de la fauna en Chernóbil lleva a reflexionar sobre el impacto de la presencia humana sobre los ecosistemas naturales, que sin actividad humana, incluso con contaminación radiactiva, la fauna prospera.